Perdónenme lo gallego del título y la injusticia de resumir en estas breves líneas, los hechos relevantes acontecidos a 7.000 millones de personas durante estos últimos 365 días, pero son las servidumbres de la crónica periodística.
En este año 2017, si me permiten el ejercicio ecléctico, y siempre desde una perspectiva eurocéntrica y filooccidental (para qué negarlo, ¡es nuestro contexto!), podríamos resaltar tres grandes protagonistas: como personaje del año no hay duda que Donald J. Trump es el político que más titulares ha encabezado este año; como protagonista negativo tristemente el terrorismo es esa lacra del siglo XX que nos sigue persiguiendo aún hoy en día; y en cuanto organización internacional, la Unión Europea que se mantiene contra viento y marea a pesar de los sombríos presagios por parte de algunos al inicio del año.
El presidente, aparentemente anti-establishment, número 45 de los USA no ha defraudado, desde luego, ni a propios ni a extraños. Durante este 2017 ha ejercido un poder casi hipnótico en todo el mundo gracias a los mass media pero sobre todo a las redes sociales y a sus detractores, aunque muy lejos de sus logros reales. Algunos habían pronosticado guerras, hambre y destrucción con su llegada, pero al igual que ha ocurrido con otros populistas, aunque sean de izquierdas como Alexis Tsipras, tamizados ya por la realidad, no han cambiado tantas cosas como prometían, e incluso ha ocurrido todo lo contrario. Un ejemplo lo encontramos en los efectos económicos que algunos analistas norteamericanos, como Ben Emons, advertían al principio de año sobre las políticas de Trump, que iban a tener un efecto revalorizador en el dólar, y que incluso provocarían una incomparable crisis de deuda en los mercados emergentes, pero a día de hoy lo que existe es una clara debilidad del billete verde ($), que está echando un capote a las exportaciones estadounidenses por hacerlas más competitivas.
Por otra parte, sus grandes apuestas/pulsos con sus contrincantes no terminan de avanzar, la revocación del Obamacare (asistencia sanitaria) sigue siendo uno de sus caballos de batalla, tras no poder revocarla en marzo sigue insistiendo, en octubre retiró las ayudas a las personas con menos recursos al no contar la Administración con más fondos y ahora en diciembre dentro de su reforma fiscal incluía una disposición donde se eliminaba la obligación individual de contratar un seguro médico, de tal forma que un artículo de la propia CNN de este 21 de diciembre pasado titulaba: Donald Trump piensa que simplemente revocó el ‘Obamacare’.
Otro de los grandes mantras Trumperianos (tanto de propios como de contrarios) la política de inmigración restrictiva y el famoso muro (cuya terminación espera, pues hay ya gran parte construida), tampoco avanzan, por mor de la división de poderes en la tierra de la Libertad, dada las continuas objeciones de diferentes tribunales a las medidas restrictivas del poder ejecutivo. E incluso, haciendo un alarde de osadía y provocación, podríamos afirmar que es más benigno que Barack Hussein Obama II con los inmigrantes en el control de la frontera, pues según el informe del año fiscal 2017 del Departamento de Seguridad Nacional (algo parecido a nuestro Ministerio del Interior) publicado a principios de diciembre, las detenciones fronterizas se reducen un 24 %; serán cosas de la postverdad o de que nada es lo que parece en esta época digital de la globalización, que el presidente Trump espolea cual agitprop con tanta efectividad a través de las redes.
Como segundo actor relevante del año está el maldito terrorismo, en sus diferentes versiones, que sigue trayendo muerte y destrucción, ya sea en versión de ataques o atentados o en versión de Califato Islámico (Isis-Daesh), y de los cuales ya hemos tratado, tristemente, de forma abundante a lo largo del año. La noticia positiva como ya les avanzamos es la desaparición de territorios controlados por los yihadistas en Irak (gracias, entre otras, a las Fuerzas Armadas españolas que instruyen a las iraquíes) y la reducción en Siria a limitadas zonas desérticas, aunque ahora pueda producirse otros efectos negativos como son; la aparición de guerra de guerrillas, subversiva o de insurgencia en esos países, donde tendrá mucho que decir la población local dada la necesidad de su apoyo para ese tipo de conflictos; o el efecto de los retornados que lleve la inestabilidad a los países musulmanes de origen o atentados a países europeos.
