GRUPO PLAZA

 El estadista de un Valencia de leyenda

Rafa Benítez: «No se han dado las circunstancias para regresar al Valencia»

Desde el método, el análisis y los buenos resultados rompió el escepticismo generado a su llegada a Mestalla en 2001 replicando con dos títulos de Liga y una Copa de la UEFA, un doblete histórico

| 23/02/2019 | 22 min, 11 seg

VALÈNCIA.-En tiempos de Centenario del Valencia, casi quince años después de poner rumbo a Liverpool, la figura de Rafa Benítez Maudes (Madrid, 1960) se mantiene nítida y fuerte en el imaginario valencianista: siempre se busca un ‘nuevo’ Benítez y se sigue soñando con el regreso a Mestalla. En las entrañas de St James Park, en su sala privada, después de gozar de una buena victoria del Newcastle UFC en la Premier, atiende a Plaza, regresando a aquellos tiempos entre 2001 y 2004, cuando construyó un equipo rotundo, voraz y ganador, que elevó un título de Liga en su primer año, génesis de un doblete histórico con el título nacional y la entones Copa de la UEFA en 2004. Repasa aquellos capítulos, que irradiaron al que se consideró el mejor equipo del mundo ese último año. Incluso cuenta cómo jugaba su equipo desde ese equilibrio que siempre persigue. De un método casi ajedrecístico para hablar de fútbol —totalmente ligado a su discurso—, la conversación deriva en un abrirse y contar aquello que le gusta hacer fuera de su profesión, a un revelar su perfil personal, incluso a reflexionar sobre asuntos de actualidad. De fondo, en todo caso, siempre el fútbol.  

—2019 es un año histórico para el Valencia por su Centenario. ¿Qué aprendió en su paso por el club? ¿Qué imagen tiene del aficionado valencianista?

­— Lógicamente guardo un gran recuerdo del Valencia y de València. Tengo grabada la imagen de la gente llorando de alegría cuando ganamos los títulos o las celebraciones en el autobús por la ciudad. En general, para mí, ha sido una etapa muy bonita y tengo un gran recuerdo de la afición valencianista y su apoyo. Estoy seguro de que al principio había escepticismo porque llegaba un entrenador que era poco conocido, pero poco a poco el público fue apreciando lo que fuimos haciendo y tengo muy vivo el recuerdo de cuando la gente te agradecía, animaba y notabas que estaba contigo.

Lea Plaza al completo en su dispositivo iOS o Android con nuestra app

­— ¿Qué entendió sobre la idiosincrasia del club?

­— Era complejo porque, a lo mejor, en otros equipos no había tanta presencia de la directiva y de gente cercana al consejo; pero allí sí que era así. Creo que lo manejamos bien. Al principio nos sentamos con Pedro Cortés y luego con Jaume Ortí, que en paz descanse, y había buena sintonía. Con Manolo Llorente alrededor, se fueron consiguiendo cosas que se buscaban; también de la mano de Subirats, primero, y luego de García Pitarch. En general, había momentos de buena relación, de hacer las cosas bien y de tensión, pero eso es parte del fútbol.

­— ¿Cómo se logró dar forma a esa época de éxitos en la historia del Valencia, partiendo de ese escepticismo al que aludía y algo muy ligado al club como el ruido económico-social?

­— Para entender ese éxito hay que valorar el trabajo de Héctor Cúper, que dejó un buen equipo. Luego, con Subirats, se trató de firmar jugadores para lograr ese equilibrio que le podía hacer falta. También coincide que mi carácater y el de la gente que estaba conmigo era bastante tranquilo, analítico y muchas de esas cosas que había alrededor no nos afectaban tanto. Esa tranquilidad nos permitía tomar mejores decisiones. Y a la larga, muchas veces, la clave es equivocarte poco y nosotros nos equivocamos poco. E insisto en el perfil del cuerpo técnico que teníamos y la forma de trabajar, tranquila y analítica, y porque la gente del club y la directiva que estaba allí —estaba más acostumbrada a ese ruido— te ayudaba a esa toma de decisiones.

