Qué hemos aprendido de la resistencia a la caída del Metropol, icono cinéfilo que nos explica
VALÈNCIA. “La ciudad ideal será la que tiene la fortuna de poseer más obras maestras de quienes nos precedieron, sepa conservarlas con más cariño y atención y sepa producir otras que legar”, Javier Goerlich.
Una de esas pequeñas cosas que conforma la esencia (la gracia, incluso) de una ciudad. La leyenda cultural y el trasfondo de un cine que nos explica. A toda velocidad la activación del antiguo cine Metropol como trinchera del patrimonio de la ciutat comporta varias enseñanzas… Nos explica razones que van más allá del propio cine.
Cómo la memoria de edificios emblema ha vuelto a convertirse en una exigencia, en un asidero frente a la despersonalización urbana y la uniformidad.
Cómo el impacto social y cultural de un espacio apenas tiene valor en la evaluación patrimonial.
Cómo València sigue sin aclarar ‘editorialmente’ qué ciudad quiere ser, si muy protectora de su legado o todo lo contrario.
Cómo el peligro de extinción de los cines urbanos ha contribuido a activar la alarma. En dos décadas lo que era abundante -la presencia de cines históricos en el casco central- ha pasado a ser rareza. Cuando despertamos apenas quedaban signos cinéfilos…
Cómo el revuelo político se abalanza en la fase límite, cuando la extinción se acerca, y no se anticipa con un verdadero plan de ordenamiento del patrimonio que es nuestro.
Cómo impulsos creativos como el ámbito de la ilustración enciende el modo comboi no solo para hacer campañas a alcaldables sino también para ejercer de parapeto de edificios en peligro.
Es el Metropol, el rastro de La Traca, la València republicana, Hemingway y Orson Wells, Miguel Hernández. Pero es en esencia la decisión sobre un modelo de ciudad retrospectiva. En València y más allá. El reto de poner en orden aquello que se archiva en los armarios en lugar de echarlo al contenedor a las primeras de cambio.
El caso Metropol ha evidenciado una diatriba encarnizada desde hace años al respecto de qué quiere hacer esta ciudad respecto a su memoria.
1. Cuántos edificios más queremos perder
“Todavía estamos a tiempo de evitar este disparate y despropósito que en poco tiempo, ya en pleno siglo XXI, se ha cobrado la pérdida en Valencia entre otros muchos edificios de Las Naves de Tabacalera, el Policlínico Municipal de Navarro Reverter, el Casino Pinzón en el Cabanyal, por no hablar de otras obras emblemáticas de Javier Goerlich como el antiguo Club Náutico, las Naves de Macosa, el Frontón Valenciano o la añorada Tortada y Mercado de Flores en la Plaza del Ayuntamiento”, Andrés Goerlich, presidente de la Fundación Goerlich.
“Valencia ha sufrido a lo largo de su historia una enorme pérdida arquitectónica y patrimonial, especialmente durante la época del “desarrollismo”. No podemos concebir que todavía hoy sigamos perdiendo edificios singulares que configuraron la imagen urbana de Valencia”, Esteban Longares, CaminArt.
2. La memoria también se practica en vida
“El valor arquitectónico puede ser opinable, pues para gustos colores, pero es evidente el gran valor histórico del cine Metropol, su historia forma parte de la historia de la Valencia, y no debería ser recordado únicamente en escritos llorando por su pérdida, debería ser memoria viva de la ciudad y recuperarse para un nuevo uso. Incluso el uso hotelero que se le quiere dar a su solar, ¿por qué no se ha planteado la restauración y reconversión del mismo en hotel?”. Diana Sánchez Mustieles, Doctora Arquitecto de la Universitat Politècnica de València.
“La imagen de la ciudad está en constante cambio, pero siempre hay ciertos elementos cuya sustitución por otros (ya sea debido a cuestiones sentimentales, socio-culturales o de edificios que se han convertido en icono en el imaginario) difícilmente van a mejorar. En una ciudad con tantos esperpentos y más allá de los criterios profesionales, historicistas del informe técnico, duele que lo integrador se desintegre y lo superfluo permanezca”, Miguel Arraiz, Pink Intruders.
