Escribo desde el reino animal donde el león es el que manda. Verlo de cerca y contemplar el comportamiento del resto de animales que le rinden pleitesía, deja a cualquiera boquiabierto. En plena temporada de vacaciones, los safaris son una de las opciones más ansiadas.
Los safaris, ese mundo por descubrir. Este mundo tan desconocido por algunos e idealizado por otros. Ese mundo mágico y especial. Ese mundo que se abre y no tiene fin cuando lo descubres. Adentrarse en este mundo animal y contemplar en vivo y en directo sus movimientos, los comportamientos de las manadas, entender sus reglas de juego y tener la sensación que estás viviendo un momento irrepetible es una sensación que sólo se consigue cuando entras en el mundo safaris. Kenia es el país de los safaris por excelencia, el país donde el concepto de “safari” (como lo entendemos en el mundo occidental ) cobró sentido.
Quienes deciden marcharse a África a hacer el safari de su vida normalmente han aceptado unas condiciones económicas que hacen difícil pensar que existe una manera menos exclusiva de hacer un safari. Pero existe.
La imagen exclusiva de safaris se ha creado por los elevados precios que ofrecen las agencias mediadoras entre las agencias locales del país de los safaris y el cliente final. Unas tarifas lógicas cuando queremos curarnos en salud y que nos lo den todo organizado, pero si no podemos disponer de esas cantidades económicas hay opciones más baratas .
En el imaginario colectivo está esa imagen sesgada y lujosa de los safaris. Una imagen elitista y exclusiva de los safaris, pero hay otra menara de hacer un safari asequibles para otros bolsillos.
No cabe duda que cuanto más azúcar, más dulce y que si podemos permitirnos un safari de lujo , exclusivo , privado, con alojamiento dentro de los mismos parques nacionales y gestionado por una agencia que nos hace todo el trabajo logístico, yo ni me lo pensaría. Sacaría el talonario a ciegas, sin problemas. Pero también hay otras formas de hacer un safari, más económicas y menos cómodas para quienes no dispone de ese dinero.
Los precios de los safaris en terreno rebajan el numero de ceros de manera considerable. No es lo mismo contratar el safari desde el sofá de nuestra casa en cualquier país occidental que cuando llegas a destino. En terreno corres el riesgo de sufrir engaños de todo tipo por la picaresca típica que se genera en los países en desarrollo que viven del turismo, pero es un riesgo que podemos asumir si queremos pagar bastante menos por un safari. Porque hay safaris para todos los bolsillos.
Una vez llegas al destino elegido bien sea Kenia, Tanzania, Uganda, Namibia, Botswana o Sudafrica ( países que conozco) las agencias locales ofrecen este tipo de viajes por cantidades económicas inferiores a las que nos ofrecen los intermediarios en Europa. Algo muy lógico y normal porque nos ahorramos unos servicios del agente intermediario. Algo que pueden agradecer nuestros bolsillos pero bien es cierto que nos enfrentamos a una serie de riesgos inevitables.
Por otro lado, viajar con una agencia desde casa que hace de intermediaria nos da de primeras una tranquilidad y ciertas garantías que se pagan, la certeza en principio de que el viaje va a cubrir los mínimos que buscamos para disfrutar de una vivencia única e irrepetible.
Llegar al destino sin el safari contratado tiene sus riesgos. Lo difícil del asunto no es contactar con una agencia local y un guía local porque hay una oferta variada y extensa, lo difícil es que nos organice el viaje que esperamos.
Es un riesgo que hay que correr cuando se viaja por libre y uno se monta el viaje sin agencia de por medio. Como casi todo en esta vida la garantía de un buen servicio se paga , aunque en este caso yo recomiendo que el presupuesto no sea impedimento para privarnos de esta experiencia. La experiencia de vivir un safari.
Un safari se puede realizar de muchas maneras. La palabra safari significa viaje en swahili, y Saffari Njema , buen viaje. Hay safaris para todos los gustos.
Entendemos safari como la contemplación de los animales en los Parques Nacionales habilitados para ello; pero safari en swahili es un concepto que abarca mucho más. Safari en swahili significa viaje.
Un safari puede englobar muchas mas experiencias. Depende de la duración del safari y del presupuesto que queramos gastar un safari puede estar más o menos adornado con visitas a tribus, experiencias únicas de aviación como volar el Masai Mara en globo, o con viajes por terreno para visitar más parques y entornos de la naturaleza únicos en el mundo como pueda ser el cráter del Gnorongoro en Tanzania.
Aunque sea la experiencia de un safari de un par de días lo recomiendo de cualquier manera. La experiencia de escuchar los sonidos de los animales en su hábitat natural, de contemplar la belleza de esas manadas de animales moverse juntas y protegerse los unos de los otros, los elefantes grandes enganchando con su trompa a los más pequeños, las leonas que duermen sin parar con sus cachorros alrededor, ese león de melena negra que sigiloso se acerca a beber agua de la charca y espanta a todos los que merodeaban cerca pretendiendo hacer lo mismo, beber. Ese rinoceronte en peligro de extinción que solo con prismáticos se pude divisar de lejos, los leopardos tan buscados que pasean tranquilamente y rozan la puerta de tu coche o sencillamente las cebras, los ñus en su migración, los comportamientos tan humanos de los monos… Tantas y tantas estampas que recuerdo y que ansío no olvidar…Es un privilegio poderlo contemplar desde el terreno.
La primera vez que hice un safari tuve la sensación de estar viviendo dentro de ese televisor donde tantas veces había visto esos animales en los famosos documentales de la 2 ( en este concepto englobamos todos los documentales de animales y naturaleza).
Ver los comportamientos animales e incluso la caza entre ellos desde el sofá de casa a veces nos puede llevar a la equivocación de pensar que esas imágenes únicas las vamos a disfrutar desde el minuto uno cuando entramos en un parque sin parar a pensar que esos documentales están realizados después de horas y horas de esperas interminables. Días largos donde no pasa nada, hasta que llega ese momento de la vida animal en movimiento.
Muchas horas de grabación, una buena edición y una excelente realización dan como resultado los maravilloso documentales que nos han malacostumbrado y nos han hecho muy exigentes a la hora de creer que nada más pisemos un parque vamos a ver todas esas escenas.
En este sentido los documentales del mundo animal han hecho mucho daño. Debemos tener mucha paciencia porque hay determinadas estampas que son difíciles de ver en directo y más aun si vamos con el tiempo contado que es lo que suele ocurrir en los parques. Esto no quiere decir que no valga la pena ver el resto, porque simplemente poder disfrutar de pasear con uno de eso coches dentro de cualquier parque natural merece la pena. Ese disfrute de ponerse de pie y sacar la cabeza para ver las maravillas de paisajes que sólo podemos ver en África mientras el viento nos golpea con fuerza es una experiencia que yo no dudaría en vivir.
Nunca me llamaron especialmente los safaris antes de empezar a viajarlos, nunca me consideré una gran entusiasta de ellos pero reconozco que tuve la suerte de poder realizar muchos en una época de mi etapa africana y reconozco que enganchan. Ahora sólo de escribir sobre ellos, se despierta en mi ese “bicho” de los safaris que en su día me picó.
La semana que viene… ¡más!