VALÈNCIA. Fue en marzo de 2017 cuando AVVAC (Associació d’Artistes Visuals de València, Alacant i Castelló) se mudó al Centre del Carme, que se ofreció a acoger a la agrupación tras su abrupta salida de Las Naves. Este traslado marcaba un punto de inflexión físico en una entidad que todavía no había hecho frente a sus momentos más difíciles. Dimisiones de miembros de la junta directiva, que acusaban a la asociación de estar más “dividida e inactiva” que nunca; ‘secuestro’ de redes sociales; elecciones sin opciones a presidencia que rozaron la desaparición de la entidad… “Más allá de dramatismos, en este momento AVVAC está relativamente bien”. Esta frase la pronuncia el artista Rafa Tormo, actual presidente de la entidad y encargado de arrancar de nuevo una máquina con ganas de actuar. En estos meses han recuperado la voz, reuniéndose con representantes de la administración como el secretario autonómico, Albert Girona, o el diputado de Cultura, Xavi Rius, encuentro recientes en los que han verbalizado sus peticiones… y también sus denuncias.
Este es caso del método elegido por la Diputación de Valencia para seleccionar director del Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (MuVIM) y el Museu d’Etnologia, un proceso interno que calca las bases creadas por el Partido Popular, dejando de lado el Código de Buenas Prácticas, y que se ha ganado críticas dentro y fuera de la asociación de artistas. También han mostrado su malestar por haber sido la entidad “marginada” del Consejo del IVAM, habiéndose reunido también con el director del museo, José Miguel G. Cortés. En este momento se trata de identificar los problemas que solucionar y, también, de construir un nuevo universo en torno a la asociación. Para ello están trabajando por generar un mapa, “situando donde hay actividades artísticas”, que tiene por objetivo final potenciar la descentralización de la actividad de AVVAC. Pero antes, celebrarán unas jornadas para profesionales que, de igual forma, servirán para presentarse de nuevo ante el público
-¿Teme que la asociación haya perdido credibilidad a la hora de ser interlocutor de los artistas?¿Cómo han afectado los problemas del último año?
-Creo que afecta más a la cuestión anímica que a la imagen. Los que estamos implicados en esto somos gente que voluntariamente estamos interesados en defender los derechos de un sector. Al final es una cuestión anímica. En cierta manera, más allá de dramatismos, en este momento AVVAC está relativamente bien.
-¿Qué quiere decir 'relativamente'?
-Quiere decir que la situación cultural después de un cambio político tampoco se ha normalizado. Sentimos que algunas cosas están cambiando, pero están vinculadas únicamente a la institucionalización de esas políticas, no a la dinamización de un sector real. Estamos hablando de cuestiones como centros de producción, de territorialización de las propuestas... Se están haciendo cosas, pero no dejan de ser acciones puntuales y en una dirección: es la institución la que propone que hagas algo vinculada a ella, no cuenta con los agentes locales. Son aspectos relevantes. Nosotros hora estamos haciendo una labor de localización de todos esos agentes que hay a lo largo del territorio.
Por otro parte, hay otros sectores con una industria muy concreta, el nuestro es más complicado. Pensamos que todo no puede venir del ámbito de una negociación con un mercado básico, el arte contemporáneo vive difícilmente de la compra-venta. Hay muchos artistas que venden mucho y no tienen repercusión a nivel de museo o reconocimiento internacional. Lo que solicitamos a la administración es intentar regular algunas cosas. Somos un sector muy precario, ¿qué artista va a denunciar a una galería porque no le hace un contrato? Todo esto no está asentado.
-¿Qué opciones proponéis?
-Queremos buscar soluciones políticas más que señalar culpables. Por eso le hemos propuesto al secretario autonómico, Albert Girona, que necesitamos que se reúna de nuevo la mesa sectorial de las artes, algo que tiene que hacer Carmen Amoraga. Nos hemos reunido dos veces y ya está. Necesitamos que eso funcione, que tenga continuidad. También creemos que ninguna institución, entidad o empresa debe recibir dinero público si no cumple el manual de buenas prácticas, ¿qué quiere decir? Pues que las galería beneficiarias hagan contrato a sus artistas, etc. Esto necesita una pedagogía en la que nosotros estamos dispuestos a colaborar.
-No es el primero que se queja de la falta de reuniones de la mesa de la cultura, ¿cuál ha sido la trayectoria en su sector?
