TURISMO EN CASTELLÓN

Plana de l'Arc: los nuevos destinos turísticos son pueblos de toda la vida

Siete municipios del Norte de Castellón se unen para reivindicar la riqueza de su patrimonio, costumbres y despensa. Bienvenido al turismo artesano, respetuoso y sin prisas

17/12/2020 - 

En Castellón hay una riqueza inmensa, y todavía estamos por descubrirlo. Dentro de la comarca de la Plana Alta, una agrupación de municipios se ha propuesto poner en valor sus virtudes, y así es como Plana de l'Arc se ha convertido en una nueva marca turística. Toma su nombre del arco romano del siglo II que se encuentra en mitad del territorio. Una planicie que no supera los 300 metros de altura, aunque tiene vistas al macizo de Peñagolosa, y está envuelta de cadenas montañosas, que a su vez protegen la zona de las inclemencias meteorológicas Así es como crece el olivo, el almendro y la vid. Y se potencia el paisaje, la tradición y la gastronomía.

Los siete municipios que componen el conglomerado son Cabanes de l'Arc -en cuyas afueras se encuentra el citado monumento romano- Villafamés, Benlloc, La Vall d'Alba, La Torre d'en Doménec, Coves de Vinromà,  y Vilanova d'Alcolea. Cada cual con sus propios puntos de interés, sus costumbres y sus festividades. En conjunto, una franja al Norte de Castellón de la Plana, capital de provincia, de la que todavía desconocemos casi todo y que a partir de ahora puede sorprendernos con su modelo y su eminente apuesta por el turismo slow. No interesa tanto sacar partido al sol y playa, sino a la montaña y el arraigo. Al trabajo artesano, el producto de calidad y el respeto por el entorno, en pueblos que llevan toda una vida practicándolo.


Hagamos el viaje muncipio a municipio. Descubramos que hay más allá del arco.

