VALÈNCIA. El final del cine Metropol puede no estar tan cerca. La inmediata reacción de la sociedad civil no ha caído en saco roto. La decisión adoptada este jueves por la Comisión de Patrimonio, autorizando la demolición del histórico cine para que se construya en su lugar un hotel, ha sorprendido al alcalde Joan Ribó y a los miembros de su partido, Compromís.
La comisión, un organismo técnico, actuó en función de un estudio del servicio de Disciplina Urbanística favorable al derribo. En ella, pese a su nombre, según aseguraron fuentes municipales, no participaron técnicos de Patrimonio. Si bien su resolución favorable al derrumbe es ajustada a Derecho porque el edificio no goza actualmente de protección, suscita enormes dudas en el Govern de la Nau, tanto por el valor cultural del edificio como por lo sucedido en ocasiones anteriores con otros inmuebles.
Así pues, dentro del equipo del alcalde están buscando una salida para evitar que las grúas demuelan el edificio. “No lo vamos a poner fácil”, aseguraba este domingo un miembro del equipo de Ribó. El problema con el que se encuentran es que, indicaba esta misma fuente, “actualmente no hay nada que legalmente pueda frenar al propietario”.
Es por eso que estas mismas fuentes municipales aseguraron que intentarán encontrar el mecanismo legal que evite una actuación que constituirá un expolio de facto a la memoria arquitectónica de la ciudad. Una aventura en la que, en principio, esperan contar con el apoyo de sus socios en el hemiciclo, PSPV-PSOE y València En Comú, así como de los miembros de la oposición, Ciudadanos y PP.
La reacción popular ante el anuncio de la demolición ha sido inmediata. Desde colectivos como Círculo para la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural se posicionaron hostiles a una decisión que calificaron de “agresión injustificable”. Igualmente invocaron a la concejal de Cultura, Glòria Tello, a “tomar inmediatamente cartas en este asunto”.
Por su parte, el sobrino nieto del arquitecto Javier Goerlich, el profesor de Historia del Arte Daniel Benito Goerlich, en declaraciones a Valencia Plaza, calificó esta resolución de medida incomprensible. “El derribo del edificio está completamente fuera de lugar. Parece un procedimiento propio de otros tiempos y otros sistemas políticos”, aseguró.
El porqué del absurdo se halla en la falta de protección del edificio, algo que sorprendió a las fuentes municipales consultadas por este diario. Estas aseguraron que suponía un grave problema que les obligaría a actuar “a la reacción”. Pese a ello insistieron en que “al menos desde Compromís hay dudas de la operación, pero falta encontrar el mecanismo adecuado para paralizarla”.