El incremento del presupuesto del Ayuntamiento de València en este área ha sido de cerca de un 15% en los dos últimos años y ha ido acompañado de controles más exhaustivos a las contratas, pero aún no se ha llegado a los 70 millones de 2009
VALENCIA. “Cuando llegamos al gobierno, Valencia era la capital de España con unos niveles más bajos de limpieza”. Así lo aseguraba antes de acabar 2016 el alcalde de València, Joan Ribò. Para ejemplificarlo daba una serie de parámetros. En 2014, la ciudad invertía en este campo 34 euros per cápita frente a una media de 50 euros en toda España. Otra cifra: la satisfacción ciudadana era de 39 puntos frente a los 54 de media en todo el país. “Partíamos de una situación muy negativa que se plasmaba en las quejas y en una limpieza deficiente”, añadía.
Los últimos años de gobierno de Rita Barberá estuvieron marcados, entre otras muchas críticas, por las denuncias ante una suciedad cada vez mayor. Los recortes presupuestarios se tradujeron en un repentino y brusco descenso de las partidas dedicadas a la limpieza. En 2013 el presupuesto para los servicios de limpieza era el mismo que en 2002: 54 millones de euros. Se había involucionado.
Los tiempos han cambiado. Ahora que la ciudad esté limpia es una prioridad para el consistorio. El presupuesto de 2017 refleja esa preocupación y lo hace con más dinero. En total el Govern de la Nau ha aprobado que se dediquen 64,2 millones de euros. Se trata de una subida porcentual del 9’5%. Hay un incremento de 5’56 millones con respecto a 2016. A su vez hay un aumento con respecto a 2015, ya que se incrementó esta partida en 2’5 millones. En dos años se ha subido el presupuesto en 8,06 millones. Aún no se han alcanzado los 70 millones de los que se dispuso en 2009, ni los 78 que las propias empresas consideraban óptimo en 2012, pero se aproxima. Aún no es de nota, pero progresa adecuadamente.
Contemplando con más detenimiento las dos partidas principales (limpieza y gestión de residuos) se descubre que la prioridad del equipo de Gobierno del tripartito es la limpieza en sentido estricto, que cuenta este 2017 con un 14’5% más de presupuesto, ya que pasa de 31.677.000 euros en 2016 a 36.273.208 euros, algo que se explica porque se incrementan los servicios en días festivos. Por su parte, la recogida de residuos crece también pero de una manera más suave, y pasa de 26.980.000 euros en 2016 a 27.984.754 euros en 2017, lo que supone un aumento porcentual del 3’6%.
Todo ese dinero se traducirá en un mayor servicio, especialmente, ya se ha dicho, los fines de semana. De este modo se incrementará un 16% la limpieza manual entre semana y un 122% los domingos; es decir, más que se doblará. Igualmente, se aumentará la limpieza mecánica los domingos un 40%. Por su parte el baldeo a presión subirá un 46% durante la semana y un 83% durante los domingos. La recogida de residuos urbanos y también la recogida selectiva se incrementará los domingos un 35%.
La subida no es sólo de efectivos, sino también del tiempo que se dedica a cuestiones como, por ejemplo, la campaña de playas. Así ésta se ha ampliado a un periodo que abarcará a partir de ahora desde Semana Santa hasta octubre, frente a la situación actual en que la campaña iba del 15 de junio al 15 de septiembre. Se limpiará más veces y durante más tiempo.
¿En qué se traducirá esto? Lo explican desde el equipo del alcalde con una metáfora muy concreta: en un barrio como Campanar, por ejemplo, en lugar de que se limpie con baldeo cada 10 días será cada semana. Algunas acciones concretas, como el aumento de los efectivos para los domingos, acabará con la situación de suciedad permanente que se da en el entorno de zonas de ocio y locales de comida rápida para llevar.
La nueva coyuntura implica también una mayor dureza en el control del trabajo de las contratas. A mediados de septiembre los inspectores del Ayuntamiento habían puesto 83 multas leves y graves en año y medio, frente a las 61 impuestas en el periodo que fue de 2012 y mayo de 2015. Desde el equipo de Ribó se considera que éste es el paso lógico y coherente con los incrementos presupuestarios. “Tenemos inspectores y están para algo”, dicen con tono amable. Más dinero, más preocupación por lo que se hace con él.
El rigor será uno de los ejes de la relación del Ayuntamiento con las empresas que prestan los servicios de limpieza y así se lo transmitió en persona el propio Ribó, tras la reunión que mantuvieron nada más aprobarse el presupuesto. Según sus palabras, en la cita se les informó de la mejora económica, se les pidió un incremento de la productividad y se les dijo "con mucha claridad" que "desde los servicios correspondientes" iban a hacer un control de su gestión y de su funcionamiento. Están mirando.
El plan de limpieza, que presentó el alcalde junto a la concejala de Medio Ambiente, Pilar Soriano, es agresivo y pretende que Valencia vuelva a ser una de las ciudades más limpias de España. Así lo ratifican desde su equipo. E incluye acciones concretas como la expansión de los contenedores marrones específicos para residuos orgánicos, sobre todo para restos de comida. Por ahora sólo están en Benimaclet y Sant Marcel·lí, pero en breve llegarán a otros barrios y esperan que estén ya repartidos por toda la ciudad al final de la legislatura.