VALENCIA. Como buen valenciano, siempre fui un enamorado del arte, un enamorado de la vida, un enamorado del fuego interior de la Tierra y un enamorado de la crónica social. Todo aquel que conozca mi obra ha de verme forzosamente con una o dos crónicas sociales al lado.
La crónica social no puede existir sin mejoras urbanas por donde paseen políticos destacados, famosos o empresarios vestidos a la europea (sin anacrónicos turbantes o babuchas). Una ciudad no puede dormir en un sueño indolente e inactivo. Kant decía que la virtud no es una conquista de la voluntad sobre la naturaleza. Claro que esto no tiene nada que ver con las mejoras urbanas, pero siempre está bien saber qué decía Kant en sus momentos de ocio, y además nos lleva a pensar en los monumentos. Cuanto más importante es una ciudad, más importantes deben ser sus ornatos. El peatón, y perdónenme por señalar, necesita en sus andanzas cotidianas el monumento que le aparte por un instante de sus preocupaciones, y por esta razón, nada más indicado que un buen ornato como la copa de un pino.
El escultor valenciano y premio nacional de Artes Plásticas Miquel Navarro ha sido el encargado de dotar con un monumentazo de tomo y lomo, llamado “Figuras de la batalla”, la reapertura del nuevo Veles e Vents. Este hermoso edificio acristalado renace del óxido con el objetivo de convertirse en obligado punto de encuentro para la sociedad valenciana. Son las de Navarro unas enormes esculturas de estilización antropomórfica similares a las que los visitantes de la Cidade da Cultura de Galicia podían encontrar con su aluminio marinado macizo mecanizado y muchos conos. Para indicar claramente que el edificio acogerá un ciclo estival de música “Dijous al Veles e Vents” y exposiciones patrocinadas, sobre este precioso ornato luce un gran cartel que ostenta el logotipo con estrella roja de la marca de cervezas Heineken, quien también avala una muestra fotográfica del joven fotógrafo valenciano Javier Muñoz.
Permítanme un inciso al margen a modo de comentario bien intencionado: si bien todos sabemos que pasamos épocas en las que los patrocinios son vitales para cualquier actividad y que los patrocinadores realizan un gran esfuerzo de inversión, las agencias de comunicación no deben olvidar que una elegante discreción es siempre el mejor reclamo. Un evento cultural en los que destaca la marca patrocinadora es algo lógico, siempre que la cultura no quede en un mismo plano protagonista bajo el anuncio de pastillas Juanola o de crema depilatoria Deliplus. Por el contrario, en el Veles i Vents todo estuvo en su justa medida y fue muy elegante también la propuesta decorativa de interior que Heineken delegó en la empresa valenciana Empaperart de María Gozalbo, Marcos Tomás y Enric Alemany, quienes crearon un fantástico banco de brillantes peces que sobrevolaban las cabezas de invitados y autoridades.
Como la reapertura del emblemático edificio marítimo viene con excelentes propuestas gastronómicas (La Marítima, Malabar o La Sucursal), culturales (el espacio Amstel Art) y formativas (la nueva Escuela de Hostelería) basadas en la innovación y la creatividad para revitalizar la Marina Real y generar empleo, acudieron todos los estamentos ciudadanos.
Por un lado, las fuerzas vivas del gobierno valenciano: Ximo Puig, que aspira a que este centro sea la plaza mayor de la cultura y el ocio de la zona, Enric Morera, Joan Ribó, Joan Calabuig, Francesc Colomer, María José Mira o Juliá Alvaro con Mariola Cubells, siempre tan mediática.
Estuvieron oficiando de maestros de ceremonias don Vicent Llorens, director del Consorcio de la Marina Real, don Pablo Mazo, director regional de Heineken, y el atento director de La Sucursal, Javier de Andrés, acompañado por su hermano y chef, Jorge. Les acompañaban sus hermanas Silvana, Cristina (restaurante del IVAM) y Miriam (Coloniales Huerta) . Y aún faltaba la hermana mayor, creo, porque todas ellas han trabajado en uno y en otro sitio donde siempre alguien les preguntaba si eran familia. Por cierto que algunos de los asistentes llevaban prendida una chapita cuya leyenda era “Yo también soy hija de Loles”, reivindicando la figura de Loles Salvador, la matriarca de esta familia de la gastronomía valenciana cuya saga inició ella con mucho amor y esfuerzo en el restaurante La Sal.
