Hoy es 8 de octubre
VALÈNCIA. Vivimos tiempos nuevos, completamente nuevos. Como debe ser: El futuro está siempre en movimiento y como inversores, nuestra función ha de ser movernos con él. Anticiparlo es imposible, y con adaptarse es suficiente. Hoy por hoy, una sensación de sincronía en el crecimiento global está recordando a muchos la sensación de inmunidad que suele venir seguida de una tormenta, aunque no acabe de llegar. Repasemos.
En EE UU, cuya bolsa es aproximadamente el 50% del mercado mundial, la volatilidad no existe. El desempleo en mínimos estructurales y las compañías tecnológicas hinchándose hasta ocupar gran parte de los índices dejan poco espacio para cualquier otra cosa. Aun así, si Mr. Trump consigue hacer real su reforma fiscal (esta vez de más de una página) la primera reacción de los mercados será... seguir subiendo. ¿Y Europa?
Incluso con la 'opereta catalana', que ha supuesto un factor de inestabilidad para el Eurostoxx por su peso en bancos, Europa sigue siendo mucho más atractiva que los EE UU. Esto no es algo nuevo: Europa siempre cotiza más barata que Estados Unidos, y está justificado por su característica inacción. La cuestión es que sin obstáculos en el horizonte, el dinero que no quiere ir a la renta fija tiene motivos sólidos para ir a Europa.
Los países emergentes, que comparten etiqueta pero tienen poco que ver entre sí, siguen bien si el dólar está bien. Y lo está: lo hemos visto recuperar hace poco parte del terreno perdido este año. Como el analista es un paranoico profesional, siempre citará los riesgos de China. Personalmente, pensamos que China sabe cuidarse muy bien sola. No hay que olvidar que el mercado de renta fija asiático está aún en pañales, y ofrece un amplio (¿infinito?) colchón para suavizar una posible desaceleración.
La renta fija es otra cuestión. En este universo, es importante que el inversor recuerde que si no está invirtiendo en renta fija gubernamental (es decir, cambiando el dinero) está invirtiendo en trasuntos de la renta variable. La diferencia en rendimiento es tan estrecha que haría falta un abogado para verla, y el riesgo es el mismo: No hace falta más para entender por qué los mercados suben como globos de helio cuando un niño los pierde.
Pero el mundo no termina en los mercados: La economía real ofrece oportunidades realmente interesantes que sustituyen perfectamente a la renta fija. En otros artículos hemos hablado de los préstamos puente, pero hay múltiples formas de financiación a compañías que no están sujetas a la tiranía de la oferta y la demanda, y por tanto siguen pagando rentabilidades muy sanas a cambio del riesgo asumido.
Asimismo, las oportunidades de inversión como socios tampoco faltan, tanto en minoría como en mayoría. Falta de relevo generacional, conflictos entre los socios o simplemente una decisión meditada pueden ser fuentes de oportunidades extraordinarias, y con un grado de control de la inversión que nunca tendremos en los mercados financieros.
En conjunto, en unos meses hemos pasado de anticipar catástrofes inminentes en el mercado financiero a disfrutar de un entorno idílico, en el que hay que comprarlo todo. Sinceramente, no somos partícipes de la complacencia reinante y preferimos el control. Por eso ofrecemos a nuestros clientes que así nos lo piden oportunidades en la economía real, tanto desde el lado de la deuda como desde el lado del capital. No entendemos otra forma de hacer las cosas más allá de la lógica, y la mentalidad de rebaño siempre nos ha parecido peligrosa. Si algo parece un peligro y huele a peligro, posiblemente lo sea. Si algo suena a oportunidad y una vez examinada lo sigue siendo, es obligado avanzar. Las apariencias cambian: los principios no.
Alejandro Martínez es socio director de inversiones y cofundador de EFE & ENE Multifamily Office
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