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TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

Plan del Cabanyal: enmienda a la totalidad

2/04/2019 - 

 

Vicent Sarrià, principal artífice y defensor del Plan Especial del Cabanyal (PEC) junto a los arquitectos Gerardo Roger y Luis Casado, no repetirá como concejal. Las primarias del PSPV-PSOE en la ciudad de Valencia no lo dejaron bien parado y su marcha del ayuntamiento abre las puertas a una gran modificación del PEC, según fuentes de su propio partido. Es un secreto a voces que el plan de Sarrià ha caído como un jarro de agua fría en un amplio sector del PSPV-PSOE y en sus socios de Compromís y Podem, pese a la aprobación en el pleno municipal. El PEC representa, además, un grave contratiempo político, en víspera de elecciones. Desde luego Sarrià tampoco debió sentirse respaldado en la presentación pública del plan en el El Musical, a la que sólo acudió Glòria Tello, pero no como concejala, sino como vecina y miembro de Salvem, según reconoció. Las ausencias, muy notorias, no pasaron desapercibidas para nadie.

El 15 de abril finaliza el plazo de alegaciones, que se presumen numerosas y de enjundia. Aparte de vecinos a título individual, dos grupos organizados trabajan en ello: por un lado la Associació de veïns y Salvem el Cabanyal presentaban el lunes un avance de sus alegaciones, con sonadas correcciones entre las que destaca la exigencia de la reducción de alturas. Por otro lado están los colectivos que han organizado una asamblea en el Ateneu Marítim para exponer su visión, mucho más crítica.

El PEC representa una transformación profunda de la fisonomía urbana y social del Cabanyal y, por tanto, de entrada, una cierta amenaza para su patrimonio y para sus vecinos. Las coordenadas, de hecho, del nuevo conflicto que se ha generado son esas dos, de las que se derivan sendas cuestiones: ¿es el PEC una herramienta útil para la preservación patrimonial del Cabanyal? ¿Será capaz de modular una transformación social –gentrificación, turistificación– de tal entidad que podría acabar expulsando a los vecinos? De entrada, la respuesta es decepcionante: el PEC no se ha diseñado ni para lo uno ni para lo otro, y el futuro que esboza no se parece en nada a un Cabanyal de casas bajas, vida tranquila y vecinos que se conocen; algo realmente grave, tras tres décadas de lucha contra el PP y su plan de prolongación de Blasco Ibáñez, que pretendía transformar el Cabanyal en un barrio residencial para las clases pudientes del cap i casal.

El peligro de la especulación

La base del PEC –el argumento principal de sus impulsores– es construir mil viviendas nuevas en bloques residenciales para, con las ganancias de las de renta libre, poder financiar las sociales y dotacionales. Este mismo objetivo se podría conseguir con una volumetría y un impacto mucho menor, evitando además lustros de molestias, obras, camiones, contenedores de escombros, polvo y ruido. Por ejemplo: bastaría la plusvalía de vender 100 solares municipales para rehabilitar las 400 casas del ayuntamiento y destinarlas a viviendas sociales y dotacionales. ¿Por qué, entonces, se nos ha machacado que es necesaria esta volumetría que atenta, abiertamente, contra la trama histórica tradicional del Cabanyal, rompiendo la estructura de graella en plano, y pervirtiendo su fisonomía en altura? ¿No sería más natural, en caso de necesidad de obra nueva, ampliar la retícula con su actual estructura, tanto en plano como en altura?

Es posible que la respuesta esté en el interés permanente que el Cabanyal ha suscitado, desde hace décadas, entre quienes anhelaban convertirlo en una primera línea de la playa de Miami, sueño confesado por Rita Barberà. En esa línea, muchos se preguntan aun cómo es posible que se permitiera la construcción del actual hotel de Las Arenas sobre el solar del derribo de aquel extraordinario balneario modernista.

El Plan del Paseo Marítimo, precuela del PEC

Muchos se preguntan también cómo es posible que hoy se haya autorizado la construcción de una finca de 4 alturas más buhardilla en segunda línea de playa, en Eugènia Vinyes. Para entenderlo hay que remontarse a finales de 1990 y principios de 1991, cuando Clementina Ródenas (PSOE) estaba a punto de dar el relevo a Barberà (PP) como alcaldesa de Valencia. El PSOE (con Miguel Albuixech como concejal de Urbanismo) impulsó y aprobó el denominado Plan Especial del paseo marítimo de Valencia que regulaba la construcción del paseo y de su entorno. Se preveían 3 alturas en primera línea y 4 en segunda en la mayoría de las parcelas. Aquel plan, tan aberrante como éste, sigue vigente, aunque escasamente desarrollado pues había diversos problemas legales: concesiones históricas del ayuntamiento, licencias, edificios protegidos, etc.