Siete destinos inmensos

  • Cabanes de l'Arc. La belleza de los vestigos romanos en mitad de la vasta planicie nos hace viajar en el tiempo. L'Arc de Cabanes pertenece al Tesoro Artístico Nacional y está envuelto de leyendas: cuentan que se construyó en una sola noche bajo la luz de la Luna y los moradores de estas tierras lo encontraron alzado al día siguiente, sin saber nada más acerca de su origen. Cierto o no, el caso es que Cabanes presume de otros atractivos patrimoniales: el portal de Sitjar, el horno gótico, el torreón vigía... Dos momentos buenos para visitar el municipio son junio, cuando se celebran las fiestas de Sant Pere y hay una romería hasta la playa de Torre la Sal, y noviembre, cuando la Feria de Sant Andreu reúne a más de de 200 expositores agroalimentarios, conciertos, showcookings y talleres, mientras se muestra el trabajo de los productores de Castelló Ruta de Sabor
  • Benlloc. En el mismo centro del Pla de l'Arc, y por tanto de la provincia de Castellón, se encuentra este nodo de caminos desde tiempos remotos. La Vía Augusta atraviesa el término de Norte a Sur y han aparecido restos arqueológicos diseminados junto a ella. Aljibes, balsas y fuentes salpican un paisaje donde hay numerosos olivos centenarios. Todos ellos son parte del legado patrimonial, que se completa con las construcciones religiosas de épocas posteriores, como la Iglesia parroquial de la Asunción, la Ermita de Loreto o la Ermita de l'Auditori. Dos pilares esenciales de Benlloc son la música y el vino, que vertebran su calendario de eventos. En verano, el municipio acoge el Festival Internacional de Guitarra Daniel Fortea -también el Feslloc en torno a la música en valenciano- y, a principios de noviembre, la feria de Verema (Viniterrania).
  • Villafamés. Uno de los pueblos más bonitos de la Comunitat. La singularidad de su paisaje, a medio camino entre la zona llana y las montañas envolventes, permite que el pueblo se eleve en parcelas y quede coronado por el castillo. La fisonomía actual es fruto de la evolución histórica, de modo que hay una parte antigua de concepción andalusí y una parte más moderna de concepción cristiana, con trazados más lineales. En definitiva, una villa amurallada en cuyo interior se conservan importantes monumentos, entre los que se cuentan edificios religiosos y casas palaciegas. También son muy llamativas las pinturas rupestres del yacimiento al 'Abric del Castell', que fueron descubiertas en los años 60 y declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco. Hay visitas gratuitas el último sábado de cada mes, para aquellos que quieran disfrutar de historia y naturaleza a la vez. 
  • La Vall d'Alba. Hasta 1925, este municipio perteneció, en calidad de aldea, al término municipal de Villafamés. De hecho, comparte muchas de sus cualidades. Por un lado, la suave orografía del paisaje, rodeado de cultivos mediterráneos y con un centro urbano que se abre al valle. Por otro, los monumentos religiosos, que son esencialmente ermitas y capillas. El patrimonio rural de la zona también incluye norias, o 'sénies', que servían como antiguos sistemas de regadío, con piezas de piedra y madera. Puestos a visitar Alba, mejor echar un vistazo al calendario de eventos, que está bien surtido. En abril, se celebra la Feria del Comercio, la Ganadería y la Agricultura; en mayo, está la romería de San Cristóbal; y en verano, hay fiestas desde julio hasta agosto, con numerosos actos taurinos en el programa -conocidos por muchos aficionados de la provincia como "los pequeños sanfermines" de la zona-. A ello cabe sumar las actividades deportivas y cicloturistas.
  • Coves de Vinromà. El Barranco de la Valltorta, cuya mayor parte transcurre por este término municipal, fue declarado Patrimonio de la Humanidad hace dos décadas y presume de numerosas cavidades donde hay pinturas rupestres. La Cueva Alta del Lledoner, la Saltadora, Cingle de la Ermita y otras tantas conforman uno de los conjuntos más ricos de la Comunitat en este tipo de manifestaciones. En su interior se representan escenas de caza con numerosos animales y la famosa figura del arquero, que es el símbolo del pueblo y de la Valltorta. Pero en cuestión de paisaje, este municipio tiene mucho más que ofrecer, gracias a la Morería y el resto de zonas que bordean el Río de San Miguel. Declarado microrreserva de flora por la Generalitat, este bello paraje ha sido y es testigo del paso de todas las civilizaciones que han poblado estas tierras.
  • La Torre d'en Doménec. Las distinguidas torres bajo cuya protección se alzaron las primeras viviendas de los agricultores, unidas al nombre de su fundador, han acabado por designar a este municipio de origen medieval. Al visitar Doménec, nos encontramos con un pueblo de típica arquitectura mediterránea, cuyas fachadas y balcones se adornan con plantas y flores, mientras que las plazas presumen de arbolada. Tiene una iglesia singular dedicada a Santa Quiteria y la ermita de La Mare de Déu de la Font. A su vez, la localidad está rodeada de campos fértiles para la agricultura, como el almendro y el olivo. Así que sus motivos de orgullo van más allá del patrimonio y se relacionan estrechamente con la riqueza de la gastronomía. Entre sus platos, tombet, olla, figues albardaes o pastissos.
  • Vilanova d'Alcolea. Hablando de riqueza; de almendros, olivos y vides; hablando de paisaje; llegamos a este municipio de la Plana de l'Arc. Con una zona arqueológica única, donde se han documentado restos de los siglos II y III, al lado de lo que fue la Via Augusta y la mansión de Ildum -de ahí el nombre-. El entorno del Paratge de l’Assut, junto con el Río de Vilanova, está declarado reserva de fauna silvestre, puesto que en sus aguas hay especies de anfibios únicas en Europa; y a él se suma el entorno de la partida Mas de Calaf. Como es de suponer, se come de escándalo, a cuenta de una repostería rica, con coquetes, pastissos, yemetes y almendraos. Y a todo ello se suma una disciplina muy especial: los trabajos de "llata", una suerte de trenzado de mimbre, que al parecer se remonta al neolítico, cuyos productos artesanales son muy apreciados en toda España.

Así que... slow

Hay mucho por descubrir, así que mejor si lo hacemos despacio. La firma Plana de l'Arc surge como marca turística, pero entendiendo que atraer gente hacia los municipios desconocidos es, en realidad, una cuestión de responsabilidad con el entorno natural, patrimonial y humano. Se trata de poner en valor la singularidad de estos municipios, para que perduren en el tiempo, pero sin llegar a alterar la esencia que tienen. De esto va el slow tourism, que propone viajar con tranquilidad, disfrutando del destino elegido, y por tanto integrándose en sus costumbres. Los siete municipios de los que hablamos constituyen parte de la riqueza de la Comunitat y hacen de la provincia de Castellón un enclave atractivo para cualquier visitante. Hasta la fecha, no nos habíamos dado cuenta, pero ya va siendo hora de fijarnos en lo nuestro. El nuevo turismo va de eso: de una mirada renovada sobre lo que siempre ha estado ahí. Toda la vida.