VALÈNCIA. Aunque Podemos había advertido en numerosas ocasiones que no estaba en condiciones de apoyar los Presupuestos dado que querían que sus exigencias tuvieran acogida en el anteproyecto de ley de las cuentas autonómicas del próximo ejercicio, la decisión que tomó la formación morada este viernes y que Antonio Montiel anunció a media mañana en la tribuna del hemiciclo de Les Corts pilló desprevenido al Consell. Ni PSPV, ni Compromís esperaban que el partido de los círculos fuera a abstenerse en las enmiendas a la totalidad presentadas por PP y Cs para que la ley de Acompañamiento de 2018 fuera devuelta al Gobierno valenciano.
Esta decisión ponía en riesgo que la norma saliera adelante. Mientras la suma de los diputados de los populares y la formación naranja situaba los votos a favor en 40 escaños, los 42 parlamentarios de PSPV y Compromís que votarían en contra habrían bastado para que no peligrara. Sin embargo la ausencia de Teresa García (Compromís) y Fernando Delgado (PSPV) proyectaba un empate en el marcador. Aunque ambos solicitaron a la presidencia de la Cámara poder ejercer el voto telemático el día previo al debate, la Mesa no se reunió minutos antes del pleno y, por lo tanto, no quedaron validados para ejercer su derecho a voto.
La tensión se respiraba y tal coyuntura obligaba a PSPV y Compromís a buscar adeptos para conseguir dar luz verde a la ley: la postura de los cuatro ex de Ciudadanos -Alexis Marí, David de Miguel, Domingo Rojo y Alberto García- resultaba clave para sacar adelante el objetivo. "Vendeos caro", llegó a espetarles la líder del PPCV, Isabel Bonig, en los pasillos contiguos al hemiciclo. Los whatsapps de PSPV, Compromís y miembros del Consell solicitando apoyo a los no adscritos no cesaron hasta el momento de la votación.
Reuniones fuera y dentro del hemiciclo, cuchicheos, caras de preocupación... La emoción para la oposición y la angustia para el Consell estuvo presente a partes iguales hasta el último minuto. La diputada Belén Bachero no pudo votar telemáticamente, con lo que dejaba en desventaja al Botànic. Pero la ausencia del popular Manuel Pérez Fenoll en el minuto del sufragio, devolvía el aire a los pulmones de los miembros del ejecutivo valenciano, dado que hubiera existido un empate y una segunda votación en la que posiblemente Bachero hubiera podido participar telemáticamente.
No obstante, el escrutinio se resolvía finalmente con 43 votos en contra de la enmienda de PP y C's y 39 a favor, evidenciando que se había logrado entendimiento entre los partidos del Gobierno valenciano con Marí y los suyos; una circunstancia que quizá vuelva a ser necesario en próximas citas.
La alineación, con Podemos absteniéndose y situándose indirectamente del lado de la oposición, y no del Consell, resultaba inédita. Y más tratándose de la cuestión que se debatía, que no era insignificante. Los morados quisieron hacer valer con este desmarque sus votos como advertencia a un ejecutivo que gobierna con 42 diputados en Les Corts y que contó con las abstenciones necesarias para investir a Ximo Puig president de la Generalitat. De hecho, así se pronunció el exsíndic morado, Antonio Montiel en su intervención en la que fijó la postura que adoptaría su grupo: "Contra la prepotencia del poder es necesario un tanto de humildad. La soberbia es muy mala para gobernar en minoría. Recuerden que no tienen mayoría".
La jugada del partido de los círculos para hacerse oír, sin embargo, ha sido arriesgada. Una demostración de fuerza que ha supuesto un punto de inflexión con los socios del Botànic. Con el período de enmiendas parciales aún sin empezar -se trata del momento donde se negocian y se transaccionan las distintas iniciativas de los grupos-, Podemos quiso reaccionar de forma muy contundente para dar un golpe de efecto al Consell, molestos por las formas de negar sus propuestas por parte del ejecutivo valenciano y, especialmente, por parte de la rama socialista, que negó la implantación de una tasa turística en 2018 e incluso 2019. "No nos gustan las líneas rojas, y a nosotros se nos ha puesto ahora mismo una línea roja diciendo que de esto no se habla", dijo este jueves el diputado podemita David Torres al respecto.
En Podemos optaron este viernes por la estrategia del todo por el todo. Y las consecuencias han sido negativas, ya que el bipartito salvó -con apuros, eso sí- la papeleta gracias al voto afirmativo de los no adscritos.
Ahora bien, no posicionarse en contra a la enmienda a la totalidad presentada por populares y naranjas por no ver satisfechas sus peticiones y por considerar que los partidos del Botànic han tenido menor predisposición a negociar, conllevaba rechazar de manera implícita todo un paquete de cuestiones que sí que están incluidas en el Acuerdo del Botànic como la reversión de Ribera Salud. No lo está, sin embargo, la tasa turística que Podemos exige. Ni en el pacto primigenio, ni en la ampliación hecha a principios de este año. Aunque otra de las demandas de los morados para pactar, el sistema de envases SDDR, sí que está recogida en el Botánico pero genera rechazo en la pata socialista del Consell.
La sola posibilidad de que la norma fuera tumbada enfadó al bipartito, como se pudo ver en las horas sucesivas con algún mensaje en Twitter de cargos de Compromís. Con toda la fase de negociación de las cuentas del 2018 aún pendiente, las relaciones entre Consell y su socio parlamentario están en fase de congelación. El golpe sin efecto alguno de este viernes ha enrarecido los vínculos con los valencianistas y las afirmaciones de que no están "dispuestos a que los conflictos internos del PSOE perjudiquen las grandes reformas que necesita esta comunidad", son el aviso de una fractura más honda de lo que parecía con los socialistas.
"Las diferencias internas de este Consell impiden desarrollar políticas más ambiciosas", censuró Montiel mirando a la bancada de los del puño y la rosa. Sus palabras apuntaban a los temores del PSPV de que cuestiones como la tasa turística o el sistema de reciclaje de envases SDDR puedan, a dos años vista de los comicios, ser un lastre electoral. Lo mismo que, a juicio de la nueva estrategia de Podemos, creen que les podría pasar a ellos con sus potenciales votantes en caso de no conseguir implantarlas con su presión. El invierno ha llegado antes de hora para las fuerzas que sustentan la Generalitat Valenciana.