desde 1986

Les Maduixes, uno de los primeros  vegetarianos en Valencia 

Descubriendo el origen del vegetarianismo urbano, hoy os invito a echar un vistazo a uno de los primeros  restaurantes vegetarianos de nuestra ciudad, quien fuera referencia no solo en Valencia, sino también, en el resto de España.

| 28/06/2024 | 5 min, 53 seg

En una época donde las opciones gastronómicas eran limitadas y predominaban los platos tradicionales cargados de carne, un pequeño establecimiento comenzó a transformar silenciosamente la escena culinaria de nuestra ciudad. Este pionero no solo ofrecía una alternativa saludable, sino que también plantaba las semillas de una revolución alimentaria que seguiría creciendo con los años. Estamos hablando de Les Maduixes, uno de los primeros restaurantes vegetarianos naturistas de nuestra ciudad, un lugar que no solo propuso un cambio en la forma en la que comemos, sino también, en cómo pensamos sobre la comida y el bienestar.

En 1986 Marina Cañero, después de experimentar una sanación a través del naturismo, decide compartir esta forma de vivir, sanar y comer, creando el restaurante Les Maduixes, un restaurante vegetariano más próximo al naturismo o el higienismo, si cabe. En la Valencia de entonces apenas existían restaurantes vegetarianos, estaba el restaurante Hipócrates, y el restaurante Ana Eva. Les Maduixes supuso un  desafío, un reto y una revolución sana, pues prácticamente desde su creación en los 80, el restaurante era libre de humo y todos los  productos eran frescos, de temporada y de la huerta.

Es posible que Les Maduixes hubiera desaparecido del escenario, como pasó con otros restaurantes pioneros de la época, si Nuria Puchades Cañero, actual CEO e hija de Marina la creadora, no se hubiera enrolado en el restaurante desde jovencita. Dieciséis años tenía cuando empezó a ayudar esporádicamente, pero luego se enamoró del proyecto. Sintió que tenía una joya en sus manos. Y se dedicó de lleno, hasta finalmente quedarse el restaurante, o mejor dicho como dice ella, «se quedó en el restaurante», a lo que es obvio imprime su impronta. Comienza a investigar en la nutrición macrobiótica y energética, y le da un pequeño giro conviviendo con la filosofía de su creadora, aportándole sus propios guiños.


La carta de Les Maduixes está dividida en dos, la carta clásica con platos que llevan más de 30 años, que son una verdadera institución, permaneciendo inalterados por más de tres décadas gracias al amor y la lealtad de sus clientes. Estos platos emblemáticos han resistido el paso del tiempo, conquistando los paladares con sabores que evocan recuerdos y emociones, así como un dinamismo novedoso en los platos del menú del medio día y el menú degustación, donde Nuria se luce con la incorporación de más cereales en grano, legumbres, algas y otros que se aproximan a la macrobiótica como el arroz integral con verduras de temporada.  Este plato es un básico, a priori humilde, nada ostentoso, pero la perfección en la cocción y la mezcla genial con las verduras lo eleva a su máxima expresión. ¿No te ha pasado que no cambiarias un hervido en su punto por ninguna delicatessen? La belleza de lo simple en su cocción precisa es más que gourmet.

Un favorito entre los comensales, es el hojaldre con champiñones y queso de cabra, que combina la suavidad del queso envuelto en una masa crujiente y dorada que se derrite en la boca. si lo tuyo es la comida plant based y no quieres lácteos, el tofu a la parrilla con salsa de almendras, marinado y asado te va a volver loc@.

Para este verano inminente nada mejor que el salmorejo de remolacha, una variación del clásico salmorejo, fresquito. La esencia rica y reconfortante de la moussaka tradicional, la encuentras en la carta vigente desde sus inicios, lo único que se sustituye es la carne sin sacrificar el sabor ni la textura, lleva huevo y queso mascarpone.


Para los que no tomamos lácteos, recomiendo la quiche de cebollas y alcachofa de temporada con una base de harina de espelta y tofu ecológico. Las alcachofas, recolectadas en su punto óptimo de frescura, son las protagonistas de este plato. Cocinadas al vapor para mantener su ternura y sabor natural, aportan un matiz delicado y ligeramente terroso que realza cada bocado. Cada porción de esta quiche es una celebración de la temporada.

Parece mentira, pero en muchos restaurantes que se apellidan veganos, las ensaladas verdes y frugales brillan por su ausencia. Todo se basa en sustitutos de los productos cárnicos, y la mayoría de las veces no sabes ni lo que te estas comiendo.  La ensalada Maduixes está coronada con un pesto vegano, es como un  bosque silvestre, verde profundo con caprichos morados y rojos.

Si me preguntáis por mi plato preferido, los ravioli rellenos de setas, servidos con crema de calabaza y salvia.

He empezado la casa por el tejado, pero no puedo dejar pasar los entrantes. La regañá está tan buena que debería ser prohibida. Es una coca finita crujiente, con aguacate, humus, cebolla caramelizada y pesto vegano, es un vicio. Las cremas de verduras a reducción lenta, no sabes muy bien si son postres o entrantes y te dejan una sensación de calidez y confort, adquieren ese séptimo  sabor metafísico difícil de describir.

Te cierro la velada con algunos postres, el delirio de Nuria quien se encarga de elaborarlos artesanalmente, natillas de coco y azafrán, tarta vegana de avellanas y cacao con el sabor intenso del cacao tropical, la tarta de frutos del bosque clasiquísimo de más de 30 años en Les Maduixes.

Nunca antes se me había ocurrido mezclar el cardamomo con las fresas, Nuria lo consigue en una salsa descarada con la que se sirve el yogurt de fresas para un final dulce.

La lista de postres parece no tener fin, pero merecen una mención los helados artesanales. Nuria me cuenta que tiene una heladera que nunca se ha estropeado de más de 30 años, nació antes de la obsolescencia programada, con la que elabora los famosos helados del restaurante.

Este es un espacio donde se siente el amor por la cocina, 5 personas conforman el equipo que dan de comer a 28 personas de lunes a sábado al mediodía, viernes y sábado para cenar.

Su carta es apta para veganos, vegetarianos y naturistas. Confiesa Nuria que los mejores piropos los ha recibido de parte de omnívoros que vinieron engañados al restaurante y cuando han terminado de cenar confesaron no echar de menos la carne, y lo que es más grato, se hicieron asiduos.

El restaurante está en la C/ Daoiz y Velarde, 4. 


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