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 el dedo en el ojo

¿Qué vas a hacer Joan?

Queda mucho para las elecciones municipales pero los partidos, que suelen estar en campaña electoral durante cuatro años, van haciendo sus cábalas. En Compromís apuestan a que Ribó seguirá, pero la decisión no está tomada. Queda tiempo. Un año. Un año que en política es mucho tiempo 

| 09/10/2021 | 7 min, 21 seg

VALÈNCIA.- «Creo que tengo 73 años, no me gustan los debates entre personas mayores, como los candidatos en Estados Unidos; creo que hay que tener una limitación temporal pero no voy a decir nada», aseguraba Joan Ribó al ser preguntado por su futuro político en una entrevista concedida a Plaza Radio (ahora 99.9 Plaza Radio) en octubre de 2020. Palabras consecuentes con lo que él siempre ha expresado: su deseo de retirarse tras dos legislaturas.

Sin embargo, en junio de este año, el primer edil, hastiado de ser bombardeado a preguntas sobre sus planes de futuro, aseguró que no tomaría la decisión de volver a presentarse a la reelección hasta el verano de 2022. Cerraba así, al menos públicamente, el interés de la ‘opinión publicada’ por conocer sus intenciones. «No voy a responder a esta pregunta hasta dentro de un año porque me he tomado un año para pensarlo. No responderé más a esta pregunta: lo haré siempre como el mismo piloto automático», afirmó el alcalde. Fue tajante como no lo había sido antes. En unos meses el discurso ha ido variando. Y ¿qué ha pasado durante ese tiempo para que el alcalde tenga dudas sobre su continuidad o no? Allá vamos.

En el ambiente hay un runrún que evidencia que su futuro aún tiene marchamo político. En el entorno más próximo creen que sí lo hará, pero no ponen la mano en el fuego al 100%. Como una persona que le conoce bien nos dijo cuando elaborábamos este artículo, «la respuesta no está ni en la cabeza de Joan». 

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Presiones

Así que la sensación general es que se va a presentar, cada vez lo tienen más claro en Compromís: lo tienen, lo quieren y tiemblan ante la posibilidad de que pegue el portazo. Y así se lo han hecho llegar. Le han estado presionando desde hace tiempo ante el temor de que, sin él, la próxima cita electoral está perdida. Tanto han ‘empujado’ que los ruegos han llegado a producirse a través de su mujer, de Carme, que es partidaria de que se jubile y se dedique a la familia. 

Y es que «sin Ribó, peligra la alcaldía», dice un veterano dirigente que conoce los entresijos de la política. Así está el patio: sin Ciudadanos en el tablero, el PP de María José Catalá podría ser la primera fuerza política. Con Podem desaparecido en la ciudad, las diferencias entre bloques serán exiguas, y solo con Ribó parece haber opciones serias de continuar con el Rialto. Ni una hipotética confluencia de las izquierdas a la izquierda del PSOE podría solventar la papeleta (nunca mejor dicho). Un acuerdo del que, por cierto, Esquerra Unida, antiguo partido de Ribó y único en el que ha militado, está como loco por conseguir. De hecho, Rosa Pérez, líder del partido en la Comunitat Valenciana, dijo a los suyos en un cónclave interno que hay que buscar acuerdos con Compromís a toda costa, y hablaba de todos los ámbitos. Están enfadados con Podem y desesperados por no acabar en la irrelevancia. Pero eso lo dejaremos para otro día.

Por otro lado, en Compromís tienen un problema que no han sabido resolver desde hace tiempo: la sucesión. Está pasando lo que ocurre muchas veces con los alcaldes o alcaldesas que van cerrando etapas (por deseo propio o por exigencia ciudadana), que sus partidos no encuentran digno sucesor capaz de repetir éxitos.

Le ocurría al Partido Popular en València, con Rita Barberá. Durante su longevo mandato, los periodistas jugaban a designar la persona que podría sucederle. Pues no se escribió y habló al respecto, madre mía. Se le colocaban delfines cada dos por tres, pero jamás se encontró a nadie que pudiera tener opciones, y encima llegó «la hostia, qué hostia» que cercenó décadas de gobierno popular.