«Soy persona de hacer cosas normales, de estar con la familia cuando puedo, de estar relajado con cosas sencillas, y de disfrutar de los pequeños momentos»

­— ¿Y esa misma tranquilidad y separación del ruido cómo se hacía con la plantilla, qué era la clave?

­— Teníamos una metodología que a los jugadores les parecía bien. Veían que era un trabajo serio, profesional, metódico y cualquier cosa que hacíamos tenía una explicación y la entendían. Además, los resultados y los triunfos reforzaban la idea, de modo que cada vez era más fácil que calase en el futbolista.

­— En el imaginario se tendrán diversas anécdotas y momentos importantes. Siempre se recuerda aquel partido contra el Español y el fondo de la destitución. ¿En todo caso, para usted cuáles fueron los momentos clave?

­— Ese momento del partido contra el Español, en Montjuïc, lo comenta mucha gente, pero yo no era consciente cuando estaba en el descanso dando la charla. Hicimos lo que teníamos que hacer a nivel futbolístico, se ganó y punto. Sí es cierto que cuando en enero le dijimos a los jugadores que podíamos ganar la Liga y estábamos a 7 u 8 puntos del Madrid, dimos un paso de gigante. La gente realmente dice «este tío está loco», pero ven el trabajo y resultados y empiezan a creer y ver que se puede. La llegada de Baraja en la segunda vuelta tras la lesión fue fundamental. El Pipo llegó y marcó 7 u 8 goles. Se dieron una serie de circunstancias que hicieron que el equipo fuera creciendo cada vez más en confianza.

­— Y aquello se hizo contrarrestando a las plantillas y presupuestos de la época del Real Madrid y el Barcelona.

­— Pero no solo esos equipos... había otros fuertes como el Deportivo, el Atlético de Madrid, el Sevilla, el Villarreal... cualquiera te podía ganar. Y la clave para nosotros, como decía, fue tener tranquilidad y continuidad, seguir una línea de trabajo avalada por los resultados, tener esa confianza y poco a poco esa unión que se creó con la propia afición.

— En su globalidad, ¿era más competitiva la Liga española?

­— Cada competición y cada año es distinto. Los resultados están relacionados con eso. Ahora se meten muchos goles pero recuerdo en la tercera temporada (2003-2004), la de la segunda Liga ganada y la UEFA, el partido contra el Albacete en casa. Si nosotros metíamos un gol éramos máximos goleadores con 71 y los menos goleados. Perdimos 0-1 y estaba muy enfadado porque el Madrid había metido 71 goles. Es decir, el Madrid de los ‘galácticos’ metía 71 goles y ahora estos equipos meten más de cien goles. En ese momento, 71 goles era el máximo goleador. La muestra del potencial de un equipo es que metes más que ninguno, nosotros hicimos , y encajas menos que nadie. Eso es equilibrio, poderío y un equipo sólido. Mucha gente confunde el ser equilibrado con ser defensivo. Nuestro equipo era bueno en defensa, pero era casi el máximo goleador esa temporada. Hay equipos que ganan títulos marcando muchos goles y encajando también. Pero normalmente para ganar una Liga hay que ser lo suficientemente bueno en defensa y en ataque para ser mejor que los demás de forma regular. Te toca jugar una Liga contra los que te tocan. No podemos comparar. A veces hablas con gente y te habla de Di Stefano como futbolista, por ejemplo, y dice que pudo ser el mejor de la historia. Pero los hay que te dicen de Maradona, Leo Messi, Pelé, Johan Cruyff... A todos esos jugadores los pones ahora y seguramente serían estrellas igualmente. Sin embargo, como ahora hay más trascendencia por las redes sociales, pues parece que hacen mucho más.

­— Con la perspectiva del tiempo, ¿cómo ve ahora el doblete?

