VALÈNCIA. Este domingo 28 de mayo tendrán lugar las elecciones autonómicas y locales en la Comunitat Valenciana y en otras regiones de España. Los comicios son la gran cita para todas las formaciones políticas: el momento en el que se presentan al examen de la ciudadanía y donde se decide, no sólo si podrán continuar o poner en marcha sus propuestas, sino también el futuro inmediato de todos los representantes políticos en liza. Aunque en ocasiones hay grises, estas elecciones valencianas se caracterizan por una lucha a cara o cruz entre el bloque progresista y el conservador, aunque según cada fuerza política, pueden observarse matices. Valencia Plaza analiza cómo llega cada formación al encuentro con las urnas y cuáles serán los posibles escenarios en función del resultado.
En el caso del PPCV liderado por el candidato a la Generalitat, Carlos Mazón, el 28M se presenta como un encuentro decisivo del que sólo pueden salir dos resultados: gloria o frustración.
Si la formación popular logra los escaños suficientes para sumar junto a Vox -Ciudadanos tiene muy difícil entrar en Les Corts-, Mazón estará en posición de reconquistar la Generalitat para el PP. Y esta es, precisamente, la ofrenda que se ha prometido durante la campaña, que puede resumirse en que la victoria de esta fuerza política se convertirá en la primera piedra para que el líder nacional, Alberto Núñez Feijóo, desaloje a Pedro Sánchez de La Moncloa en las elecciones generales de final de año.
De hecho, la campaña ha girado en torno a este mensaje en buena parte de la misma. Hasta en cuatro ocasiones ha visitado el presidente del PP la Comunitat Valenciana en estas dos semanas, con lleno incluido en la plaza de Toros, lo que corrobora la implicación nacional en este proceso electoral y la importancia que para Génova tiene un triunfo en esta autonomía de cara a preparar el terreno para las elecciones generales.
Si Mazón gana la Generalitat y María José Català la Alcaldía de València, pondrán fin a la travesía en el desierto de ocho años para la formación popular. Las instituciones volverán a ser ocupadas por el PP -y en el caso del Gobierno valenciano, probablemente también por Vox-, lo que provocará un renacimiento de las estructuras populares que reinaron en el pasado. El partido, contrariamente a lo ocurrido en estos años, se ensanchará y volverá a incrementar su musculatura, merced a la mayor implicación de dirigentes y cargos intermedios en la gestión pública, lo que al mismo tiempo provocará un crecimiento y fortalecimiento de la militancia. En definitiva, una mayoría del PP este domingo comenzará a devolver el brillo perdido a la formación que fue mayoritaria durante 20 años en la Comunitat Valenciana.
Ahora bien, y aunque el PP sea la fuerza más votada como indican diversos sondeos, servirá de poco si la suma con Vox no le permite alcanzar la mayoría absoluta. De ser así, igual que las expectativas son altas, también lo sería la frustración. No sólo por la propia decepción del candidato autonómico y los suyos, sino también por la oportunidad perdida para Feijóo en el ámbito nacional para comerle terreno a Pedro Sánchez.
De esta manera, la decepción de los populares valencianos también llegaría a Madrid, por lo que la derrota sería doble: ni gobierno en la Generalitat ni tampoco papel decisivo en la hipotética victoria de Feijóo en las generales. Un escenario delicado en el que Mazón tendría que navegar, posiblemente con cierta incertidumbre respecto a su propia continuidad.