-Hay buena voluntad, se ha estructurado, pero, claro, hasta que no coges una dinámica de trabajo... Hemos conseguido separar artes visuales y patrimonio, que iban juntos. Sí nos parece que han habido cambios, pero nos falta profundidad.
-Se reunieron con Xavi Rius específicamente para tratar la cuestión del proceso de selección del director del MuVIM y Etnología, ¿ha habido un cambio de opinión tras el encuentro?
-Es cierto que el MuVIM es un servicio que da la Diputación, no tiene nada que ver con la entidad jurídica del IVAM. Pero también creemos es que es una cuestión de voluntad. Si eres el diputado de Cultura puedes abrir un espacio de reflexión en torno a esto. Hay una cuestión, la discrecionalidad técnica, por la que el diputado como presidente de la mesa hace una petición a la comisión de valoración para la incorporación de técnicos externos a la propia entidad. A nosotros lo que nos hace un poco de risa es que los mismos funcionarios sean los que elijan al director. El Manual de Buenas Prácticas lo bueno que tiene es que dice que el comitéde selección debe estar formado en un 33% de personas de la institución, 33% de la sociedad civil y, el resto, expertos.
-¿Esta propuesta cómo fue recibida por Rius?
-Era un primer encuentro, ahí compromisos no pueden haber. Nos encantaría que hubiera una solución política.
-¿Puede haber afectado la situación interna de la asociación en no estar representada en algunos de procesos?
-Creo que es más una cuestión de que los cambios que se han producido [en la administración]. Ha habido un cambio político pero hay ciertas dinámicas de actuación vinculadas a las artes visuales que se mantienen. No sé si hay algún tipo de diseño en esta inversión en compra de obra por parte de la Generalitat Valenciana, para el IVAM... hay actuaciones en las que quizá se intenta que esté el sector empresarial pero, claro, sin nosotros difícilmente puede darse.
-¿No tiene sentido que la comisión de compras precisamente no esté la asociación de artistas?
-Hay muchas fórmulas. En el Consorci de Museus, por ejemplo, cada vez que hay una convocatoria nos piden miembros para el jurado. Para no romper una norma ética del colectivo lo que hacemos es tener una bolsa de artistas de distintas disciplinas. Hay una separación de intereses ahí. Que haya un compra no ha de imposibilitar la aportación de criterio. Por ejemplo, el IVAM tiene cierta sensibilidad con cuestiones de género o el Sur, pero quizá nosotros podemos aportar una línea que no esté ahí e incluya una nueva visión. Por supuesto no va a cambiar el perfil del museo, porque para eso hay un director, pero sí puede aportar una cierta dinámica.
-Hace un año, en una entrevista en Cultur Plaza, la presidenta de la asociación de galerías, Rosa Santos comentaba su intención de generar proyectos con la asociación de artistas y críticos.
-Ahora estamos a punto de cerrar un proyecto de jornadas y talleres para la profesionalización del sector, para que la gente entienda que estamos haciendo con el Estatuto del Artista. Vinculado a ello queremos hacer una pequeña fiesta, una pequeña gota que desbordara el vaso para romper con esa dinámica, para que ya nadie pueda decir que porque hemos tenido problemas no hacemos nada. La intención es empezar a hablar desde otro sitio y contar con el resto de asociaciones.
-Fue presidente de la asociación hace un año, para después dejarlo y volver en un momento en el que no habían otros candidatos, ¿por qué quiso ponerse de nuevo al frente de la asociación?
-Es una cuestión de compromiso. Yo vivo del mundo del arte, hay que contar cuantos pueden decir esto, y al principio me involucré para dar apoyo. Creía que podía incorporar algo a las dinámicas del sector. Una de las cuestiones básicas ahora es la territorialización de AVVAC, salir de la ciudad de València, e impulsar un proyecto intergeneracional, con más diversidad.
-¿Cuál es la ambición?
-El estatuto del artista es, para nosotros, la luz. Es la luz porque, al final, podemos hablar mucho, pero si no nos metemos en leyes esto no cambia. La buena voluntad está bien pero si no hay una ley que cubra fiscalmente el proyecto no vale. No podemos estar hablando siempre con el área de Cultura, tenemos que interlocutar con la Seguridad Social, con la administración general... Estamos haciendo un gran esfuerzo en este sentido.