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con la ayuda del dramaturgo Marcos Sproston

Rafael Ponce eleva lo cotidiano al teatro

Del 22 al 25 de junio el Teatro Círculo de Benimaclet acoge el estreno de Escenas de la vida contemporánea con sus bichitos y todo, una obra de teatro de la Compañía la Galguera escrita por Rafael Ponce y dirigida por Marcos Sproston

17/06/2023 - 

VALÈNCIA. Pelear, tomar un café, hablar de todo con todo el mundo… o no hablar nada con nadie. Todas estas pequeñas cosas construyen la cotidianidad más absoluta, la que cualquier persona puede vivir, experimentar o soñar en su día a día. El dramaturgo y actor Rafael Ponce, antiguo miembro de la compañía Esteve y Ponce, lleva escribiendo todas estas pequeñas acciones cotidianas en una libreta durante años, pero sin pensar que en algún momento quedarían al descubierto encima de un escenario. 

A través de la dirección de Marcos Sproston se seleccionan algunas de estas historias y se representan a través de Escenas de la vida contemporánea con sus bichitos y todo, una obra de teatro en la que lo cotidiano se sube a las tablas de Teatro Círculo de Benimaclet del 22 al 25 de junio. Los textos de Ponce son clasificados y reinterpretados por el director novel, que intenta bajar a tierra todas las fabulaciones que viven en la cabeza -y libreta- de "su amigo Rafa".

Foto: PATRICIA VARGAS

Explica Ponce que la amistad entre ambos comenzó cuando Marcos era pequeño, que iba a ver sus obras de teatro y que siempre ha sentido un gran interés por sus historias y por lo que era su trabajo con la compañía Esteve y Ponce. De esa observación Marcos logra adquirir la calidad de observación para interpretar los textos teatrales y darles fuerza con la narración: “Tiene una creatividad muy propia y me fio de que trabaje mis textos de la manera que él quiera. No ha sido muy inteligente porque meterse con este tipo de narración no es sencillo, pero será perfecto lo que venga”, comenta sobre el legado de su libreta del día a día para componer la obra. 

De esta manera Escenas de la vida contemporánea con sus bichitos y todo nace de una meticulosa selección de algunas de las anotaciones de Ponce que se traducen a escenas cotidianas y aleatorias que definen perfectamente al ser humano. Gracias a la escritura compulsiva de Ponce hay mucho de lo que escoger. Sproston explica que ordena el texto, lo resume lo corta y con el trabajo colaborativo de los demás actores y actrices logran crear una lectura de sketches que definen perfectamente las situaciones cotidianas del ser humano: “Tenemos rimas internas y conflictos que se repiten, los bichitos son como las personas que están siendo miradas, que también conviven con un absurdo constante".

Fotos: PATRICIA VARGAS

La obra bebe también de una trama con toques existencialistas, que con el humor hace crítica social de las cosas más naturales del ser humano. Con esto Sproston eleva el absurdo a la poesía para reflexionar sobre las relaciones personales, en la que a veces “creemos que todo tiene un sentido pero muchas veces todo se parece más a la comedia”. La obra salta de esta manera a lo largo de más de una quincena de situaciones que cambian la estructura e intentan leer al individuo desde lo estético y lo dramatizado. 

Con momentos impactantes, divertidos y hasta angustiosos se compone una representación que según Sproston se parece más a la de un concierto: “Es como cuando ponen canciones lentas, luego las cañeras y luego la que conoce todo el mundo. Es una obra de sensaciones, con transiciones muy pensadas y que intentan pasar de una escena a otra con cierta normalidad y lógica interna”, o al menos intentarlo dentro del universo del teatro. 

Foto: PATRICIA VARGAS
El maestro, Ponce, es consciente de puede resultar extremadamente complicado meterse en su cabeza a averiguar el por qué de escribir cada pequeño detalle que le rodea y que apunta mientras camina. Los textos que se ven representados en Escenas de la vida contemporánea con sus bichitos y todo salen de un ejercicio diario del dramaturgo que resulta casi compulsivo: “Yo me levanto, salgo a la calle con una libreta y escribo cosas que me vienen de fuera. Por la tarde me siento a bajar a tierra el material acumulado y a interpretarlo a través de mis apuntes”. 

En estas anotaciones habla sobre situaciones, lugares, estímulos y todo lo que percibe sobre el mundo que le rodea. Los textos analizan a las personas, y entre el caos y la cantidad de temas que se tratan Ponce crea una lectura propia en su cabeza, que luego Sproston debe cribar y analizar: “Yo siempre le explico a Marcos que de lo que le mando tiene que cortar, las tijeras en el teatro son muy importantes, dan forma y sentido a lo que piensas”.

Finalmente sobre el escenario el discurso de cotidianidad de Ponce y Sproston, como si se tratara de un paseo conjunto, baja a un nivel en el que ambos se comprenden. Explica el director novel que finalmente lo que pretenden con la obra es hablar de las relaciones humanas, de las cosas más normales como la pelea de una pareja hasta las más ocultas, que habría que observar a través de una mirilla: “Es como si miraras el interior de una casa, y eso con el prisma de lo contemporáneo. También se percibe la ansiedad, la inmediatez del día a día y las palabras que se dicen los personajes unos a otros. Es una historia sobre cosas muy concretas y a su vez con mucho vuelo”, explica sobre la obra y su montaje final, “el espectador podrá verse identificado en muchas de ellas, sentir rechazo y hasta recrearse en las escenas. Hay textos con tensión, libres, abstractos, y todos ellos se ven representados”. 

Fotos: PATRICIA VARGAS

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