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el muro / OPINIÓN

Privatizar la brisa

En determinadas zonas de las playas de Cullera tomar el sol en primera línea ya está limitado a quienes pasen por caja. La privatización de la brisa ha llegado. Y con ella, las primeras broncas. Las redes sociales arden.

25/06/2017 - 

Creíamos haberlo visto casi todo. Pero no. Menos aún en el terreno de concesiones y  privatizaciones. No todo estaba inventado. En absoluto.

Incluso nos habían llegado a convencer de que las privatizaciones de los servicios públicos eran algo normal para nuestro sistema económico, político y hasta medioambiental. Ingenuamente, creímos que todo terminaría y después, simplemente, formaría parte de nuestro pasado, un mal sueño, una pesadilla pasajera. Pero no. Los progres de nuevo cuño han sabido darle una nueva vuelta de tuerca a iniciativas recaudatorias.  

Pagamos a escote parques de ocio, balnearios, aeropuertos, hospitales, carreras de coches, colegios, universidades, campeonatos de golf, caballitos y tenis, restauraciones del patrimonio eclesiástico, fiestas, más fiestas y subvenciones a fondo perdido… hasta complejos para explicar qué es o cómo se cocina una paella. Luego lo cedimos.

Con el PSOE en el poder central ya vivimos eso de las privatizaciones de las grandes empresas nacionales y nacionalizadas que ofrecían y gestionaban luz, agua, teléfono, gas, aviación, aeropuertos, puertos…Hasta seguridad. Con el PP más de lo mismo. Mejor era externalizar servicios. O sea, la sociedad construye, financia y genera y luego, gracias a un canon, pasa a manos privadas. Puertas giratorias incluidas en cuyos consejos de administración no cabe ni uno más porque están ya amontonados alrededor de las mesas de juntas.

Pagamos hasta un impuesto al sol si decidimos colocar placas solares. El Estado, encantado. El Sol nunca protestará. Es el afán recaudador de nuestro día a día. Nos envuelve como refrán de la pésima gestión a la que nos han sometido. Pagamos hasta por entrar en catedrales cuya restauración han financiado hasta lo que no son creyentes. Algunos dicen que esa forma de hacer “política” genera empleo. Sí, temporal y precario. Yo creo que más bien creará nuevos ricos afines. Es la mentalidad farisea de los defraudadores, esos que quieren purgar sus pecados capitales -lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y soberbia - con gestos y mucho morro. 

Tampoco nos dejan aparcar en la vía pública pese a lo que abonamos sin tregua. Nos desvían a plazas de aparcamientos públicos financiadas con nuestros impuestos y que ahora hemos de completar para justificar inversiones equivocadas. Le llaman Movilidad Sostenible. Pero faltaba el remate final.  

En Cullera, sin ir más lejos, que es lo que conozco en temporada estival, se han inventado lo mejor de lo mejor. Nos acaban de privatizar determinadas áreas de la primera línea de playa. Sí, sí. No es broma. No podemos ocupar determinadas zonas de playa si no pagamos un alquiler de hamaca y sombrilla. El nuevo gobierno lo llama hamacas municipales. Pero las gestiona una firma privada.

Hasta hora, como recuerdan vecinos perplejos, se habían tolerado verbenas desbocadas muy por encima de lo racional para una par de decenas de bailarines/as hospedados/as en un hotel, caos urbanístico, restricciones de agua, saltos de luz, pero esto de privatizar la primera línea de playa ha sido la bomba.

Primero ocuparon una zona intermedia de la playa. Después fueron avanzando. Hasta conquistar el objetivo: la primera línea, la brisa marina. No tengo muy claro que la gestión de playas y costas sean competencia municipal exclusiva, aunque paguemos su limpieza. O se liquide con una simple autorización administrativa.  Y para terminar está el propio pliego de condiciones.

La concesión municipal sólo permite hamacas en dos grupos sobre un total de 120 metros cuadrados. Pues este pasado fin de semana en alguna zona ya era doble hacia la derecha y otro tanto a la izquierda. Los empleados de la contrata discurren por la arena en Quad. A los vecinos sólo les han dejado un hueco entre medio para que se amontonen. La policía local ya ha tenido que intervenir.

Que alguien explique cómo es posible que quien lleva todo el año pagando impuestos deba ahora renunciar a bajar a la playa porque su costa más cercana ha sido adjudicada y nadie se pueda poner delante de las hamacas y sombrillas “municipalizadas”.

No sé qué que pensara nuestra Generalitat y menos nuestro responsable de Turismo.  Pero el lío está organizado. Tenemos tema de verano. ¡Y hasta recogida de firmas!

Cullera es un caso singular, una población que ha sido capaz de cambiar la disciplina urbanística para construir en aquel solar donde estaba previsto un jardín otro complejo de apartamentos. Una población que renuncia a parques públicos para alquilarlos a feriantes y hasta es capaz de arrendar el suelo de su paso principal como si se tratara de un complejo comercial. El bando municipal referido al nuevo asunto de las hamacas es para enmarcar. Si incumples las normas, multa. 

Cualquier día cobran por entrar a mojarnos los pies en la orilla. Lo peor es que el calor dispara reacciones y las vacaciones estivales acaban por aburrir conciencias. Así que hay lío a la vista. Cualquier día salen en la tele. O se produce un serio altercado. Ya han dado un aviso Atentos a la pantalla. Y si además le acaban de rascar con alegría el bolsillo con el IBI correspondiente, el canon añadido de basuras y apenas recibe servicios y sí múltiples molestias, ni les cuento. Los vecinos están que trinan. Normal. Es lo que les faltaba.

P.D.: Desconocía que cuando un toro mata a un torero hay que sacrificar a la vaca madre. Dicen que es tradición. Más bien es una auténtica barbaridad. La crueldad humana no tiene límites.

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