­— En la línea de lo que decía, compites contra lo que te toca competir y no te das cuenta del valor de lo conseguido hasta que ves que pasa mucho tiempo y no se vuelve a lograr. No es lo mismo ganar con el Madrid o con el Barcelona —vas a conseguirlo una serie de veces— que con un equipo como el Valencia. Cuando logramos la primera Liga habían pasado más de treinta años para ganar una, luego hicimos la segunda y no se ha vuelto a conseguir. Al final, el potencial de los equipos de alrededor es el que marca lo que eres tú capaz de hacer. El doblete fue espectacular. Si lo comparas ahora con la posibilidad de ganar una Liga sería un superéxito. Y entonces ganamos dos títulos de mucha importancia y la gente lo seguirá apreciando en la medida que el equipo no consiga reeditar esos títulos.

­— ¿Qué legado cree que sus jugadores y usted dejaron, incluso más allá de los títulos?

­— Tuve suerte de coger un equipo que Cúper había trabajado bien. Nosotros intentamos ser algo más ofensivos. Ellos tenían al Piojo López y jugaban muy bien a la contra. Salió porque Mista marcó muchos goles y porque el equipo logró ese equilibrio. Cuando nos fuimos creo que dejamos un equipo muy competitivo. ¿El peligro o el problema después? Cuando un equipo gana mucho hay que tener cuidado y ver si es capaz de seguir ganando, si sigue teniendo hambre, si sigue teniendo ganas de mejorar. No estaba allí cuando vuelve Ranieri, no lo puedo valorar, pero lógicamente es más complicado conseguir eso cuando los otros equipos grandes, una vez que han fallado, empiezan a fichar, y vuelven a ser más fuertes. Por eso, nosotros ganando la Liga el primer año, y la Liga y la UEFA dos años después, tiene más mérito pues era mucho más difícil mantener ese nivel. Ahí está la anécdota de cuando fuimos a entrenar —de cara a un partido contra el Mallorca— y los jugadores empezaron a silbar en plan de broma, los mandamos a todos a la ducha y dimos un toque de atención para que la gente estuviese con los pies en el suelo y no se pensara que estaba todo hecho. Era algo así como decirles: si queremos ser ganadores hay que serlo en el día a día.

­— Dejó una profunda huella, pues desde entonces se sigue buscando a ‘otro Benítez’.

­— La gente no hace una valoración del contexto. Puedes encontrar entrenadores jóvenes que lleguen con mucha ambición y hambre, pero cada uno tiene una formación, un pasado, una forma de ver el fútbol y de adaptarse al entorno. Si tienes un entorno y tienes todo el potencial y la edad pero no te adaptas, al final no consigues los resultados. Nosotros nos adaptamos bien y por eso el equipo funcionó. Hubo una conjugación de jugadores, técnicos, afición, club, medios... que funcionó.

­— En estos años, ¿ha habido opción de volver al Valencia, alguna llamada u oferta real?

­— Ha habido rumorología, pero no cosas concretas. No porque haya habido más o menos interés, sino porque no se han dado las circunstancias. En Liverpool estuvimos seis años, luego fuimos al Inter, un equipo de mucho nivel en aquel momento, después apareció el Chelsea... En momentos determinados han aparecido equipos que te mantenían en Inglaterra, donde me gusta mucho entrenar y mi familia está arraigada, y otros equipos que te mantenían en un nivel que no te hacían andar mirando mucho más porque venían ellos, te buscaban y poco más. No se ha dado la situación como para tener que planteártelo seriamente.

­— ¿Sigue en la distancia al Valencia CF?

­— Tengo buena relación con Marcelino, es amigo mío. Incluso el año pasado estuvimos hablando de algunos jugadores. Hizo una buena temporada. Ahora está más difícil la cosa, pero sí tengo cierto contacto o información.

­— Y en cuanto a la realidad general del club: el cambio de propiedad, el nuevo estadio con las obras paradas...

­— Todos los clubes tienen sus particularidades. En València se han dado una serie de circunstancias como las que comentas. Y, a veces, hacer un equipo competitivo en un marco determinado es más difícil. El año pasado lo hizo bien. Y lo que ocurre ahora puede ser un poco el reflejo de lo que hablábamos respecto a las ligas. Ganas y luego mantener el nivel de intensidad, de competitividad no es fácil, y en un entorno que no es muy estable, pues es más fácil que se cometan errores.

