VALENCIA. Una de las señas de identidad que el Consell actual conformado por PSPV y Compromís ha querido esgrimir desde su conformación es la transparencia. De hecho, en el pacto alcanzado tras las elecciones figuró incluso la creación de una conselleria dedicada exclusivamente a esta materia, un departamento liderado por Manuel Alcaraz.
Pero, al margen de la creación de una cartera de esas características, los pequeños gestos simbólicos son los que ayudan en gran medida a que la idea de transparencia y aperturismo se instale en la sociedad. De hecho, la medida más conocida o al menos más popular hasta ahora del alcalde de Valencia, Joan Ribó, consistió en abrir a la ciudadanía el balcón del consistorio, que ha recibido miles de visitantes hasta ahora.
De la misma manera, desde Presidencia de la Generalitat también se han adoptado medidas de este tipo, promoviendo las jornadas de puertas abiertas en los palacios que forman parte del patrimonio público.
En esta línea, el entorno del jefe del Consell, Ximo Puig, ha tomado otra pequeña pero simbólica iniciativa al cambiar los cristales de la puerta del Palau situada en la calle Caballeros.
Antes, el vidrio tintado impedía que pudiera verse desde el exterior el patio gótico del histórico edificio. Ahora, en cambio, puede verse desde la calle el interior del recinto, presidido por las tres banderas preceptivas. De hecho, este martes, tras la recepción del presidente de la Generalitat a la líder del PPCV, Isabel Bonig, algún transeúnte se detenía a curiosear el interior del Palau a través de las recién instaladas ventanas.