Entre los que se vistieron con sus mejores galas de cóctel casual estaban: el cocinero Ricard Camarena, que dará el bombazo Michelín cuando traslade su restaurante al espacio de Bombas Gens; la Sra. Vicerrectora de Investigación de la UPV, Amparo Chiralt; Emilio Pérez y Elías Pérez, de Bellas Artes; el director del ameno Casino Cirsa Valencia, Javier Gutiérrez o Silvia Andrés, subdirectora del Palacio de Congresos de Valencia, que, por si se lo preguntaban, no forma parte de familia Andrés de La Sucursal.
Glamorous y elegantes a la vez estuvieron: el joyero conocido por sólo su nombre de pila, Argimiro Aguilar; Ángeles Casanova, de los Casanova de toda la vida; Mayrén Beneito, con chaqueta blanca-calavera Hells Angels style pero con cardado; la abogada Gema Pérez; el diseñador Ibán Ramón con la arquitecta Sonia Rayos; Emiliano García, hombre de hierro de Bodega Montaña; Gema Sastre, directora ejecutiva de Cul de Sac con Alberto y Sophie; el arquitecto y diseñador Ramón Esteve o Manuel Broseta Dupré y señora.
Entre los señores y señoras de la prensa, mi director de Valencia Plaza favorito, Javier Alfonso; el director general de Ediciones Plaza recién bajado de su coche Superheterodino, Miguel Miró; así como el ubicuo redactor jefe de Cultura del diario, Eugenio Viñas.
No se asusten por lo que les voy a contar ahora pero, enmarcado en el Vigésimo Aniversario de la Declaración de la Lonja como Patrimonio de la Humanidad, el pasado domingo tuvo lugar la sesión de clausura de la duodécima Multaqa de las Culturas. (La multaqa no es ese papel que los agentes de tráfico expenden a los infractores sino una palabra árabe que significa “encuentro amistoso”). También fue ocasión de la Ceremonia de Premios UNESCO VALENCIA Seda 2016. En un ambiente muy relajado se juntó allí lo más granado de la diplomacia internacional, historiadores, amantes de esa fibra natural formada por proteínas, cuarenta representantes de los países por donde discurría la ruta de la seda con sus correspondientes religiones, altos mandatarios, políticos y adoradores nocturnos y diurnos de la cultura textil tradicional valenciana.
Entre los diplomáticos se contaban los Excelentísimos Señores Lyu Fan, Nuevo Embajador en España de la República Popular China; Ömer Önhon, embajador de Turquía; Anar Maharramov, embajador de Azerbaiyán; Bakyt Dyussenbayev, embajador de la República de Kazajstán; Ramil Hasanov, embajador y secretario general del Consejo de Cooperación de Países de Lengua Turca; El embajador ruso, Yuri Korchagin, gran conocedor del mundo hispano o André Azoulay, Consejero de SM el Rey Mohammed VI de Marruecos, país invitado. El honroso pero complicado compromiso adquirido por todos en este acto era tender puentes y abrir caminos hacia la paz en una coalición de ciudades a través de la cultura.
La sesión de Clausura fue presidida por el M.H. President de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig quien al levantarse respetuosamente de la silla ante tan egregio auditorio perdió algunos decibelios por la necesidad de alejarse del micrófono. Acompañaba en la mesa al flamante presidente de la Plataforma Internacional Ruta de la Seda, Jose María Chiquillo.
Tambien estuvieron el vicealcalde de Valencia y responsable del área de Turismo, Joan Calabuig que va menguando a ojos vista debajo de su chaqueta; el encatador Alejandro Noguera Borell, Vicepresidente de UNESCO Valencia para la Ruta de la Seda, además del President de les Corts, Enric Morera.
En medio del acto, los «Tornejants» de Algemesí, vestidos de caballeros medievales, bailaron al ritmo solemne del tambor delante de los representantes de todo el mundo su histórica danza de las fiestas de la Mare de Déu de la Salut. Un lujo.
