El voto de junio pone en peligro a Macron pero el escenario más temido por los mercados parece probable, a juicio del economista de Saxo Bank
MADRID. "No existen desacuerdos entre el ministro de economía y yo, y es por una sencilla razón, yo decido y él ejecuta lo que decido". Jacques Chirac, 14 de julio de 2004. En nuestra opinión, podemos sacar 5 conclusiones principales de la primera vuelta de las elecciones francesas:
Emmanuel Macron va a ser el próximo presidente de Francia. Por ahora, los sondeos de opinión estiman que puede ganar con un 60% de los votos, frente a Marine Le Pen con un 40%. Pero esta cifra puede cambiar en la recta final.
Es un punto de inflexión y aún no se ha valorado en el mercado. Podríamos ver nuevas tensiones que afectarían a la economía francesa e incrementaría el bono francés. Sin embargo, la alianza anti-Le Pen entre los demás partidos, a pesar de profundas dudas, debería llevar a Macron a la presidencia.
Sería un error, por lo tanto, comparar el porcentaje de votos que Emmanuel Macron podría obtener con el porcentaje conseguido por Jacques Chirac en 2002 (en la segunda vuelta contra el padre de Marine Le Pen, Jean-Marie, anterior líder del FN). En la actualidad, debemos tener en cuenta que la crisis financiera de 2007 y la estrategia de "dédiabolisation" ("desmonización") desarrollada por el FN desde 2011 han permitido al partido de Le Pen aumentar considerablemente su base electoral.
Marine Le Pen no va a poder romper las barreras. Después de conseguir 7,7 millones de votos en la primera vuelta, y en base a una participación del 81.5% en la segunda vuelta (que es el porcentaje medio observado desde 1958, año desde el que las elecciones presidenciales francesas se votan por sufragio universal directo), el FN necesitaría 10 millones de votos adicionales para ganar.
Este escenario parece imposible teniendo en cuenta las intenciones de voto. Por lo tanto, y siguiendo los sondeos de opinión, la candidata de extrema derecha probablemente se quede corta por entre 2 y 3 millones de votos, cifra que le alejaría del 50%.
La única gran incertidumbre es el ratio de abstención, que puede ser mayor a la media habitual del 20%. Sin embargo, Le Pen necesitaría una participación histórica muy baja (alrededor del 50%) para poder amenazar seriamente a Macron.
En este supuesto caso, Le Pen necesitaría únicamente 12 millones de votos para ganar. Una caída tan importante del volumen de participación es muy poco probable, teniendo en cuenta que la cifra más baja registrada desde 1958 ha sido del 68,85% en 1969.
La pregunta fundamental para Francia es si Macron va a tener la mayoría parlamentaria necesaria para ejecutar su programa reformista. Nosotros vemos cuatro posibles escenarios:
1. Macron consigue mayoría absoluta (con 289 sillas): Siguiendo el espíritu de la Constitución de la Quinta República y de la reforma constitucional de septiembre 2000, los votos darían mayoría al presidente de En Marche! lo que permitiría la ejecución de todas las reformas del programa Macron. Este escenario supone un gran entusiasmo hacia Macron (que no se ha visto en la primera vuelta), una implosión del partido socialista y una división entre Les Républicains. No parece muy probable.
2. Macron consigue una mayoría relativa: Es nuestro escenario de referencia. Teniendo en cuenta que no tienen mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, Macron y su gobierno deberán trabajar para conseguir su apoyo. Este escenario parece más probable. Las tendencias políticas parecen apuntar a un apoyo de Les Républicains con Macron. En este contexto, el primer ministro deberá tener fuertes cualidades de negociador, podría ser por ejemplo el secretario general de En Marche! Richard Ferrand.
Sería una situación poco habitual pero no nueva en la historia de la Quinta República (ya que el socialista Michel Rocard se enfrentó al mismo escenario entre 1988 y 1991). En aquel entonces, Rocard tenía el apoyo de los centristas y del partido comunista desde su posición neutral. También recurrió al artículo 49-3 como gran medida. Este artículo es un mecanismo que permite al gobierno legislar directamente, salvo moción de censura por mayoría absoluta.
En el caso de moción de censura mayoritaria, el gobierno debe dimitir, lo que no ha ocurrido desde 1963. Así y a pesar de la falta de mayoría absoluta, el periodo 1988-1991 ha sido caracterizado por grandes reformas, como las reformas de la asistencia social, la re-introducción del impuesto sobre patrimonio y la creación de la prestación por desempleo.
La constitución francesa está lo suficiente bien diseñada para hacer frente a todas las circunstancias y permitir a un gobierno con mayoría relativa realizar sus reformas. Es, por lo tanto, prudente decir que Macron será un presidente que podrá poner en marcha su programa de reformas.
3. Un gobierno de coalición entre Les Républicains y/o UDI: Es el segundo escenario más probable. Sería la cuarta coalición del gobierno desde 1958. En vez de ser un "monarca republicano", Macron tendría un papel de presidente con poderes limitados que no podría desarrollar su ambicioso programa económico. Tendría poderes en algunas áreas como Defensa y Exterior, pero con un papel limitado en Interior.
4. La Balcanización de la Asamblea Nacional: Este es sin duda el peor de los escenarios, y parece improbable. En un contexto muy teórico, los resultados de los 4 candidatos principales (alrededor de 20% cada) provocarían una gran inestabilidad política con 4 grupos parlamentarios de igual peso en el poder. Este caso no se ha visto desde la Cuarta República.
Esta suposición no va a ocurrir. De hecho, la popularidad de Jean-Luc Mélenchon no se refleja en los resultados obtenidos por el Front de Gauche o por el partido comunista francés a nivel local. Además, el sistema de votación de las elecciones legislativas, al no ser de representación proporcional, no va a permitir al FN conseguir un número relevante de parlamentarios.
Christopher Dembik es economista de Saxo Bank