entrevista al dirigente de compromís

Ribó: "El caso de Oltra es 'lawfare' descarado pero no había más remedio que apartarse"

5/03/2024 - 

VALÈNCIA. Joan Ribó (Manresa, 1947) se va del Ayuntamiento de València. Pero no se va de la política, seguirá haciéndola en Compromís, donde más que liderazgos, cree que "hace falta una organización sólida" para superar la estructura de coalición con una capacidad de toma de decisiones "lenta" y "muy diluida". Bien en forma de partido, bien en forma de federación de partidos, pero construir un Compromís más integrado que respete la diversidad interna.

Durante el pasado mandato, la coalición tuvo que hacer frente a la crisis por la dimisión de la ex vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, en un "caso descarado" de lawfare, según el ex alcalde. A su juicio, "la presión" sobre ella "hacía irrespirable" el ambiente y "no había más remedio que hacerse a un lado". Con todo, apoya a la ex dirigente y espera que el caso judicial se resuelva "de una vez por todas".

Sobre la fuerza de Compromís en Madrid con temas como la financiación, el corredor mediterráneo o el derecho civil valenciano, asegura que la coalición ha de adoptar posturas "contundentes" pero admite que tiene "una fuerza relativa con solo dos diputados". En ese sentido, insiste en que se ha de "apretar mucho" pero "con 'trellat' (sensatez)".

El concejal de Compromís en València, que ya ha anunciado su marcha de la primera línea, habla con Valencia Plaza de la situación de Compromís, del aterrizaje de Sumar, de su viraje ideológico a lo largo de los años y los cambios que ha sufrido la política desde que se incorporó.

- Compromís es una coalición con muchas voces y las primarias a veces potencian la competitividad interna. ¿Cómo ha sido gestionar un grupo municipal con estos mimbres y posibles tensiones?
- No está claro que las primarias sean la mejor solución. En Compromís hay una serie de partidos, pero hemos de mejorar la organización interna. Mi trabajo con los diferentes concejales ha sido absolutamente normal. Cada uno tiene su forma de ser y de afrontar las cosas, con más decisión algunos, otros con menos. Pero he trabajado con todos sin problemas serios. "Oye, esto tiene más prisa; no corras tanto con esto; no insistas tanto con este asunto,...". Pero lo hemos hablado y no tengo queja significativa.

- ¿Cree que hacen falta liderazgos en Compromís?
- Hace falta una organización sólida. Hace falta que pasemos de ser una coalición, donde la capacidad de tomar decisiones es lenta, compleja y está muy diluida, a tener una organización donde se cumplan dos cosas, que son posibles: por un lado, que se mantenga la pluralidad de los partidos, pero al mismo tiempo que haya una dirección como la de un partido. Que sea una cosa más equilibrada. Actualmente está demasiado diluido. Ese paso lo tenemos que dar este año.

- ¿Cree que debería ser un partido único?
- O es un partido único con unas corrientes internas muy estructuradas. O una cosa parecida puede ser una federación de partidos con una dirección también muy estructurada. Ambas cosas, que jurídicamente son diferentes, a la hora de funcionar son prácticamente iguales. Yo estuve en Izquierda Unida, que era una federación con unas corrientes muy organizadas. En estos momentos, es perfectamente posible que haya una mesa donde esté representada la pluralidad de partidos, pero que al mismo tiempo pueda tomar decisiones con rapidez y teniendo claro quién es el que lo coordina.

- La dimisión de Mónica Oltra es uno de los hechos más relevantes que ocurrieron durante el pasado mandato. De hecho, usted fue uno de los primeros que públicamente abrió la puerta a esa decisión. ¿Cree que fue acertada?
- Estoy convencido que lo de Mónica es un caso descarado de esa palabra inglesa que no se pronunciar, lawfare. Estoy prácticamente seguro. Pero la presión que había sobre Mónica sobre ese tema hacía irrespirable el ambiente y no permitía que pudiera permitirse lo que quería hacer Compromís. Por tanto, no había más remedio que hacerse a un lado hasta que el tema se arregle. Y espero que se arregle pronto. Deseo y exijo que las cosas se resuelvan de una vez por todas y que no pase el tiempo en balde. Creo que Mónica es una persona muy valiosa y que tiene muchas cosas que decir en Compromís. Con toda sinceridad lo digo.

- ¿Sería positivo que volviera a la primera línea?
- Puede volver perfectamente a la primera línea. Depende de tres cosas. En primer lugar, que se acabe el proceso judicial. En segundo lugar, que ella quiera, porque es una decisión que ha de tomar ella. Y tercero, que la organización quiera, y yo estoy seguro de que cuando ella diga "ahí voy", le dirán "estupendo".

- ¿Cree que Compromís está haciendo suficiente en Madrid por la financiación? Sánchez lo ha prometido varias veces pero no llega y Compromís insiste en su apoyo. Hay voces ya en el valencianismo político que dicen estar hartos.
- ¿Cuál es la alternativa? ¿No votar los presupuestos, no votar la ley de amnistía, no votar al Gobierno? (Suspira) Se puede hacer lo que hizo Puigdemont con la ley de amnistía y no votarla, pero no me gusta. Quizá algún día le hemos de decir al Gobierno que ya está bien, no solo en la financiación, sino en que seguimos siendo el semáforo ferroviario de Europa. Ya está bien de cachondeo.

