VALÈNCIA. Resulta evidente que sería prácticamente imposible que Podemos, el partido crecido al calor del 15M y con miembros profundamente enraizados en la izquierda española y valenciana, llegara a un acuerdo con el PP para permitir a Isabel Bonig ser la presidenta de la Generalitat en 2019. No obstante, los morados sí parecen estar negociando con los populares determinadas enmiendas a los Presupuestos de 2018 ante la falta de acuerdo con sus socios naturales: PSPV y Compromís, con quienes llegaron al Pacto del Botánico en 2015 y acometieron una posterior renovación en enero de este mismo año que también fue exitosa. Galería de fotos y abrazos incluidos.
Es comprensible que Podemos fuerce la máquina. Su -probablemente errónea- decisión inicial de no formar parte del Gobierno valenciano, tomada por un dictamen puramente estratégico nacido desde Madrid, les dejó en una yerma tierra de nadie a lo largo de la legislatura y con un grupo parlamentario debutante. La línea entre visibilizarse haciendo ruido con razones de peso y caer en los golpes de efecto o 'faroles' mediáticos es muy fina, pero también se entiende que la formación morada debe asumir algún riesgo si pretende crecer, más aún cuando su nuevo líder, Antonio Estañ, se había mostrado crítico con su predecesor, Antonio Montiel, precisamente por su actitud más pausada y medida respecto a los socios del Botánico.
Con estos antecedentes se presumía un intenso episodio en la elaboración de los Presupuestos y, hasta el momento, los actores no están defraudando. Podemos lamenta que las fuerzas del Consell no hayan accedido a todas sus peticiones y que otras hayan sido, a su juicio, infradotadas. Desde el Gobierno valenciano aseguran que se han tenido en cuenta la mayoría de las mismas y critican que los de Estañ presionen sobremanera con la tasa turística y con la implantación del SDDR.
La formación morada mantiene el suspense y no garantiza finalmente su voto para aprobar las cuentas y previamente ya lanzó un grave aviso al no respaldar la Ley de Acompañamiento a los Presupuestos. El Consell de PSPV y Compromís, con los números muy ajustados frente a PP y Ciudadanos, resolvió la situación con el apoyo de los tránsfugas del partido de Albert Rivera.
Desde entonces, las relaciones siguen frías entre las fuerzas del Botánico. Podemos estudia determinadas enmiendas del PPCV -aunque fuentes de este partido hablaron de negociación- relacionadas con la Agencia Valenciana de Innovación (AVI), Air Nostrum o la que atañe a patronal y sindicatos. No es extraño que partidos de muy distinto signo puedan llegar acuerdos de este tipo: un pragmatismo característico de la 'vieja' política. Sin duda, será llamativo -si finalmente se produce- ver alineados a dos partidos tan dispares en cuestiones que resultan importantes para el Consell del Botánico, especialmente para el PSPV.
Bien es cierto que, igual que los socialistas e incluso Compromís, buscan sus mayorías en Les Corts cuando les ha fallado Podemos, resulta comprensible que la formación morada pretenda maniobrar para sacar adelante determinadas cuestiones en las que no existe acuerdo. Si el pragmatismo se impone, también Podemos podría plantearse -nótese la ironía- respaldar desde fuera a cambio de determinadas cuestiones un gobierno liderado por el PP en una suerte de Botánico segunda parte. Demagógico, sí, pero desde el Gobierno valenciano también consideran que el acuerdo alcanzado y su posterior renovación a principios de este año exige cierta lealtad.
Es indudable que buena parte de las peticiones de Podemos y las cuestiones integradas en el Pacto del Botánico se han tenido en cuenta de alguna u otra manera en las cuentas: aunque sea insuficiente para Estañ y los suyos, fuentes del Consell devuelven a las filas moradas una reflexión que Podemos les ha enviado en alguna ocasión: "Dicen que se nos olvida que entre PSPV y Compromís estamos gobernando con 42 diputados. La realidad también es que Podemos tiene solo 12, no pueden imponer todo lo que quieren cuando hay cuestiones como la tasa turística que ni siquiera están en el Pacto del Botánico".
Unas reflexiones que evidencian las primeras fisuras graves en la alianza con el horizonte electoral todavía lejano. Podemos, en su avance, se enfrenta al dilema alcanzar -o no- algunos de sus objetivos y finalmente respaldar las cuentas aunque pudiera verse como un paso atrás, o desmarcarse de la cuestión y jugar a los equilibrios con el PP y otras formaciones para conseguir que salgan adelante algunas más de sus propuestas. Según admiten fuentes del Gobierno valenciano, la primera opción, alargará probablemente la convivencia; la segunda, conducirá a una situación de plena desconfianza que difícilmente será remontable en lo que resta de legislatura.