VALÈNCIA. (EP). Terminado el breve parón estival de agosto, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, retomó esta semana su actividad habitual tras unos días de descanso en Doñana sin dar muestras de ansiedad por intentar una nueva investidura tras el intento fallido de julio.
Pese a que antes de las breves vacaciones de Sánchez, desde el PSOE se apuntó la previsión de que el presidente se reuniría con dirigentes del PNV a partir del 19 de agosto en Bilbao, no sólo no se ha confirmado este extremo, sino que tampoco están programados contactos ni con los nacionalistas vascos ni con otras fuerzas en esta semana que entra.
Lo que hará Sánchez en los próximos días es seguir reuniéndose con colectivos sociales con el objeto de incorporar algunas de sus demandas en el programa de gobierno que está ultimando y que presentará a sus posibles socios de investidura: Unidas Podemos, PRC, PNV y Compromís.
Los contactos con los partidos de cara a negociar la formación de Gobierno no se retomarán por tanto hasta el mes de septiembre. El día 23 de ese mismo mes se agota el plazo de dos meses fijado en la Constitución para poder formar gobierno, plazo que empezó a contar desde la primera votación del debate de investidura de julio.
Para que Sánchez se presente a un segundo intento, antes es necesario que el Rey mantenga la preceptiva ronda de consultas con los partidos previa a su designación de un candidato a la investidura.
Por el lento ritmo que está imprimiendo Sánchez a los contactos con los partidos, todo apunta a que, como sucedió en julio, la negociación, de haberla, se dejará para el último momento.
En julio, sin ir más lejos, el PSOE llegó a aceptar que la 'número dos' de Podemos, Irene Montero, entrara en el Consejo de Ministros con una vicepresidencia social, además de acceder a que los morados dirigieran otros tres Ministerios de contenido social.
Hoy, asegura, esa oferta ha decaído porque ha aumentado el clima de desconfianza con los morados. El PSOE ya sólo está dispuesto a pactar con Unidas Podemos un programa de legislatura, sostienen estos últimos días pesos pesados del Gobierno como la vicepresidenta Carmen Calvo, quien admitió que el día a día del Ejecutivo se haría "imposible" bajo la fórmula de la coalición con Podemos.
Fue Calvo precisamente la encargada de verbalizar el portazo que el PSOE dio a la última oferta de negociación lanzada por Podemos a principios de la pasada semana, en la que se reafirman en su demanda de controlar Ministerios que los socialistas no están dispuestos a entregar, como Trabajo y Transición Ecológica.
El PSOE percibe en Podemos un intento de imponer su programa al del PSOE, que a fin de cuentas fue el que mayor respaldo obtuvo en las urnas el pasado 28 de abril. Y no tienen intención de dar su brazo a torcer. Rechazando su última propuesta, Sánchez también ha querido avisar a los de Pablo Iglesias que, en la negociación, es él quien controla los tiempos.