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Problemas al relacionarse, conductas obsesivas o tendinitis, posibles efectos del uso descontrolado de smartphones

13/02/2019 - 

VALÈNCIA. (EP). Contestar de forma compulsiva a los mensajes, incapacidad para relacionarse con otras personas sin usar el móvil, desinterés por la vida cotidiana o problemas físicos como tendinitis son algunas de las posibles consecuencias que se derivan del uso descontrolado de los smartphones, concretamente de las aplicaciones de mensajería inmediata, según han advertido expertas de los hospitales Vithas Nisa Aguas Vivas y Valencia al Mar.

En un comunicado, han explicado que España encabeza la lista de países europeos con más casos de adicción a WhatsApp y a Internet entre los adolescentes, y un estudio realizado por el Pew Research Center en 2018 señala que las aplicaciones de mensajería inmediata se han convertido la principal herramienta de comunicación entre adolescentes.

Ese cambio en las formas de relacionarse está provocando "un aumento de problemas como la dependencia al móvil o la disminución del rendimiento escolar", ha afirmado la doctora Elisa Ibáñez, psiquiatra de las unidades de desintoxicación y salud mental de los hospitales Vithas Nisa Aguas Vivas y Valencia al Mar/Ivane Salud de Valencia.

Entre las señales de un uso descontrolado están contestar de forma compulsiva a los mensajes recibidos, incapacidad a la hora de relacionarse con otras personas sin dejar de utilizar el teléfono móvil, crear conflictos o tergiversar conversaciones, mostrar desinterés por la vida cotidiana, utilizar la aplicación como una forma de controlar a la pareja, desarrollar conductas obsesivas compulsivas, baja autoestima, depresión o tristeza al sentirse rechazados, nomofobia o miedo irracional a salir de casa sin el móvil, el 'síndrome de la llamada imaginaria' al estar pendiente del smartphone continuamente, el 'síndrome del doble check' o el 'phubbing' o menosprecio a las personas.

Los síntomas pueden ir más allá de los psicológicos y aparecer problemas físicos como tendinitis, ausencia de sueño, dificultades en el aprendizaje o mente ausente y disminución de la capacidad de retención. "También sentimiento de tristeza al demorarse o no recibir las contestaciones esperadas", ha añadido Ibáñez.

Pese a darse de forma especial entre adolescentes, la adicción a WhatsApp también se da en adultos sin ningún tipo de patología psicológica.

"Las personas que utilizan esta herramienta diariamente para comunicarse durante la mayor parte del día y realizan un mal uso pueden desarrollar conductas obsesivas, convertirse en personas posesivas y controladoras, experimentar depresión o celos que pueden interferir en la vida personal, sentimental y social, generando malestar emocional", han indicado Clara Díez y Marta Escobedo, psicólogas de esos centros.

"Si se realiza un uso correcto y moderado de WhatsApp resulta una herramienta de gran utilidad en el día a día y nos facilita la vida; sin embargo, no sustituye a una conversación, un abrazo o un beso", afirman las especialistas de los hospitales Vithas Nisa/ Ivane Salud.

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