GANDIA. “¡Por fin podemos venir!”, exclama alegremente una chica al pisar la arena y dirigirse rápidamente al mar. Su grito es el sentimiento de quienes se han acercado hasta la Playa Nord de Gandia, que después de dos meses (se cerró el 13 de marzo) ha arriado la bandera roja para permitir el baño. El día no ha acompañado —hay bandera amarilla— pero aún así se veían las primeras sombrillas, niños jugando en la arena y algunos bañistas dentro del agua. Todos tenían ganas de poner sus pies a remojo y extender la toalla sobre la arena.
Un primer día de la fase 2 de la desescalada que ha transcurrido con total normalidad y en la que los primeros bañistas se han encontrado con carteles informativos, nuevos accesos a las playas y las duchas y lavapiés precintados. En palabras del concejal de Turismo de Gandia, Vicent Mascarell, la jornada ha transcurrido “con total normalidad” y de cara al futuro espera que la ciudadanía "acuda con mucha prudencia y haciendo caso de las recomendaciones del consistorio”.
El concejal de Turismo ha insistido en que ”Gandia es la primera playa de la provincia de Valencia en abrir los servicios de playa al 100%” y ha asegurado que "con la entrada de Gandia en la Fase 2, nos posicionamos como un destino seguro con una batería de propuestas que pretende hacer compatible el distanciamiento social con la actividad económica y turística”.
Como otros tantos bañistas han venido con sus mascarillas pero se las han guardado al ver que no había mucha gente y la distancia de seguridad se podía mantener. Quienes sí la llevaban insistían en la incomodidad que supone tener que llevar esta protección pero la seguridad es lo primero. “He venido con ella pero al ver que no había mucha gente me la he quitado”, comenta Rosa, vecina de Gandia.
A Rosa le acompaña su amiga Maria Elena. Ambas coinciden en afirmar que no temen ir a la playa en los meses de julio y julio porque “debemos tener precaución y adoptar las medidas de seguridad que se establezcan, como delimitar nuestro espacio con el kit de separación que ha anunciado el Ayuntamiento”. Igualmente, consideran oportuno que se dejen diez metros libres en la orilla de mar porque “así puedes pasear tranquilamente y no molestas a los que estén en primera de línea tomando el sol”. Es mediodía y ya se marchan pero aseguran que “mañana vendremos con la sombrilla”.
Eso sí, ya no pueden utilizar las duchas y los lavapiés porque están precintados con unas cintas para que nadie acceda a ellos. Una medida que se mantendrá durante toda la campaña estival para garantizar la salud de los bañistas y evitar contagios. Los cuartos de baño situados junto a los chiringuitos estarán abiertos, aunque en el primer día de playa en Gandia estaban cerrados.
Precisamente, los ocho chiringuitos situados en la arena abrían por primera vez el lunes 1 de junio. Lo hacían con la incertidumbre de no saber qué pasará y con todas las medidas de seguridad implantadas, como las cartas online a través de un código QR. “Seguramente que en las próximas semanas habilitemos un sistema de reservas, pero todavía es pronto porque no sabemos cómo va a ser la respuesta de las personas”, comentan desde el chiringuito Budha.
En este primer día de playa en Gandia también estaban operativos los servicios de vigilancia y socorrismo de Cruz Roja. Un dispositivo formado por cerca de 20 efectivos que controlarán la seguridad de los bañistas. Para ello, han incorporado a su riñonera, gel hidroalcoholico, guantes y mascarilla. “Si una persona viene a hablarnos y no lleva mascarilla se la daremos para garantizar la seguridad”, comenta la socorrista Ana Gómez sobre una de las medidas que se adoptan este verano.
Martina y Paco están sentados sobre las rocas del inicio de la playa. “Hemos estado toda la cuarentena en casa y teníamos muchas ganas de disfrutar del mar”, comenta el matrimonio. En cuanto a las medidas de seguridad, reconocen que son positivas porque “apelan a la responsabilidad de cada uno de nosotros”.
También tienen ganas de regresar a Madrid porque vinieron el 10 de marzo a Gandia y debido al estado de alarma se tuvieron que quedar en su segunda residencia. “Han sido unos meses muy duros porque nos han enviado mensajes y criticado, pero nosotros vinimos antes de que esto ocurriera porque cada año pasamos aquí las Fallas”, comentan casi angustiados.
Por el contrario, la restauración todavía no tiene clara la medida por falta de información: “Sabemos lo que se ha publicado en la prensa pero todavía no sabemos cuándo estará en marcha y hasta cuantas mesas podremos instalar en la terraza”, expresa David Pellicer, del restaurante Aqua Marina. De todas maneras, sostiene que “las medidas anunciadas son positivas porque está siendo un año muy complicado para la hostelería”.