VALÈNCIA. La derrota electoral del Botànic en las elecciones autonómicas del pasado 28 de mayo dejó un fuerte regusto amargo en el PSPV-PSOE liderado por Ximo Puig. El entonces presidente de la Generalitat subió cuatro escaños, pero se vio rebasado por la ola conservadora que, aprovechándose en la debilidad de Pedro Sánchez, arrasó en buenas parte de las regiones y ciudades.
Puig, tras la derrota, ha asumido de momento un papel activo en la oposición. Muchos esperaban que se marchara incluso de inmediato o que diera un paso a un lado, pero no ha sido así: recogió su acta de diputado e intervino como opositor en la investidura de Carlos Mazón; se ha hecho con el puesto de senador territorial y ha activado el estatuto del expresidente con dos asesores y un conductor para tener una mínima estructura de actividad.
Unos movimientos que, en su conjunto, no parecen pertenecer a los de un político en retirada: es más, Puig ha sido bastante constante en sus reacciones a las decisiones del nuevo Consell PP-Vox y también ha realizado alguna maniobra orgánica interesante como la designación de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, como vicesecretaria general -'número dos'- del PSPV, posicionándola como posible sucesora.
Pero hay más. Las elecciones generales han arrojado un resultado por el que Pedro Sánchez puede mantenerse en La Moncloa. No será fácil, puesto que debe conseguir el apoyo de diversas fuerzas del arco parlamentario (PNV, Bildu, ERC, Coalición Canaria, la abstención o voto favorable de Junts...), pero no imposible, especialmente viendo que el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, no parece tener opciones de amasar una mayoría.
En el caso de que Sánchez siga en La Moncloa, Puig ya ha trasladado a su entorno su intención de jugar fuerte para la presencia valenciana en el ejecutivo central. Así, el expresidente de la Generalitat considera vital que, tras perder el Gobierno valenciano, pueda haber dirigentes del PSPV en Madrid que tengan responsabilidades y presencia relacionadas con la Comunitat, con el objetivo de ejercer de contrapeso al nuevo dominio institucional logrado por el PP de Carlos Mazón.
Sobre esto, en el PSPV también se especula con la posibilidad de que Puig pueda ser ministro. El expresidente siempre se desmarcó de esto mientras estuvo al frente del Palau de la Generalitat, pero algunos dirigente consideran que sería una "buena oportunidad" para el líder de los socialistas valencianos y también para Pedro Sánchez.
En este sentido, dirigentes del PSPV creen que Puig posee "un perfil adecuado" para áreas como Política Territorial o Industria. La primera, por su talante federalista y su conocimiento de las formaciones catalanas, con quien siempre ha mantenido un tono dialogante; la segunda, por su últimas gestiones al frente del Gobierno valenciano para atraer fuertes inversiones como la de la gigafactoría de Volkswagen a Sagunto. De hecho, en el PSPV consideran que si Puig fuera ministro en esta competencia, esto serviría para mantener viva la presencia de la gestión del anterior gobierno para evitar que Mazón se apropiara en exclusiva de hitos del Botànic.
Ahora bien, en la federación valenciana -y también el propio Puig- saben que no es fácil alcanzar una cartera ministerial. De hecho, hay quien cree que, pese a que el expresidente de la Generalitat es un político bien valorado en el ámbito nacional, será difícil que Sánchez decida darle esa confianza por las rencillas pasadas. Eso sí, el nombramiento también abriría la puerta a una renovación en el liderazgo del PSPV que el presidente del Gobierno tendría más fácil controlar.
En cualquier caso, y más allá de las posibilidades de Puig de ser ministro, la prioridad estratégica del líder del PSPV sí irá dirigida a que exista una presencia potente de la Comunitat, a ser posible de su entorno, en el gobierno de España para tratar de no ceder terreno e incluso recuperarlo frente a la gestión del Consell PP-Vox. Es más, los socialistas valencianos consideran consideran clave que exista ese tipo de representatividad por parte del PSPV en el Gobierno central de cara a tener esperanzas para darle la vuelta a la situación en las elecciones de 2027.