­— La fórmula del éxito no la tiene nadie. Con todo, ¿qué considera que es importante que haya siempre para trabajar por tener éxito?

­— Uno es muy sencillo: trabajar mucho, pero con una metodología, con una forma clara de afrontar tu profesión. Hay que hacer las cosas con sentido común y a partir de ahí tener una forma de trabajar que te permita no tanto acertar mucho o siempre, sino cometer menos errores. Vas a equivocarte, porque el fútbol no es una lámpara o un sofá, porque tú estás fichando futbolistas; el fútbol al final es fichar personas y cuando aciertas es porque la persona es profesional, adecuada o el entorno suyo le ayuda... Pero a veces fichas a un futbolista y no encaja por la circunstancia que sea, pero no quiere decir que la decisión deportiva fuera equivocada, sino que la cuestión personal o deportiva no encaja y no funciona.

«Compites contra lo que te toca competir y no te das cuenta del valor de lo conseguido hasta que ves que pasa mucho tiempo y no se vuelve a conseguir»

­— Más allá del Valencia, ¿qué guarda de sus experiencias en Liverpool, Inter, Chelsea, Nápoles o Madrid, además del Newcastle o incluso de aquellos clubes en su recorrido previos al Valencia?

­— Estoy muy contento de haber estado en Liverpool; de hecho mi familia sigue viviendo allí, como también estoy muy contento de mi paso por el Valencia. Liverpool es otro fútbol: en aquel momento en Inglaterra era un fútbol muy de valores, de principios, de sentimiento y es una afición que lo vive al máximo. Tuvimos la suerte de conseguir la Champions, la FA Cup, la Supercopa de Europa y la inglesa, estuvimos en otra final de Champions... fueron muchos éxitos en un equipo que tenía mucha pasión y la gente lo agradecía muchísimo. Es una etapa inolvidable en mi vida y carrera. De ahí vas a equipos, como el Inter, que es un club de exigencia, pero cuando llegamos estaban en esa etapa de haber ganado ya y les faltaba ese plus, había más de quince futbolistas con más de treinta años. Nos dijeron que iba a haber cambios, pero luego no se hicieron. Aun así ganamos dos títulos. La gente muchas veces se olvida de esas cosas. En el Chelsea, con una situación compleja, fuimos terceros, hicimos semifinal de FA Cup y ganamos la Europa League. En Nápoles igual, ganamos dos títulos. Íbamos logrando objetivos. Incluso en Madrid, nosotros estábamos arriba en Champions League y estábamos a dos puntos del Barcelona, con un partido menos que el Barça en Liga.

­— ¿Cómo analiza su salida del Madrid?

­— No nos echaron los resultados, nos echa una situación especial del entorno, pero ni siquiera de los jugadores, porque teníamos mejor relación de lo que la gente piensa. Pero en el fútbol hay que justificar una serie de decisiones. Se justificaron. Como luego el equipo ganó títulos con Zidane parece que yo estaba mal, pero la realidad es que no estaba mal. Con la misma forma de trabajar que habíamos realizado preparamos un equipo que ya era competitivo y que era capaz de conseguir títulos como logró. Obviamente, no es una etapa agradable, porque siendo de Madrid y viniendo desde el fútbol base del Madrid hubiese esperado algo más de apoyo de algunas personas, que no se tuvo.

­— ¿Cómo asume el reto del Newcastle?

­— Salimos y seguimos adelante. Asumimos un riesgo viniendo al Newcastle en una situación delicada y luego en Segunda división, que no muchos entrenadores lo harían. Y ascendimos, que es muy difícil en la Championship, que tiene muchos y muy duros partidos. Y luego en Premier hicimos un décimo puesto. La gente de Newcastle nos quiere, porque nos hemos comprometido, hemos arriesgado nuestro prestigio, saben que es una situación difícil y lo aprecian.

­— Cuando se hace una apuesta arriesgada de este tipo, ¿qué se aprende después del recorrido?

