CASTELLÓN. El arranque de primeros de este mes de noviembre ha quedado neutralizado y con el se ha constatado que lo que hemos vivido ha sido una falsa ruptura del canal alcista que presenta el oro negro desde sus mínimos de este verano. Sin embargo, esta ruptura fue vista por los inversores como una clara señal de fortaleza, que junto con las tensiones que se están viviendo entre Arabia e Irán, se iniciaba un viaje al alza importante.
Pero el jarro de agua fría llegó y gran parte de esos inversores han echado la toalla. Solo los más pacientes tomaron la decisión de esperar a ver qué es lo que ocurría con el máximo anterior anual entorno a los 55 dólares antes de saltar del barco. Al fin y al cabo cuando una resistencia de esa importancia se rompe al alza siempre debe ser testeada para confirmar su ruptura pasando a tomar el rol de soporte. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido ahora como se puede advertir en el siguiente gráfico:
Como podemos ver en el gráfico, la cotización se derrumbó literalmente este miércoles pasado hasta el soporte de los 55 dólares y si bien es cierto que todavía es demasiado pronto para poder hablar que ha rebotado en esos 55 dólares, cuanto menos le ha quitado de la cabeza al resto de inversores que todavía estaban en la cubierta del barco dispuestos a saltar por la borda de hacerlo.
Para que no ocurra nada va a ser necesario que los mínimos del pasado miércoles no sean perforados a la baja y los precios de barril de petróleo de Texas continúen recuperando las posiciones perdidas el pasado miércoles. Una quiebra de los mínimos de ese miércoles implicaría la continuidad de la corrección en cuanto menos dos dólares adicionales y hoy por hoy es un riesgo que todavía podemos descartar.
Eduardo Bolinches es director de Bolsacash