LA LLUNA

Salvemos la terraza de La lluna 

El restaurante La lluna, un histórico valenciano de más de 40 años de longevidad está en la cuerda floja por el riesgo de perder la encantadora terraza, que no solo da vida al restaurante, sino también a la calle San Ramón en el legendario barrio del Carmen.

| 05/05/2023 | 6 min, 27 seg

Y a sus vecinos, que no salen de su asombro, mostrando su apoyo con diferentes iniciativas de divulgación con el eslogan “Ayúdanos a salvar el mítico restaurante La lluna".

Un poco de historia, La lluna abrió sus puertas allá en los años 80, en el barrio del Carmen que por entonces no se había convertido en centro neurálgico de la noche valenciana, en un tiempo en que el concepto "sin carne" era considerado no menos que un sacrilegio o cosas de hippies. Aun así el espíritu fuerte con el que se erigió este restaurante de barrio se ha mantenido digno con todo los desafíos que supone ser el pionero, romper esquemas y ofrecer una alternativa diferente y saludable.

En el ya siglo pasado, en el 86, los hermanos Carlos y Bernardo Carrión —antiguos empleados del restaurante— decidieron tomar el mando y continuar con el reto de perpetuar la noble misión de dar de comer sin violencia animal. 

Ha  llovido mucho desde entonces, actualmente está en auge la cocina plant-based (basada en plantas) y cada vez son más los cocineros y consumidores que apuestan por buscar alternativas sostenibles en términos de alimentación. 

El mérito de Carlos y Bernardo es que lo vienen practicando desde hace cuatro décadas, con todo el esfuerzo que requiere mantener una cocina viva, con productos locales y ecológicos, con una comida tradicional sin florituras donde el comensal reconoce lo que se está comiendo disfrutando de una comida casera, cercana, tradicional. Para finalmente conseguir un reconocimiento, un lugar entrañable en los corazones de los visitantes y los valencianos que lo consideran un icono que hay que honrar y cuidar como patrimonio gastronómico .


Y hablando de la terraza del restaurante, aquí hay tomate. Si la aplicación de una norma va en contra de los intereses humanos y sociales, puede haber un conflicto entre la ley y la ética.

El restaurante La lluna es un negocio de tradición familiar en el que dan trabajo a 11 personas incluyendo los extra de la terraza, que ha sobrevivido a todas las épocas de crisis incluyendo la peor de todas, el cierre por la pandemia. 

Es por cierto prácticamente el único negocio de la calle San Ramón, y en concreto la terraza, aparte de generar puestos de empleo extra y pagos por contribución a la administración, es la dicha de los vecinos del barrio, no solo porque es un lugar de encuentro y tertulia, sino porque de no existir la terraza al encontrarse en una esquina un tanto escondida se convertiría —como lo fue en su momento— en un lugar oscuro, inseguro, con acumulación de suciedad, orines y otros deshechos que son molestos e insalubres.

Vamos al ajo, la terraza está situada topológicamente a 4 metros ligeramente  en diagonal al restaurante en un zaguán libre, que así mismo coincide que los propietarios de la planta baja colindante a la zona de ubicación de la terraza —según la ubicación actual— son los mismos dueños del restaurante y las ventanas que dan a la terraza son del propio almacén del restaurante. 

Parece que planeación urbanística la hubiera concebido antes de que existiera el restaurante: es perfecta, espaciosa, no bloquea a transeúntes ni a coches, me atrevería a decir que es alegre y oportuna. La terraza parece rezar la frase “Un derecho no es algo que alguien te da, es algo que nadie te puede quitar.”

Esta terraza lleva viviendo en armonía con todas las leyes, incluyendo las del sentido común sin generar ningún problema. Sin embargo una revisión técnica alega que la terraza debería estar justo delante del restaurante, en un estrecho lugar incómodo donde bloquea la puerta de entrada y deja en un estado de inseguridad al comensal, sintiendo que en algún momento puede ser embestido por un vehículo, y donde además no caben más de 3 personas —una mesa para una persona y otra para dos— lo que de entrada eliminaría un puesto de trabajo. 

Todos sabemos que después del covid muchas personas prefieren reservar en terrazas por la “seguridad sanitaria que representa”.

Cuando la policía local vio las marcas de la supuesta nueva terraza, manifestó al restaurante que ellos lo denunciarían por el peligro que representa, es decir, que las medidas de convivencia ciudadana y de ecosostenibilidad en Ciutat Vella —área a la que corresponde— son insostenibles con la nueva modificación.

La situación actual de la terraza deja más de 4 metros libre para que puedan pasar por la calle coches de emergencia, tipo ambulancias, carga y descarga, coches que van a vados, peatones y toda clase de vehículos. En el caso de la nueva propuesta del técnico, pone en peligro todo lo mencionado.


Aquí se ve con claridad que LA EXCEPCIÓN RATIFICA LA REGLA, y que esta excepción ya se ha dado en algunos restaurantes de la ciudad donde la aplicación de la norma generaba más problemas que la excepción.

En cuanto a la interpretación de la norma, ésta dependerá del contexto, porque esto es lo que nos hace humanos y es lo que permite que las normas nos sirvan y no utilizarnos al servicio de una norma.

Según el articulo 66.3 “Las solicitudes que se formulen para las autorizaciones de terrazas en plazas, chaflanes, calles peatonales y otros espacios singulares análogos en el ámbito sanitario, requerirán en cada caso un estudio específico de las circunstancias concurrentes operando las limitaciones generales establecidas en la sección 1ª como criterios orientativos para resolver aquellas”.

Qué dice el Ayuntamiento de València

Ese estudio se ha realizado y la resolución del Ayuntamiento no deja lugar a dudas: la terraza no cumple con la nueva normativa, cosa que se detectó en la última revisión por parte del equipo técnico.  "La ocupación que se plantea en plano aportado se ubica en acera de espacio público situado frente al edificio de la C/ San Ramón nº 32, excediendo el eje de la calle de carácter peatonal y el ancho de fachada de su local. Esta ocupación ni siquiera está emplazada en la misma línea de fachada (números impares), no siendo local colindante del local objeto del expediente (acceso vivienda planta primera de C/ San Ramón nº 23).
Punt B de l'informe del 24 d'abril de 2020", explican fuentes municipales.  "Lo que piden desde el restaurante es que se les aplique una excepción al cumplimiento de la ordenanza que los técnicos entienden que no se puede aplicar", añaden. 

Que las leyes no tienen corazón, ya lo sabemos.  Pero que después de más de 4 décadas de sacrificios y entrega al restaurante Carlos y Bernardo se vean abocados a cerrar el negocio sería muy mala noticia, por muy ajustado a derecho que sea el asunto. 

"Salvem La lluna"

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