3. Cataloga que algo queda
“Incomprensiblemente se desprotegió en 2005 el edificio (nivel 2) cuando antes se catalogó y protegió con la aprobación del PGOU de 1984. Porque es delicado desproteger un edificio previamente protegido, cuando no sospechoso. Porque no se ha tenido en cuenta la Ley de Patrimonio Histórico Valenciano, que contempla la protección de bienes históricos (inmateriales) como en este caso, apoyándose tan solo en una más que cuestionable valoración patrimonial (material)”, Andrés Goerlich.
“El último informe técnico encargado por el Consistorio, que dice que el Metropol no tiene valor, está elaborado por los mismos tres arquitectos que redactaron el Plan de Protección del Ensanche de 2005. Y claro, si no lo protegieron en aquel momento, no van a decir ahora en el presente estudio que sí merece protección”, Esteban Longares.
“La protección de arquitecturas relativamente recientes ha ido siempre por detrás de los acontecimientos y son muchos los edificios que a día de hoy añoramos por no haber sabido valorar en su momento, y mucho más cuando vemos al “sustituto”. Tan solo queda apelar a la sensibilidad social y personal y reivindicar parte de la memoria que no queremos perder de nuestra ciudad”, Miguel Arraiz.
4. No solo arquitectura
“Que se debería haber planteado un informe pluridisciplinar, pues para valorar un edificio no solo se deben contar con arquitectos (yo soy arquitecto), se deben contar con otros expertos como historiadores y sociólogos, que tienen mucho que decir sobre este patrimonio, y habrían demostrado el gran valor histórico del conjunto. Considero que el informe es muy pobre para llegar a unas conclusiones que ya las tenían de antemano, creo que se debería haber encargado el informe a expertos en esta tipología arquitectónica para que dieran una visión más objetiva”, Diana Sánchez Mustieles.
“El problema está en que el informe lo han elaborado solo tres arquitectos. La conclusión de que el edificio no conserva elementos patrimoniales de valor, a mi juicio errónea (ya que solo hay que fijarse en la fachada para comprobar que es un edificio singular), habría sido diferente si el estudio hubiera sido elaborado por un equipo multidisciplinar.
Los historiadores del arte nos estamos reivindicando ante la sociedad. Muchos historiadores del arte estamos hartos de que solo se tengan en cuenta los informes hechos por arquitectos, o que haya Comisiones formadas solo por arquitectos, cuando en realidad hay que contar con equipos pluridisciplinares. Los arquitectos no saben ni tienen por qué saber de todo, por esta razón, hay que contar con equipos pluridisciplinares formados por arquitectos, historiadores del arte especializados en historia de la arquitectura, historiadores, urbanistas, geógrafos, etc. Los profesionales de la Historia del Arte, la Historia o Geografía, por su formación y sus conocimientos históricos y artísticos, son más que necesarios tanto en las Comisiones como en la elaboración de informes históricos y artísticos rigurosos. Esta falta de rigor y de no haber tenido en cuenta todos los valores del edificio se tendría que haber evitado, tanto ahora como cuando en el pasado no se protegió en el PGOU o en el Plan de Protección del Ensanche de 2005”, Esteban Longares.
5. Una movilización que va más allá del caso Metropol
“No podemos estar permanentemente desconfigurando una ciudad con enorme personalidad, originalidad, individualismo y carácter propio para configurar otra anodina, adocenada y despersonalizada sin alma”, Andrés Goerlich.
“El rótulo del cine Metropol (parece que diseñado por el propio Goerlich) siempre me pareció uno de los más interesantes de la ciudad. En general, creo que València debería ser más respetuosa con la obra de Goerlich. Me parece que este proceso de reivindicación revela que se está gestando una saludable sensibilidad hacia nuestro patrimonio arquitectónico y el espacio público como es la imagen de nuestras calles”, Tomás Gorria, Eina Cultural.
6. Exponentes del art déco… sin art déco
“El Metropol, en su fachada, es exponente de unos valores artísticos y singulares, de decoración art déco de los que Valencia, siendo un referente en la moderna España republicana de los 30, tan solo conserva los de este edificio y otros pocos de los Refugios antiaéreos”, Andrés Goerlich
“El rótulo estilo art déco es valioso, y más teniendo en cuenta que en nuestra ciudad ya quedan muy pocos de estas características. Las letras geométricas y resaltadas, típicas de los años treinta, siguen una tipografía similar a la utilizada para señalizar los refugios antiaéreos de la Guerra Civil, así como el antiguo Jerusalem Cinema. La decoración que simula rollos de película de cine es muy interesante y única”, Esteban Longares.