VALÈNCIA. Las pinturas orgánicas son una realidad desde hace años y cada vez son más las empresas que optan por emplear este tipo de acabados pues, al carecer de sustancias dañinas y derivados del petróleo, su impacto es mucho menor en el medio ambiente. Un tipo de barniz que ha dado un gran salto, pasando de emplearse en interiores y muebles a hacerlo en el exterior y en un ámbito inusual: las Fallas. Un paso al frente realizado por la comisión de Convento Jerusalén - Matemático Marzal al emplear para embellecer su monumento pinturas 100% orgánicas y de cero emisiones.
Un hito realizado de la mano de la empresa de barnices Renner, que se ha sumado como socio tecnológico de la comisión de Convento Jerusalén - Matemático Marzal para mandar un mensaje: Las Fallas deben usar materiales más respetuosos con el medioambiente. Y es bajo esa idea que ha donado a la falla su línea de barnices Pure Bio Coatings, que se alzan como una alternativa a las pinturas convencionales al no llevar metales pesados y estar formulado con sustancias de origen vegetal.
A grandes líneas, la pintura ecológica se elabora a partir de resinas, aceites vegetales, plantas de tinte u otros pigmentos naturales, lo que hace que su impacto ambiental disminuya y sea muy inferior al que produce la pintura convencional. Además, al no incorporar sustancias perjudiciales ni dañinas para la salud, como pueden ser los biocidas, los plastificantes o los productos sintéticos derivados del petróleo, su uso es mejor para la salud