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análisis vp - semana intensa tras el anuncio de la rebaja fiscal del president

Puig se erige como barón de barones pero en su entorno temen la venganza de Sánchez 

Foto: EVA MÁÑEZ
2/10/2022 - 

VALÈNCIA. La última semana ha sido especialmente intensa en la política valenciana. La celebración del Debate de Política General en Les Corts se convirtió en un asunto que marcó la agenda nacional, no sólo en esa jornada, sino también en las posteriores. ¿El motivo? El anuncio de reforma fiscal del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que incluía una bajada del IRPF para las rentas medias y bajas. Un golpe de timón que causó malestar en sus socios del Botànic al considerar no consensuada al completo la medida y también en sus compañeros del Gobierno de España, que reaccionaron de forma por momentos airada ante la novedad introducida por el jefe del Consell en el tablero político.

Pese a la fuerte marejada generada, el análisis pausado de lo ocurrido durante la semana arroja un balance más bien positivo para Puig. Pocas veces un presidente autonómico consigue colocar de forma predominante un tema en la agenda mediática nacional y, más aún, si el asunto versa sobre una medida como la bajada de impuestos, un espacio este que ha ocupado más habitualmente la derecha. 


La maniobra tuvo sus riesgos: el presidente, junto al conseller de Hacienda, Arcadi España, habían transmitido el pasado fin de semana tanto a la ministra del ramo, María Jesús Montero, como al propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la intención de anunciar la mencionada rebaja en el Debate de Política General. La iniciativa no gustaba, más por los tiempos que por el contenido en sí, por lo que desde Madrid se pidió el aplazamiento del anuncio. No obstante, Puig, en vísperas del debate y habiendo anunciado semanas atrás que preparaba una reforma, decidió seguir con su hoja de ruta.

Lo ocurrido después, puede comprobarse en la hemeroteca: diversas andanadas y muestras de malestar desde el Gobierno de España e incluso de otras Comunidades Autónomas controladas por los socialistas hacia la reforma fiscal de Puig; aunque también algunas voces de presidentes regionales a favor de contemplar o aplicar esta medida. Una indignación que casi llegó a solaparse con el lanzamiento, apenas dos días después, de las medidas del Gobierno de Sánchez precisamente en la línea de bajada de impuestos que hizo públicas el jueves la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

Al margen de las diferencias de contenido entra la reforma del Gobierno de España y la de Puig, quedaba claro que la filosofía iba en la misma dirección, con lo que la sensación de que el enfado en La Moncloa apuntaba más a un problema de cronología: el presidente valenciano se había adelantado al anuncio e incluso había generado una pequeña revuelta autonómica complicando los tiempos elegidos por Montero e incluso quizá comprometiendo parte del contenido de su reforma.


Ahora bien, atendiendo al escenario, difícilmente Puig tenía otra salida política que le beneficiara. Un anuncio que incide en una parte importante de la ciudadanía y que incluso deja en el aire -de forma muy oportuna- la situación de las rentas altas, algo que es criticado por sus socios. Si posteriormente, tras la correspondiente negociación con Compromís y Unides Podem, se producen modificaciones que afectan a estas rentas tendrá mucha menor repercusión mediática de lo que tuvo el anuncio principal de esta semana. Posteriormente, y pese al enfado inicial, el propio Gobierno de España parece sumarse a su medida, con lo que el presidente valenciano quedó refrendado de cara a la opinión pública.

Por último, el PPCV de Carlos Mazón ha visto en cierta medida desarbolado su discurso, porque aunque es cierto que los populares venían reivindicando desde mucho antes una bajada de impuestos, la potencia de fuego mediática de un gobierno, en condiciones normales, tiene más fuerza que la de la oposición. Es decir, a priori, llega con más intensidad a la ciudadanía la noticia de que Puig baja los impuestos que las informaciones de que el PP lo había exigido mucho antes.


Obviamente, no todo son buenas noticias para Puig y los socialistas valencianos. El desaire sufrido por el Gobierno de España, ya no sólo hacia el propio Sánchez sino también respecto a una ministra tan relevante como Montero (Hacienda), de la que dependen cuestiones tan fundamentales como la reforma del sistema de financiación exigida por el Botànic o los próximos Presupuestos Generales del Estado (PGE), podría no salir gratis.

En este sentido, algunos dirigentes próximos al presidente de la Generalitat consideran que la semana ha sido "muy positiva" para Puig e incluso opinan que el Gobierno de España también ha salido "bien parado". Ahora bien, reconocen que en algún momento puede llegar algún "castigo" a modo de reprimenda por no haber cedido a las pretensiones de Madrid en este asunto, aunque no creen que, de producirse, sea en una cuestión capital.

Puig y Montero en una reunión en València. Foto: KIKE TABERNER

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