En cuanto la noticia mala sobre el terrorismo islamista, principalmente, es que este continuará sin lugar a dudas. Si este año se inició con un atentado en una discoteca en la Estambul europea donde se celebraba la nochevieja con 39 muertos y decenas de heridos, durante todo el año se han sucedido los ataques de los que les citamos sólo algunos de los que han tenido lugar en nuestro entorno; ataques con diferentes armamentos contra policías y militares en París (febrero y agosto), en Bruselas (agosto), en Londres (agosto), atropellos con vehículos usados como arietes en Melbourne (Australia) en enero y en diciembre, o en Jerusalén en enero, o en Charlottesville (USA) en agosto, o en Estocolmo en abril o en Londres (3 de junio) donde cayó nuestro héroe Ignacio Echevarría por defender a otras víctimas o Finsbury Park (Londres) el 19 de junio, o en octubre en Nueva York, o en el puente de Westminster (Londres) en marzo, o en septiembre en Edmonton (Canada), o el ataque a un supermercado en Hamburgo (julio), el apuñalamiento de dos mujeres en octubre en Marsella, el apuñalamiento en el aeropuerto de Bishop (USA), en Paris/Orly en marzo, en un mezquita en Bloomington (USA), una explosión en junio en Bruselas, o en la estación de Parsons Green (Londres) en septiembre, o en junio en Melbourne, o la del concierto de música de Mánchester en mayo, o en abril en el metro de San Petersburgo (Rusia), o frente a una oficina postal de Roma en mayo o en la terminal Port Authority de Nueva York en diciembre, o el ataque con un AK-47 en París en abril, o el tiroteo de Quebec (Canada) o el de Harrisburg (USA). Y finalmente recordar uno de los principales atentados en Europa Occidental, los atentados de un mismo grupo terrorista acaecidos en Alcanar—Barcelona (Ramblas) —Cambrils, que parece no hubieran ocurrido y da vergüenza como la sociedad local más directamente implicada, por mor de sectarismos, en lugar de pasar el consabido duelo y la correspondiente repulsa, prefirió aprovecharlo como escaparate a su totalitaria ideología.
Como ven un listado enorme, y eso que no hemos incluido los atentados en países musulmanes, los más numerosos y sangrientos porque faltaría espacio, de la sinrazón terrorista y contra la que sólo cabe la aplicación del Estado de Derecho con el gran trabajo de jueces, fiscales, policías y guardias civiles, pues no se debe optar por atajos.
Y por último protagonista citaría a la UE, en un año que si tuviéramos que definirlo con una palabra sería la de contención. Se han contenido los populismos durante este año electoralmente muy activo (alguna mencionaremos) que parecían iban a acabar con el espíritu paneuropeísta,y se ha contenido (sólo en parte) el resquebrajamiento europeo, iniciándose una reconfiguración de la Unión en la que se vislumbra una Europa a dos velocidades: por una parte los más progresistas, los fundadores (en donde se ha integrado España), y los más conservadores, los países del centro y del este. También se ha llegado a un inicial acuerdo en este mes de diciembre con Reino Unido en el Brexit, con una reelegida en junio, aunque débil electoralmente, Theresa May.
Entre las diferentes citas electorales, las primeras que suponían un desafío fueron las elecciones generales de Holanda celebradas el 15 de marzo, y donde el partido por la Libertad PVV (populista de derechas) de Geert Wilders no alcanzó la victoria, aunque si un segundo puesto, y, tras más de 200 días de negociaciones se logró formar un gobierno entre los liberales del VVD, la Llamada Democristiana (CDA), los progresistas de D66 y Unión Cristiana, en un parlamento más escorado a la derecha que el anterior.
Posteriormente, el 18 de junio, se celebró la segunda vuelta de las presidenciales francesas, con la más alta abstención desde 1969, donde un joven socioliberal Emmanuel Macron, con el apoyo de un partido inexistente meses antes (pero eso si con importantes apoyos económicos) venció a la ultraderechista Marine Le Pen, iniciándose en la política francesa un importante giro a posiciones más conservadoras respecto a su antecesor François Hollande, tanto en materia económica como en materia de seguridad e internacional.
Finalmente, las elecciones de 24 de septiembre en Alemania, donde Angela Merkel ganó por cuarta vez en el parlamento Federal o Bundestag, y donde, aunque creando dificultades, el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania no es imprescindible para formar gobierno; pero que después de tres meses aún no se ha formado tras un primer intento de coalición entre conservadores, liberales y verdes. Ahora de nuevo las miradas se vuelven hacia el socialdemócrata SPD de Martin Schulz como posible socio.
Por lo que han visto todo un sube y baja de emociones (muy propio de la época en que vivimos), donde también a la UE se le echa un pulso, como hemos dicho desde el este; es así como este mes de diciembre se ha aplicado por primera vez el artículo 7 del tratado europeo (algo así como ponerlo en cuarentena) contra Polonia por el debilitamiento de su Estado de Derecho (división de poderes) a consecuencia de su reforma judicial; ocasión en la que el primer ministro húngaro Viktor Orbán ha visto una oportunidad para mostrar la alianza del grupo del Visegrado y evidenciar esos dos bloques existentes en la Unión.
Ya ven que este resumen, injustamente por falta de espacio y no aburrirles, va a dejar de lado temas tan importantes en este año como las relaciones con la China de Xi Jinping o con la Rusia de Vladimir Putin, de las que de todas formas ya les hemos hablado en bastantes ocasiones; ademas de todos los desastres acaecidos en América con sus terremotos y huracanes, o las victorias en las presidenciales de Sebastián Piñera en Chile, o la victoria de Mauricio Macri en las legislativas de Argentina, la crisis de Venezuela con Nicolas Maduro a su frente, etc.
En fin, un año repleto de incertidumbres en la esfera internacional pero con un final, que como les decía en el título podría haber sido peor, o no ha sido tan malo como podría esperarse, o incluso mejor; ya saben ustedes lo del vaso medio lleno o medio vacío.