VALÈNCIA. Ha pasado casi medio siglo desde que Miguel Agraït y Amparo Zaragozá fundaran la mítica Galería Punto, uno de los espacios clave para explicar la escena artística valenciana contemporánea. Fue en 1972 cuando abrió por primera vez sus puertas y en 2014 cuando se refundó de la mano de sus hijos, Nacho y Amparo Agraït, quienes generaron un doble proyecto formado por Punto y Área 72, este último enfocado al trabajo con artistas emergentes y, además, con un guiño al año de nacimiento de la galería. Y es en ese momento en el que entra en el tablero Jorge López, hasta ese momento vinculado a la Kir Royal Gallery, quien comienza a colaborar con el espacio para, más tarde, asumir la dirección artística del mismo, una transición también física, momento en el que el proyecto se trasladó de la Avenida del Oeste a la calle Burriana, un nuevo espacio que era la antesala de un cambio mayor.
Y es que recientemente López ha asumido no solo la dirección artística de Punto sino que también se ha convertido en el nuevo propietario de la mítica galería valenciana, un cambio de manos que deja fuera del tablero a la familia Agraït-Zaragozá aunque, eso sí, no dejarán de formar parte de su ADN. “Aunque la familia Agrait no está vinculada económicamente, el proyecto seguirá siendo un homenaje a esa familia. Muchos artistas han llegado a ser reconocidos gracias al esfuerzo de Punto y la familia Agraït”. Estas palabras las firma Jorge López, nuevo propietario del espacio, un cambio de manos que se lleva gestando desde hace mucho tiempo, y que se afianzó durante el confinamiento, aunque no es hasta ahora que se ha puesto frente al timón de la nave. “Aguantar una galería 50 años es muy difícil, son muy pocos los casos. Desgasta mucho”, reflexiona López, en conversación con Culturplaza, quien agradece la labor de sus ya anteriores propietarios para levantar un proyecto como Punto.
Aunque el proyecto no será un ruptura, sino una transición, lo cierto es que a partir de ahora comienza una nueva etapa que marcará sus propios ritmos. “Desde el primer día que entré empecé a estudiar lo que había hecho la galería y los riesgos que habían asumido. Mantendré el espíritu y lo pondré en valor, aun trabajando en un proyecto más personal, entendiendo la galería como un lugar de cercanía desde una concepción glocal. Me interesa que los artistas cercanos a la galería tengan un impulso internacional, que se conozca lo bueno que tenemos. También trabajaremos con artistas internacionales, pero no es lo más importante. Es un punto de vista muy similar al que tuvieron en los orígenes de la galería: exportar arte”, relata el nuevo propietario de Punto.
Así, explica el nuevo propietario, la galería se centrará principalmente en artistas jóvenes, con la intención de generar un “laboratorio de ideas” que sume más actividades que las que tradicionalmente se asocian a una galería. “La galería debe ser testigo de su presente”, relata López, que apela a recuperar el espíritu de los primeros años de Punto y tomar el pulso a la nueva creación, apostando por nombres quizá desconocidos y de un ámbito geográfico que le sea familiar a la galería.
Fue con la exposición de Abel Iglesias, No home, que inició de manera no oficial este nueva etapa, la primera propuesta de la galería tras el confinamiento. Después del verano, para la apertura de temporada, ha confiado en Alberto Feijóo, dos proyectos que no son totalmente independientes, sino que son las primeras muestras de una nueva forma de trabajar que planteará cada temporada una temática, un eje vertebrador de la programación anual, en este caso el poder de la imagen. “Las temporadas de la galería serán conceptuales, generando un relato que contará la galería en paralelo al os relatos de los artistas en cada exposición […] Aunque a veces se habla de él como artista urbano, Abel Iglesias es un artista híbrido, multidisciplinar; por su parte, Alberto [Feijóo] nos habla sobre la imagen contemporánea el sentido que tiene hoy ser fotógrafo y como relaciona la imagen con el espacio, de hecho él se considera coleccionista de imágenes”.
Tras Iglesias y Feijóo vendrán dos exposiciones pictóricas, protagonizadas por Ana Ciscar y Juan de Dios Morenilla, y un cierre de temporada en el que presentarán el proyecto conjunto de María García Ibáñez y Marina Camargo, un trabajo sobre la relación entre imagen y geopolítica. Estas no son las únicas novedades de la galería, que próximamente presentará una imagen renovada, que modificará el mítico logo creado por Anzo de la mano de los diseñadores David de la Torre Castaño y Ruth Muñoz Domènech, y un proyecto educativo de micromecenazgo para familias.
Oliver Johnson, Valeria Maculan y Volkan Diyaroglu son los artistas con los que la galería de arte contemporáneo clausura el año