­— La gente que no nos conoce no se da cuenta. Entrené al Extremadura y ascendimos. Entrené al Tenerife y ascendimos. Por tanto, no tengo miedo a los retos, pero para asumir un reto tienes que tener las herramientas para poder conseguir tu objetivo. Mi conversación con el propietario del Newcastle en esta misma sala fue esa: ¿Nos vas a dar las herramientas para asumir ese reto? Dijo que sí y tiramos para adelante y lo hicimos. Otra cosa es ahora, de ser un equipo fuerte en Championship hemos pasado a ser uno que le cuesta competir en la Premier y estamos sufriendo porque no estamos haciendo las cosas que teníamos que hacer.

­—  Y entrando ya en el terreno personal, ¿mantiene relación con amigos o conocidos de València?

­— Mi mujer y yo tememos relación con algunas personas por allí y tenemos familiares. Sigo teniendo contacto con amigos periodistas, que de vez en cuando vienen a ver partidos y mantenemos esa relación.

­— ¿Qué le cuentan de la ciudad y del club?

­— De la ciudad comentamos poco. Pero con Paco de Miguel, nuestro preparador físico, que también trabajó allí, comentamos lo bien que se vive en València, lo bonita que es, todo lo que te ofrece. También hablamos del equipo, del cambio en la propiedad, del estadio que no se acaba nunca.

­— ¿Tiene visita pendiente a València?

­— Tengo invitación para el Centenario por parte de los veteranos del club. Hablé con Fernando Giner y estoy mirando cómo encajar esas fechas. Además, tengo un par de invitaciones más para esas fechas, pero lo primero que tengo que ver es si tengo que estar aquí —en Newcastle— entrenando y trabajando.

­— Lógicamente, su figura está íntimamente ligada al fútbol, pero ¿qué le gusta más allá del fútbol?

­— Mi familia vive en Liverpool y yo en Newcastle. Con mis ayudantes jugamos a las cartas, al mus, y nos entretenemos ‘peleándonos’ todo lo que podemos para cambiar un poco el chip. Y lógicamente cuando tengo tiempo libre me voy a Liverpool con mi mujer, Montse, y las niñas (Claudia y Ágata, nacida en València) tranquilos en casa —Wirral, una tranquila zona cuyas aguas conectan con Gales—, salimos a cenar, paseamos a los perros o vemos películas. Al final haces las cosas más normales porque tampoco tienes mucho tiempo. Cuando voy en el tren trabajo y en coche voy con el manos libres, hablando con agentes y gente del fútbol. En casa es para estar relajados.

­— ¿Qué le gusta leer que no sea de temática deportiva o futbolística?

­— Acostumbro a leer sobre psicología deportiva o cuestiones relacionadas para relajarme o buscar ideas para mis futbolistas. No tengo mucho más tiempo, porque suelo estar trabajando o viajando.

­— Usted y su familia están arraigados en Reino Unido. ¿Cómo hacen para mantener sus raíces y cómo de importantes son en su proyecto de vida?

«En Inglaterra hay un on the record y un off the record y ellos suelen respetar mucho el off the record. En España, hay gente que sí lo respeta y hay quien no»

­— Hay raíz con València: una de mis hijas es fallera y la pequeña  nació allí. En todo caso, hace muchos años que vivimos en Inglaterra, se han educado aquí, tienen sus amigos, el novio... Por tanto, pocas veces vamos a España y son los abuelos y los familiares los que vienen a vernos. Cuando tengo tiempo, intento estar cerca de ellas porque cuando se van haciendo mayores pasan de nosotros (sonríe).

­— ¿Qué cita no pierde nunca de hacer con su familia?

­— Con la familia estoy siempre tranquilo. Ahora, mi hija mayor hace vida con su novio pero luego estamos juntos y unidos. Entiendo que hagan su camino, porque es ley de vida, claro.

­— ¿Cuáles son los peores momentos vividos hasta ahora?

­— A nivel personal, desde luego, los peores momentos son cuando pierdes a familiares o amigos o cuando hay enfermedades de gente cercana; tengo un par de casos cercanos de cáncer, y eso es duro y te acuerdas en muchos momentos.

­— ¿Cuáles son esas situaciones que a uno le mantienen con los pies en la tierra?