La letra pequeña que regulaba la edificación impedía a los propietarios ser promotores de sus viviendas (si la casa no tenía un mínimo de metros de fachada no se podía reconstruir) y no dejaba otra opción que vender a constructores que pudieran abordar proyectos residenciales, pactando con el ayuntamiento que es el propietario del suelo. En resumen: todo el espacio del paseo que queda fuera del PEC está condenado a convertirse en una zona residencial en altura que nada tiene que ver con el Cabanyal. Ni María Oliver, como responsable de todo este patrimonio municipal, ni Sarrià ni los redactores del plan han considerado la necesidad de incluir toda esta zona en el PEC para revisar la protección de edificios singulares e históricos y racionalizar la edificabilidad proyectada en su día. La tradicional playa del Cabanyal podría acabar pareciéndose mucho al Miami soñado por Barberà, algo que ella, seguro, jamás hubiese creído que surgiría de un ayuntamiento de izquierdas.

Consell Valencià de Cultura y Síndic al rescate

El CVC no suele meterse en jardines si no lo tiene muy claro. El mensaje a los impulsores del PEC, advirtiendo del exceso constructivo y de la escasa atención al patrimonio, es inequívoco. El Síndic de Greuges, por su parte, recuerda que la prioridad debe ser garantizar la calidad de vida de los vecinos. Ambas instituciones, de ámbito autonómico, han confirmado con sus informes  algo que ya se sospechaba: el PEC deberá cambiar sustancialmente para que la Generalitat pueda bendecirlo, sin riesgo de incurrir en prevaricación.

Un Cabanyal para el futuro

Pese a las dificultades técnicas, se prevé un alud de alegaciones. Son evidentes, además, las negociaciones sotto voce (aunque publicitadas en twitter) de la asociación de vecinos y Salvem para edulcorar el plan; y las presiones políticas internas del propio govern de la Nau para evitar lo que muchos de ellos consideran una actuación impropia de un gobierno de izquierdas. A ello se suman las regañinas del CVC y del Síndic.

Lo honesto sería aceptar la enorme decepción que ha representado el PEC para la ciudadanía y ganar tiempo para reformularlo desde el principio, durante la próxima legislatura, con otras prioridades, las que debe marcar un gobierno progresista. Hay que buscar, además, fórmulas de consenso reales con los vecinos (las ficciones de participación ciudadana no sirven). Dar marcha atrás y reconocer errores no es fácil. Y en política es casi un anatema. A pesar de la grandeza del gesto.

En cualquier caso el plan de ninguna manera se va a aprobar en esta legislatura. El gran número de modificaciones previstas y su entidad obligan a una nueva exposición pública y otro periodo de alegaciones, con lo cual no habrá tiempo material de cerrar el proceso antes de elecciones. Las circustancias, en definitiva, van a dar una oportunidad al tripartito, si repite gobierno, de partir de cero y replantear muchos aspectos, con el artífice del plan, Vicent Sarrià, en Madrid, ajeno ya a su devenir.

Es posible que pese a todo ello acaben por imponerse la gentrificación, la especulación y la turistificación en su peor versión, ya que el Cabanyal es un bocado demasiado apetitoso como para dejarlo escapar y la presión es enorme desde hace décadas.

Pero también podría suceder que vecinos, colectivos y políticos estén a la altura del momento histórico y reconviertan un PEC innecesario y excesivo en un proyecto respetuoso para el patrimonio y los vecinos, que podría convertir el Cabanyal, a medio plazo, en una de las joyas más preciadas de la ciudad de Valencia.

Foto: KIKE TABERNER

600 viviendas de renta libre 'ocultas' en el PEC

Hay un epígrafe en el PEC dedicado a los "programas de actuación aislada". Uno de ellos es el del bloque de Portuarios, en el Clot, pero existen tres unidades ejecutivas más en las orillas del PEC, de las cuales apenas se ha hablado y que nunca se han incluido en los resúmenes ofrecidos por los autores o por la prensa.

Son las unidades de Tarongers (solar al oeste del tanatorio), de Blasco Ibáñez (solar al oeste de la estación del Cabanyal) y DE Benigànim (solar junto a la estación de Marítim-Serrería). En los tres se combina el uso residencial y las zonas verdes, con una edificabilidad total equivalente a 425 viviendas de 80 m2 de renta libre y 175 apartamentos de 50 m2 (residencia de estudiantes), repartidas en bloques de 6, 8 y 10 alturas. Cuando Sarrià, Casado y Roger se referían al sacrificio de construir viviendas de renta libre para financiar viviendas sociales, nunca mencionaron estos edificios ni las posibles plusvalías, si es que están previstas.

Mañana: 'Las alegaciones al plan del Cabanyal de un vecino cualquiera'

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