El último artículo de cada año siempre me gusta hacer balance de lo que ha sido el año que despedimos. Es momento de reflexión y de introspección. Balance y propósitos para el nuevo año que empieza. Este año este artículo de balance va más allá, es un artículo de despedida también. Hoy me despido con esta columna de agradecimiento tras casi 10 años de colaboración en este periódico.
Este artículo de hoy es especial, especial porque es el último que voy a poder publicar en esta columna Crónica por los otros (un nombre que, por cierto, desde hacía tiempo necesitaba una revisión). Una columna que nació hace diez años y que cada semana ha dotado de contenido social a este periódico.
Recuerdo como si fuera ayer la propuesta como colaboradora que tuve gracias al periodista Cruz Sierra días antes de irme a vivir a Kenia. A los pocos días de esa conversación en la sede de Valencia Plaza, cogí el avión rumbo a Kenia y nada más llegar a la isla de Lamu mandé el primer artículo que publicamos en 2015.
Desde ese momento, en 2015, este espacio y esta columna se han convertido en algo más que un artículo de opinión para mí. Se han convertido en un altavoz y una ventana hacia el mundo para entidades, proyectos e instituciones más invisibles que visibles.
Un espacio que siempre en estos casi diez años ha sido muy respetado, ha tenido toda la libertad de opinión y expresión que cualquier periodista necesitamos y se ha convertido en un espacio sobre el que nunca he tenido ninguna indicación de cómo o de qué debía escribir. Siempre he tenido confianza y libertad total de los equipos de dirección para poder escribir con total libertad y dar voz a las propuestas que me han ido llegando.
Esta columna que hoy se despide se ha convertido en una constante en este sector porque ha sido la ventana para dar a conocer cantidad de propuestas, proyectos y entidades sociales que trabajan y hacen que este mundo sea cada día mejor. Se ha convertido en el altavoz de voces y de colectivos que no encuentran espacios donde contar sus realidades minoritarias o incómodas para algunas personas. Esta columna se ha convertido en el espacio para seguir difundiendo, sensibilizando y hablando del Tercer Sector, un sector todavía muy ignorada y poco conocido. Esta columna se ha convertido en un espacio para empresas responsables y sostenibles que trabajan con la perspectiva del triple impacto.
Esta columna se ha convertido en un referente para el Tercer Sector porque durante casi 10 años años ha dado voz a propuestas, proyectos, entidades, empresas o instituciones que trabajan desde la Comunitat Valenciana con un enfoque social y sostenible por un mundo más habitable, más justo y mejor.
También reconozco que esta columna ha sido en ocasiones un diario muy personal donde he podido hablar de mis sentimientos, emociones y de temas personales relacionados con la maternidad, la maternidad que vivo al frente de una familia monoparental especial y familia numerosa: madre soltera por elección de tres niñas. Este espacio ha sido a veces una vía de escape para poder hablar de mi maternidad múltiple, la crianza, la conciliación, etc.
Si echo la vista atrás no podría destacar ninguno de los artículos que hemos publicado en este espacio sobre el resto. Creo que todos estos artículos han intentado hacer una radiografía de la actualidad del momento desde el trabajo de las entidades sociales, iniciativas privadas, instituciones públicas y empresas responsables. Ahora que he hecho una revisión de todos ellos me siento tremendamente satisfecha de haber dado visibilidad a tantos proyectos tan variados y haber podido cubrir tantas realidades diversas.
Todos los artículos han sido escritos y publicados desde el respeto, acompañamiento y la intención de reflejar lo más fiel posible lo que hay detrás de cada propuesta que me llegaba. He intentado ser lo más transparente posible y ser solo el vehículo y la facilitadora de contenidos sociales al lector y usuario del diario. Por ello me es imposible destacar unos sobre otros… aunque yo inevitablemente me quedo con mis artículos más íntimos y personales relacionados con mi maternidad y con mis tres hijas Leo, Manuela y Luna; y con la entidad One Day Yes. Ambos proyectos personales y profesionales van de la mano de los inicios de esta columna pues los tres proyectos han nacido casi al mismo tiempo.
Tanto las colaboraciones desde “Crónica por los otros”, mi triple maternidad y la fundación de la entidad One Day Yes han nacido, se han asentado y han evolucionado de la mano en estos casi 10 años.
Como digo me es complicado elegir un artículo sobre el resto, pero lo que tengo claro y no me resulta nada complicado es decidir con cuál termino. Mi ultima columna da voz a la iniciativa Fotos por Palestina, toda una declaración de intenciones.
Una iniciativa impulsada por un grupo de fotógrafas y fotoperiodistas pertenecientes a la Asociación Contamos el Mundo, que dan continuidad, a nivel nacional, a iniciativas similares llevadas a cabo en UK, Italia y Chile y en esta ocasión está destinada a enfrentar la urgente crisis humanitaria en Gaza. Los ingresos generados serán donados a Médicos Sin Fronteras (MSF), apoyando así sus esenciales labores médicas y su compromiso con la salud de la población palestina.
Ante la catástrofe humanitaria en Gaza más de 100 fotógrafas, fotógrafos y fotoperiodistas lanzan “Fotos por Palestina”. Una campaña solidaria que permite adquirir obra original de algunos de los mejores fotógrafos y fotógrafas, tanto nacionales como internacionales, a un precio muy reducido, y cuyos beneficios irán destinados al fondo de emergencias para Gaza de Médicos Sin Fronteras.
Se trata de una iniciativa solidaria de más de 100 fotógrafas y fotógrafos nacionales e internacionales para recaudar fondos para Palestina.
Hasta el 27 de febrero estará activa la venta de imágenes en la página web del proyecto. Cada compra es una donación de la que se puede solicitar certificado para su posterior desgravación.
Entre los más de 100 participantes se pueden encontrar autores como Judith Prat, Cristina Garcia Rodero, Mireia Comas, Anna Surinyach, Hanna Jarzabek, Ofelia de Pablo, Ana Palacios, Chema Conesa, Clemente Bernad, Estela de Castro, Laia Abril, Navia, Santi Palacios, Sofia Moro, Ricard García Vilanova, entre otros. Y la iniciativa parte de Hanna Harzabek, Mireia Comas, Marta Moreiras, Nuria López Torres, Ana Palacios, Judith Prat, Ofelia de Pablo, Anna Surinyach, Tania Castro, Eva Mañez, Susana Girón y Maysun. Esta iniciativa cuenta con el inestimable apoyo de la imprenta Impresum, el colectivo Ruido Photo y Signne Creative House.
Con esta propuesta me despido no sin antes agradecer a todas las personas que han confiado en mi trabajo y han hecho que luzca y dé luz a tantas realidades sociales. Gracias a este periódico, a mis compañeros y compañeras que han editado los textos y las fotos, a la dirección de contenidos capitaneada por Javier Alfonso y, en definitiva, a todas las personas que trabajan de Valencia Plaza, un periódico necesario y que supone un soplo de aire fresco para el sector.
Colaborar cada semana en este diario desde hace casi diez años para mí no ha sido un trabajo, ha sido un regalo. Agradecida me siento.
Esta vez no me despido hasta la semana que viene, me despido con un ¡feliz año 2024! Con salud, respeto y amor y con la seguridad de que seguiré trabajando e informando siempre sobre todas las realidades sociales visibles o invisibles que crean el tejido social de nuestro entorno más cercano o más lejano…
… porque un día los sueños se cumplen, One Day Yes!
Feliz 2024.