­— El año que tuve la operación, que estaba temblando y con convulsiones por los antibióticos, lo pasé muy mal. Me acuerdo de eso para luego disfrutar de los buenos momentos, y esos normalmente están vinculados a la familia o el trabajo. Por ejemplo, ascendimos con el Newcastle y vimos la alegría de una ciudad entera. Ahí tenemos los títulos con el Valencia CF. Y luego, a nivel familiar, cuando tu hija saca buenas notas y puede ir a la universidad que quiere o cuando la otra te enseña un vídeo ilusionada de un buen salto haciendo patinaje... son cosas muy normales.

­— Además, tienen una activa vida solidaria como con la Montse Benítez Foundation. ¿Qué proyectos han ido implementando desde la entidad y en qué objetivos futuros se centran?

­— Cuando nos íbamos de Liverpool, Montse donó dinero a un hospital, luego hicimos una aportación para los familiares de las víctimas de Hillsborough y ayudamos a algunas charities de allí y a la vuelta decidimos hacer una ONG a nivel local, que se dedica a ayudar a otras pequeñas charities para conseguir fondos para colectivos de ciegos, autistas, salvacostas... Se organizan actividades (competiciones de golf, cenas solidarias, charlas...) y se recogen fondos para repartir entre estas entidades. Pero eso es mucho más de Montse que mío. Incluso mandó a niños con escasos recursos a viajes a Disneylandia durante tres años. Miramos que efectivamente la gente lo necesita, porque a veces hay casos de personas que se quieren aprovechar. Recibes muchísimas cartas pidiendo ayuda o dinero, pero vamos a cosas concretas.

­— Si dejamos a un lado a la figura de Benítez como entrenador, ¿quién es Rafa?

­— El fútbol es muy exigente y tienes que dedicarle mucho tiempo, y más cuando hemos viajado tanto. Con ese marco, en general, Rafa es de hacer cosas normales, de estar con la familia cuando puede, de estar relajado con cosas sencillas, de disfrutar de esos pequeños momentos.

— ¿Es bromista?

­— Ya no, porque me voy haciendo viejo; pero tengo muchos chistes que contaba cuando trabajaba en el gimnasio —el Abasota de Madrid— y estoy todo el día diciendo tonterías. Pero cuando llega el momento de los partidos te ven muy serio y parece que estés todo el día enfadado, pero no es así. En el día a día, estoy relajado haciendo bromas, a veces demasiadas. 

­— En tiempos de branding, de marca personal, si ahora decidiese retirarse, ¿qué sello le gustaría haber dejado en el mundo del fútbol independientemente de los títulos?

­— Hemos tenido muchísima gente que ha venido a vernos entrenar y gente que profesionalmente te valora y aprecia. Cuando vienen y te ven cómo trabajas, entienden cómo se ha conseguido lo que se ha conseguido. Hay un trabajo, una seriedad, una metodología o una forma de hacer y de entender las cosas. Luego a nivel personal depende mucho de la gente que te conoce de cerca, porque la relación con los medios tiene que ser más o menos profesional, más o menos cercana en función de lo que te devuelve el periodista. Hay veces que los periodistas quieren ejercer como periodistas, por lo que no puedes tener una relación personal y cuando son periodistas y amigos creo que es más fácil sincerarse con ellos y que conozcan el personaje desde dentro. A nivel personal, habrá gente que le caigas más o menos bien pero, sobre todo, me llama la atención los que te ven desde fuera, no te conocen y se crean una opinión.

­— Respecto a la prensa británica y la española, ¿cuál le gusta más y con cuál está más a gusto como persona que es noticia?

­— No tengo mayores problemas con unos o con otros siempre que haya un respeto. Aquí hay un on the record y un off the record y ellos suelen respetar mucho el off the record. En España, hay gente que sí lo respeta y hay quien no. Ya no es cuestión de generalizar: hay periodistas buenos y no tan buenos, como hay entrenadores buenos y no tan buenos. Lo que trato es, si puedo, saber con quién estoy hablando y saber qué le puedo decir para que no tenga sorpresas, porque a veces te las encuentras.  

* Este artículo se publicó originalmente en el número 52 de la revista Plaza

next