- ¿Y qué vías tiene Compromís para decir basta?
- El problema es que Compromís tiene una fuerza relativa con solo dos diputados.

- Pero ahora los equilibrios están muy ajustados en el Congreso.
- Está ajustado y creo que se ha de apretar mucho, pero creo que se ha de apretar con 'trellat' (sensatez). En Catalunya, no se utiliza la palabra 'trellat', pero aquí en el País Valencià sí que lo usamos. El 'trellat' se se ha de utilizar y cada momento ha de verse de una manera. Hemos de adoptar posiciones contundentes tanto en esas cosas como en el tema del derecho civil. ¿Cómo hacerlo? No lo sé. Lo que tengo claro es que si fuéramos dos diputados en el grupo mixto, tendríamos menos fuerza todavía. Pero es una situación compleja, estamos en una legislatura divertida por decirlo de alguna manera.

- ¿Qué le parece la llegada de Sumar a la Comunitat Valenciana? Ya están empezando a hacer actos por su cuenta de manera independiente a Compromís.
- El problema de Sumar creo que hay que verlo con perspectiva. Estamos ante la primera ocasión que se plantea una estructura del Estado español de modo confederal. España es un país en el que hay que entender que hay una Galicia, un Euskadi, una Cataluña con una identidad nacional clara, y otras comunidades autónomas como la nuestra que tenemos nuestra propia personalidad. Por tanto, debemos tener un modelo confederal y Sumar es el primero proyecto serio en este sentido. El anterior (Unidas Podemos) no lo fue: era muy piramidal. Sé que hay gente de Sumar en Valencia y los conozco, que quieren organizarse pero también tienen problemas. Pues vamos a trabajarlo y vamos a trabajarlo con calma. Soy de los que piensa que al final conseguiremos en las elecciones autonómicas y municipales un Compromís muy grande con una cosa pequeñita que ponga Sumar, y en las europeas y las estatales, un Sumar muy grande con una cosa más pequeña que diga Compromís.

- ¿Cómo ha cambiado la política desde que entró?
- Cuando yo entré fue el siglo pasado, había grandes ideas que pensaban que lo podían arreglar todo. Cuando entré, los ordenadores todavía iban con fichas perforadas (ríe). Los sindicatos tenían un peso muy potente. La sociedad ha cambiado mucho desde entonces y la política también. En estos momentos, la brecha entre quienes más tienen y quienes menos tienen se han agravado muchísimo tanto aquí como en Estados Unidos y en todos los sitios, y eso genera rupturas muy grandes. Seguramente la aparición de la extrema derecha está causada en parte por esto.

La comunicación es totalmente diferente. El peso de los medios de comunicación y su forma han cambiado, ya no podemos dejar de pensar en las redes sociales. Me llama mucho la atención, como un abuelo de 76 años, pasar por delante de un grupo de niños y que me conozcan por el Tiktok. La política se ha vuelto mucho más de imagen directa, es bidimensional, le falta profundidad, y eso no es precisamente bueno.

- Usted también ha cambiado. Hace pocos años salía en televisión diciendo que ya no es comunista. ¿Cómo ha sido ese viraje?
- Cuando yo empecé en política, el Partido Comunista era el partido por antonomasia. Fue uno de los agentes fundamentales de la Transición tragándose muchas cosas como la República, y algo importante es la caída del Muro de Berlín y la derrota de un sistema que no acepta el mercado. Y los tornillos que necesita un país como Rusia necesita de la intervención del mercado. Pero por otra parte, a mí me parece fundamental que el Estado controle aquello para lo que el mercado no puede dar solución. En España, la educación o la sanidad. Pero la vivienda, por ejemplo, es otra de las cosas para las que el mercado no está dando solución. Yo he evolucionado mucho. Ahora me llamo ecosocialista. Cuando daba clases en la politécnica hablábamos del agujero de la capa de ozono como el gran problema pero no hablábamos de cambio climático, pero eso ha cambiado mucho.

 

- Precisamente fuerzas ecosocialistas tienen el reto de conjugar las medidas contra el cambio climático sin que los más vulnerables soporten todo el peso de esa transición.
-Recuerdo las revueltas de los chalecos amarillos. No se pueden tomar medidas medioambientales sin tener en cuenta que estás perjudicando a la gente. Por poner un ejemplo, en València íbamos a una zona de bajas emisiones (ZBE), y a los vendedores de los mercadillos, que son gente que no tiene muchos recursos para comprarse vehículos eléctricos, le tenemos que buscar soluciones para que puedan moverse. Hay posibilidades. También en el asunto alimentario. A los agricultores no se les puede cargar con las consecuencias de los problemas medioambientales, se les habrá de ayudar. No se pueden traer naranjas sudafricanas para poder vender allí coches y que los que paguen son los agricultores.

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