Acto seguido se entregaron los Premios UNESCO Valencia Seda 2016. Tomaron asiento y la palabra la relajante consultora internacional de Unesco comisionada en Valencia, Annick Thebia; el presidente del Centro Unesco Valencia/Mediterráneo, el periodista José Manuel Gironés, quien diferenció en su discurso los pueblos del mundo de sus países, estados o gobiernos; Don Federico Mayor Zaragoza, Presidente de Cultura de Paz y Ex Director General de UNESCO cambió un viejo lema latino por un acertado “Si vis pacem, para verbum”: si quieres la paz, prepara el diálogo.
Recayeron los premios en el Colegio del Arte Mayor de la Seda de Valencia por ser el custodio de la seda durante seis siglos. Lo recogió, tras el apasionante laudato de Chiquillo, el presidente de esta entidad, Vicente Genovés. El segundo premio fue para la Organización Mundial del Turismo por considerar que turismo y cultura son instrumentos para paz. Lo recibió el Secretario General de esta organización, D. Taleb Rifai, que se saltó su discurso preparado y para decir que pasaba de leer su discurso porque había llegado de Madrid después de un largo viaje por Oriente con un tremendo cocktail de jet-lags. Terminó su intervención expresando había oído decir maravillas de un producto llamado paella y que, por cierto, ya iba siendo hora de comer. El laudato siguiente lo dio, como si no hubiera captado la indirecta, el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer.
Entre los invitados, la fallera mayor, Alicia Moreno, vestida en primera fila con un precioso traje tradicional de seda; el cónsul de Chile en Valencia, Leopoldo E. López Máñez; Carmen Alborch; Juan Llantada, de Turismo; el director del Instituto Confucio, Vicente Andreu, el director de la Librería Patagonia, Fernando Sánchez-Heredero, Inma Mañes de Isedas, Miguel Bou, Adis Soriano Teulière, Carles Magraner, director y fundador de Capella de Ministrers, Beatriz Traver, coordinadora artistica del mismo grupo cultural-musical; y Pedro Agramunt Font de Mora, que no sé si acudió pero había una silla con su nombre: la vida es como una caja de bombones.
En el Centre Cultural La Nau, calle Universidad, se inauguró el martes pasado la exposición en vida dedicada al genial artista de Xàtiva Artur Heras: NO FICCIÓ. Obsolescència i Permanencia de la Pintura. Bajo este título y subtítulo apabullantes hay un recorrido maravilloso por un universo pop, la literatura, las agendas, el lenguaje de las emociones, los iconos, las ideas, los momentos históricos, la poesía de la palabra y de la música. Sería tan largo contar los premios y la trayectoria internacional de Heras que el corrector de Valencia Plaza se tragaría una estalactita si lo hiciera, así que vayan a verlo y les doy la lista de los que acudieron a saludar a este artista dulcemente vetado por abre-la-ventana-que-corra-el-aire. Presentaron el acto el rector de la U.V., don Esteban J. Morcillo Sánchez, cuyo porte hipster me enloquece, y el comisario de la exposición, Josep Salvador, Conservador del IVAM y amigo desde los inicios en la Sala Parpalló, en los tiempos en que Manuel Boix, Rafael Armengol y Artur Heras estaba en efervescencia de rupturas. Por cierto que hubo un momento surrealista cuando alguien entre el público pidió que hablara en una lengua comprensible para todos, suponemos que en inglés.
Estuvieron muchos periodistas, políticos, artistas, amigos y resistentes como José Miguel García Cortés, director del IVAM, J.J. Benlloch, Manolo Jardí, Pablo Mestre, Josep Salvador, el gran Angelito Torna, Nieves López Menchero y Lucas Soler de Filmoteca, Maite Ibáñez, el crítico de arte José Garnería, los directores de cine Daniel Monzón y Francesc Betriu, Ferrán Montesa de Le Monde Diplomatique, la experta productora Natacha Blai, el pintor y cartelista Martín Forés, el escritor Martí Dominguez, el poeta y director del Institut Francesc Ferrer i Guàrdia de Benimaclet Manuel Rodríguez Castelló, Vicent Flor del Inst. Alfons el Magnánim, Andrés Castillo fotógrafo, el doctor Juan Viña, Alberto Piqueras, Carmen Alborch, Arantza Torrecillas de la UV, la cantante y música Eva Denia, el músico guitarrista Carles Carrasco, Helena Calvillo Samara nieta de la actriz Irene Barroso que doblaba a Marlene Dietrich,Vicente Santaemilia de la galería Paz y Comedias, José Luis Pérez Pont director de El Consorcio de Museos, el arquitecto Paco Salazar y la crítica de arte Marisol Solanova, Aristides Rosel director de Rusafart, Alicia Piquer, candidata del PSOE o el músico y connaisseur du monde Lalo Narbona.