En Compromís tampoco se ha trabajado bien. Ahora mismo, por no hablar de quien estuvo y pudo ser esa sucesora, hay pocas opciones. Los nominados más habituales en las quinielas tienen, por distintas razones, hándicaps, en algunos casos insalvables. 

Pere Fuset es uno de ellos. En las dos últimas primarias de Compromís resultó el más votado. Todo un logro. Un político con ambiciones legítimas, nasió pa´gobernar, pero que una imputación le ha dejado sin posibilidades, si alguna vez las tuvo. El otro es Carlos Galiana. Dicen algunos que, con el trabajo que ha hecho con las Fallas en plena pandemia, se ha ganado el cariño de agrupaciones y colectivos festivos. Pero aunque alguien de su entorno, o él mismo, piense que eso se traduciría en votos, lo cierto es que no suena realista. Además, no parece que contara, llegado el caso, con el apoyo orgánico necesario, apuntan algunas fuentes cuestionadas al respecto.

«A Joan lo presionan, a su mujer la presionan: ‘Sigue tú que palmamos’. Y le proponen que si quiere jubilarse, que lo haga, pero una vez hayan ganado, de nuevo, la alcaldía»

Y luego está Sergi Campillo, el vicealcalde. Ni él mismo apostaría a convertirse en el cabeza de lista. No quiere, no lo desea y entiende que está preparado, pero para otros envites. No obstante, su entorno, el de una de las patas de la coalición, Iniciativa, sí que lo ve.  Y no son pocos. Últimamente se han ido incorporando al consistorio un batallón de Iniciativa como si se estuvieran preparando para el ‘Día D’. «Vamos va, pero si eres el vicealcalde», le espetan a la oreja. Campillo es listo, tiene prestigio por la labor que realiza (incluso le respetan en la oposición) pero no lo ve. Solo habría una forma de conseguirlo. Que su partido se lo pidiera formalmente. Él es disciplinado y aceptaría pero el encaje de bolillos que hacen en la coalición para conformar las listas (pluralidad y paridad) lo convierte, a día de hoy, en inviable. 

Como inviable parece la opción de fichar a un independiente. Pero se ha intentado como bien publicó Valencia Plaza. Uno de los llamados fue  el magistrado Joaquim Bosch. Portavoz de la organización Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD) entre 2012 y 2016. Un jurista  que tiene un marcado perfil público y político pero que declinó el ofrecimiento.

En los mentideros periodísticos se ha apuntado a Mónica Oltra como posible relevo. No parece factible. Solo con una encuesta, a poco de celebrarse las primarias, que le dieran opciones de victoria ante la derecha, invitaría a la vicepresidenta del Consell a aceptar el envite. Ahora, debería ser una encuesta de ‘las buenas’, de las que se pagan a precio de oro por lo que les toca sacar el cepillo a pasear.

Es precisamente eso, una encuesta, lo que empujaría a Joan a tomar la decisión definitiva. Porque Ribó pensaba, hace no mucho, que él ya había conseguido lo que pocos habrían imaginado. Ganar València. Ganar a Rita. Palabras mayores. Y qué mejor que retirarse por la puerta grande y no salir forzado por las urnas. Pero si le da opciones reales esa encuesta…

Solo la puntita

A Joan lo presionan, a su mujer la presionan: «Sigue tú, que palmamos». Y le proponen que si quiere jubilarse, que lo haga, pero una vez hayan ganado, de nuevo, la alcaldía. Es decir, retirarse al año y medio de las elecciones y ya preparar al sucesor desde dentro. Vamos, una suerte de mete, pero solo la puntita. Pero no. Ribó no tiene en mente hacer eso.

Si se presenta, lo hace con todas las consecuencias. Si se presenta, será bajo sus condiciones. Como hizo en 2011, cuando le propusieron encabezar la lista para que consiguiera llegar al 5% y dar el impulso necesario a Compromís en les Corts desde València. Puso sus condiciones. No consiguió el anhelado 5%. Su candidatura recibió más del 9% de los votos, y 3 concejales. En 2019, fueron 10. En 2023…  

* Lea el artículo íntegramente en el número 84 (octubre 2021) de la revista Plaza

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