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ANÁLISIS CULTUR PLAZA

Porno, comercio y fotografía

22/01/2016 - 

VALENCIA. Uno podría imaginar, dado el titular, que este artículo propone una reflexión sesuda y profunda sobre la relación entre la propia sexualidad y la imagen fotográfica, y que una lectura diagonal nos ofrecería al menos alguna panorámica sugerente de algún culo o unas buenas tetas. Así habría sido seguramente a principios del siglo pasado pero, en este tiempo, conjugar esos tres significados ofrece resultados mucho menos entretenidos. De cualquier manera, se propone una imagen que además de servir de referencia nos puede alegrar el día.

En su lugar, un siglo después, nos enfrentamos a usos mucho menos inocentes de la fotografía, que en vez de dejarnos ciegos o provocarnos acné onanista, pueden llegar a entorpecer nuestra percepción de la realidad menos inmediata. Aquí va un ejemplo reciente protagonizado por dos fotografías que forman parte de la exposición World Press Photo 15.

A finales de 2014, la revista Time publicó, como cada año, una galería online que reúne, según el criterio editorial de la publicación, las imágenes con mayor capacidad para transformar la sociedad. Pocos días después, Tomas van Houtryve, fotográfo belga seleccionado por Time, se encontró en las páginas del gigante online Amazon con una colección completa de fundas, para móviles y tabletas, decoradas con las fotografías seleccionadas por la revista como las mejores de 2014. Las imágenes fueron sustraídas sin autorización de la web de Time. A continuación se muestran dos capturas de pantalla de aquellas ventas que ha cedido el propio Tomas.

Los restos desarticulados de un grupo de niños abatidos por un dron, o el cuerpo sin vida de una víctima de un vuelo comercial derribado durante un conflicto bélico, transmutan de hecho informativo a objeto decorativo sin mucho esfuerzo. Copiar, pegar e imprimir y convertimos en pornografía el trágico final de nuestro semejantes. Estas dos fotografías, de los periodistas gráficos Tyler Hicks y Jerome Sessini, forman parte del trabajo que respectivamente desarrollan sobre los conflictos que enfrentan a los ucranianos, y a los palestinos e israelíes entre sí.

El comportamiento de este desalmado vendedor de Amazon es un buen ejemplo de cómo el consumo continuado y descontextualizado de materiales gráficos con imágenes explícitas se ha convertido en una forma de entretenimiento contemporáneo que conduce a la cosificación de los contenidos visionados y sus desgraciados protagonistas. Probablemente, solo así somos capaces de naturalizar la violencia hasta el punto de decorar nuestros gadgets con cadáveres. Quizá deberíamos pensar más en nuestros hábitos de consumo de contenidos informativos.

Sobre esta, y muchas cosas más, se puede aprender visitando la exposición World Press Photo, que estará en Valencia, del 12 de Febrero al 13 de Marzo, en la Fundación Chirivella Soriano.

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