Por último, acudí a la performance que daba pie a la presentación del cartel del próximo Festival Intramurs, un cono de obras sobre fondo amarillo lleno de sentidos, líos y problemas, diseño del estudio concierto Gráfico. Y de paso a enterarme de las recientes novedades del próximo festival Intramurs: además de la participación de asociaciones, instituciones, comercios del centro para dinamizarlo culturalmente, Caixa Popular va a colaborar con los artistas con lo que esta entidad bancaria sigue sumando puntos positivos en Valencia en humanidad e interés por las personas pues nació con vocación cooperativa para apoyar propuestas, preocuparse por lo excluidos y hacer una Valencia mejor. Y lo están consiguiendo de tal manera que mañana mismo voy a informarme para pasarles mi cuenta bancaria. Los de intramurs ya han firmado con Burning Man un acuerdo para traer la escultura fallera del artista David Moreno y el arquitecto Miguel Arráiz de regreso de Estados Unidos y colaborar con ellos más estrechamente. La convocatoria de este año ha tenido un eco brutal, especialmente en música. Es en esa postura de rescatar el arte de sus jaulas que el artista Carlos Llavata hizo su “Excarcelación”, después de su “Simulacros” en el certamen 2010 de Arco en Madrid. Los cuerpos de seguridad (bomberos, policía, SAMU), se convirtieron en actores al rescate del accidentado artista en un fake, algo que podría ser pero que nunca ha sido. Saludé a Paco Alós, de Caixa Popular, Salvia Ferrer y Oscar Mora, almas madre del Festival, Mavi Escamilla, Isabel Messeguer, Ramón Espacio, Alex Francés, Miguel Molina, Cristina Ghetti, Ferrán Molina, Pol Coronado, el músico Ferrán Molina, el fotógrafo Jordi Pla y María Batagglia.
A escasos metros, en la Plaza de la Virgen, aún pude asistir al acto de desagravio a la Mare de Déu del Desemparats convocado por el arzobispo de Valencia Antonio Cañizares. El desencadenante de rescatar esa tradición que no se repetía después de la Guerra Civil fue un cartel de la organización Endavant en que la Geperudeta aparecía besando cariñosamente y en acto conciliador a la Virgen de Montserrat. El Cardenal habló con su voz trémula ante una homogénea multitud: “Niños y niñas, pobres y ricos, intelectuales y rudos, gracias: estamos aquí para decirle a la Virgen que la queremos con todo el corazón y para desagraviarla con nuestro cariño porque algunos no saben lo que hacen. (…) No venimos con ninguna bandera, ningún partido político: venimos como hijos que se sienten hijos de tan dulce madre.” Y Don Antonio debe tener algún problema en la vista o no se enteró de que le habían hecho trampa porque había banderas carlistas que portaban admiradores de la virgen con boina roja, jóvenes con camisetas donde se podía leer “Stop cristianofobia”, banderas españolas a modo de banderolas con el eslogan “España con Cristo Rey y la Santísima Virgen”, otra similar firmada por el partido España 2000 que decía “Valencia contra la degeneración”, banderolas del Grupo de Acción Valencianista, otras banderas españolas con el Sagrado Corazón de Jesús, el Club Faro de sanos campamentos de verano y una muy bonita del colegio privado Cumbres School. Una pena que los embajadores de la UNESCO que vinieron a hablar sobre paz, cultura y culturas a la Lonja se lo perdieran porque hubieran conocido mucho más en profundidad y luz natural la Valencia tradicional que con todo el brillo y esplendor de las telas de seda falleras. ¿A que esto sí merece una buena multaqa que relaje los ánimos?