VALÈNCIA. Profesionales y pacientes destacaron este miércoles, víspera de la conmemoración del Día Mundial del Linfoma, la importancia de las terapias avanzadas CAR-T en la lucha contra esta enfermedad.
Destacan que las terapias avanzadas CAR-T suponen un gran adelanto porque aportan posibilidades terapéuticas en patologías y situaciones en las que otras terapias son, por ahora, insuficientes, como sucede en el caso de algunas formas agresivas de linfoma.
En la actualidad ya se cuenta con tratamientos eficaces, como en el caso de tisagenlecleucel, la terapia con células CAR-T aprobada en niños y adultos jóvenes con leucemia linfoblástica aguda de células B y en pacientes adultos con linfoma folicular o con linfoma difuso de células B grande después de dos o más líneas de tratamiento; o también axicabtagén ciloleucel para el tratamiento de adultos con linfoma folicular o con ciertos tipos de linfoma no Hodgkin de células B grandes refractario, que ya ha demostrado supervivencia en el 50% de los casos a más de cinco años, cuando antes la tasa era de apenas seis meses, siendo considerado un hito muy destacado durante el pasado congreso americano de hematología.
Guillermo Rodríguez García, hematólogo del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, explicaba a ‘Redacción Médica’ que determinadas terapias avanzadas, como es el caso de brexucabtagén autoleucel -para el tratamiento de adultos con linfoma de células de manto que recidivó o no mejoró después de recibir otro tratamiento contra el cáncer- han demostrado su eficacia en éste linfoma y supone una "esperanza" para los pacientes que, en determinados casos, no tienen otra alternativa, pues hasta ahora la enfermedad es incurable. "No disponer en España de este fármaco es una merma importante para la vida de estas personas".
A principios del mes de junio, el Ministerio de Sanidad designaba 14 nuevos centros hospitalarios, uno de ellos exclusivo para Pediatría, autorizados para administrar medicamentos CAR-T, pasando a formar parte de la red de terapias avanzadas en el SNS.
“España dobla su capacidad asistencial para atender graves problemas de salud de la población a través de estas terapias avanzadas”, señalaba hace unas semanas la ministra de Sanidad, Carolina Darias, quien además confirmaba la apuesta del Gobierno “por la medicina de vanguardia en hospitales punteros en la lucha contra el cáncer con tratamientos que mejorarán tanto la eficacia como la seguridad”.
No obstante, la ampliación del número de centros cualificados no ha conllevado la de incorporar nuevas terapias celulares a la cartera del SNS que, sin embargo, sí están aprobadas a nivel europeo.
El tiempo medio que transcurre desde que un nuevo medicamento recibe la autorización en Europa hasta que está disponible para su uso en España es de 517 días, más de 17 meses de demora, según el informe anual ‘W.A.I.T’. En el caso del cáncer, la espera es de 469 días (en algunos se pueden alcanzar los 1.000 días hasta obtener la aprobación), 74 días más respecto a 2018.
El porcentaje de disponibilidad de los tratamientos oncológicos aprobados en Europa entre 2017 y 2020 en España es del 61% (están disponibles 25 de los 41 fármacos oncológicos autorizados en este periodo), lo que hace que España tenga la cifra más baja en comparación con los de su entorno, ya que esta disponibilidad alcanza el 100% en Alemania; el 90% en Italia; el 85% en Inglaterra y el 80% en Francia.
Desde algunos sectores se alerta de que este retraso en las aprobaciones, unido al sistema actual de financiación de nuevos fármacos, deja en el limbo a terapias para el tratamiento de ciertos cánceres. Entre ellos, terapias destinadas a ciertos mielomas múltiples o los linfomas cuyo pronóstico es muy grave.
Indican que en parecida situación se encuentran otros fármacos destinados a tratar patologías hematológicas que revisten extrema gravedad como los mielomas múltiples, un cáncer de la sangre incurable cuyos pacientes padecen constantes recaídas y que denuncian los retrasos en relación con el acceso a fármacos que pueden salvar vidas. Aunque existen medicamentos innovadores autorizados por la CE, como idecabtagén vicleucel, en España aún no está aprobada su financiación por el SNS, lo que complica su acceso a pacientes.
Los pacientes, a través de la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL), reclaman mejorar su calidad de vida y su tasa de supervivencia, tal y como queda reflejado en su campaña ‘Tenlo en cuenta’ que, además, persigue recordar a la población que no se debe restar importancia a aquellos signos de alerta que ocultan los cánceres de la sangre.
La terapia de células T con receptores quiméricos de antígenos (CAR-T) es una forma de hacer que las células inmunitarias llamadas células T (un tipo de glóbulos blancos) luchen contra el cáncer al alterarlas en el laboratorio para que puedan encontrar y destruir a las células cancerosas.
En España, un comité médico evalúa si un paciente con un terminado cáncer de la sangre es apto o no para recibir el tratamiento CAR-T. Si se aprueba su inclusión, el paciente ingresa en uno de los 23 centros españoles cualificados para la administración de este tipo de terapias en adultos (solo hay un centro autorizado para terapia en niños).
Una vez en el hospital, se le extraen al paciente las células T de la sangre para, posteriormente, ser enviadas congeladas a un centro en Europa, donde se realiza la reprogramación genética de las células. Estas células modificadas se criogenizan y se vuelven a enviar a España, donde se infunden de nuevo al paciente, momento a partir del que esta persona queda controlada en la unidad de cuidados intensivos bajo la coordinación de diferentes especialistas y áreas del hospital para un exhaustivo control de la terapia de células CAR-T.
Superada esta etapa, el paciente podrá regresar a su casa y las células T circulantes en su organismo irán identificando y matando poco a poco las células malignas. En los siguientes meses, las pruebas de evaluación periódicas del tumor mostrarán la respuesta al tratamiento CAR-T.