CASTELLÓ. Son nuestras heridas las que nos hacen ser quien somos. Las que marcan nuestro camino, nuestro día a día y nuestra forma de vivir. Para bien o para mal. La manera en que las afrontamos, luchamos y salimos adelante depende de cada uno. Lo que está bien, de vez en cuando, es recordarlas, volver a ellas, para recordar de donde venimos y, sobre todo, vislumbrar hacia donde vamos.
Perceval Graells es una de esas personas que no quiere perderlas de vista. Está orgullosa de sus raíces, de su dolor, "pues me han hecho ser quien soy y pienso, que para vivir cosas muy bonitas, hay que vivir otras que no lo son no tanto", expresa a Castellón Plaza. Sus heridas están expuestas, en forma de pintura, en la sala de exposiciones de Villa Elisa de Benicàssim. 'Ferides de sal' tiene por nombre y puede visitarse hasta el próximo 16 de febrero de 2025.
La exposición está compuesta por un total de 14 obras, incluidas dos instalaciones, las cuales define como "esculturas que no están hechas de materiales tradicionales, como puede ser la arcilla". Las 12 restantes son pinturas de arte abstracto, pinturas con las que Graells ha tratado de "huir de lo figurativo" y de expresar las "emociones, sentimientos y experiencias que ha ido viviendo a lo largo de su vida". Es su forma de expresarse. Hay quién lo hace escribiendo, a través de un diario. "Yo, en vez de escribir, me expreso a través del color o las formas", cuenta.
'Ferides de sal' nace "de la relación entre el mar y las heridas que yo tengo. Siempre que vivo un proceso de duelo, acudo al mar. Me curo con él y también con mis lienzos. Siempre he vivido delante del mar, escuchando su ruido, en la Albufereta de Alicante, de ahí mi vinculación con él", explica la artista. El mar, por lo tanto, es su cura. Una cura a problemas como rupturas, enfermedades o pérdidas de seres queridos. Problemas que por muy cotidianos que sean no dejan de doler. Problemas que afronta, y sana, a través de la pintura.
Las 14 obras tienen un punto en común. Un hilo rojo que las une y que vertebra toda la exposición. El hilo, para Graells, es una forma de decirse "que la herida está ahí, visible, que no pasa nada y que todo el mundo las tiene". Su color, el rojo, tiene un motivo: "es un color que siempre se ha vinculado con las cosas femeninas, con la mujer", detalla la artista.
El hilo está incrustado en todas y cada una de las obras, ya sea cosido o adjuntado de forma que quede integrado a la perfección en cada parte de la exposición. No solo eso, si no que dota a las obras de un carácter tridimensional que la propia artista califica como "muy chulo".
La artista, dentro de su intención de huir de las figuras que sean reconocibles, pretende crear "obras dinámicas y alejadas de la monotonía y la geometría". Para ello, utiliza técnicas de lo más variadas y aplica en sus pinturas elementos tan distintos como la tinta china, la pintura acrílica o el óleo.
Su objetivo final es "llegar a conectar y establecer un diálogo con la gente", aunque es consciente de que el arte abstracto "no gusta a todo el mundo ni llega a todos de la misma manera". Pese a ello, Graells piensa que lo bonito de la abstracción es precisamente esto, "la variabilidad de sentimientos que puede llegar a expresar, pues yo puedo querer transmitir un sentimiento determinado, que tú percibas otro y que el de tu lado no sienta nada porque no le guste. Esta es para mi la verdadera belleza del arte abstracto y de la pintura en general", sentencia.