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Se busca artificiero para la bomba de relojería medioambiental de Compromís

5/06/2017 - 

VALÈNCIA. Compromís, y con ello el gobierno del Botánico, tiene un problema en la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural que lidera Elena Cebrián. La propia titular de este departamento, fue ungida para el cargo  -no sin debate interno- por Verds-Equo, que había valorado su perfil técnico para ocupar una dirección general pero, por las exigencias paritarias del guión, asumieron que su referente, Julià Álvaro, debía de ceder el paso a una mujer para el cargo de mayor rango.

Así, la independiente Cebrián ocupó la jefatura en una conselleria que depende directamente de Compromís. Con el tiempo, tal y como ha ido informando Valencia Plaza, los desencuentros con la formación ecologista que la aupó al puesto se han intensificado hasta llegar al rango de guerra soterrada. 

Un problema que, lejos de amainar, se ha visto recrudecido por la solicitud de investigación a la Conselleria de Transparencia que Cebrián propuso en el consejo de administración de Vaersa para hallar el origen de informaciones publicadas precisamente por este diario. Una orden que, pese a estar aprobada por el citado órgano -tal y como refleja el acta-levantada del encuentro, no ha encontrado la aprobación pública de referentes como el propio conseller de Transparencia, Manuel Alcaraz, ni de la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra.

La consellera de Agricultura, Elena Cebrián, y el de Transparencia, Manuel Alcaraz. Foto: EFE

Es evidente que la situación en esta cartera provoca un conflicto interno en Compromís de no poca profundidad. A la postre, Verds-Equo es, junto a Bloc e Iniciativa, una de las tres patas -aunque la menor en representatividad numérica-de la coalición. El hecho de ceder en su momento la capitanía en la conselleria a una independiente para que pudieran cuadrar las condiciones paritarias del Botánico ha conllevado que, cuando Cebrián ha querido imprimir su sello al departamento, se multiplicara el malestar y la sensación de descontrol en la formación ecologista sobre la que a priori iba a ser 'su' conselleria.

Así, y al margen de las discrepancias en diversas materias -o al menos en los ritmos aplicados- como en el sistema de envases (SDDR), la posición sobre transgénicos o los tiempos para la transformación de Vaersa en una entidad de derecho público empresarial, la maniobra ejecutada por Cebrián de sustituir a miembros de su equipo pertenecientes a Verds-Equo por otros afines a Bloc e Iniciativa, terminó de fracturar la relación. Estos cambios, que contaron con el respaldo de las direcciones de ambos partidos y que incluso Oltra defendió en privado ante miembros de la formación ecologista, han generado una brecha -y la consiguiente sensación de aislamiento- en el núcleo duro de Julià Álvaro.

Reunión de la dirección de Compromís, con Julià Álvaro y Mónica Oltra

La situación, ahora, se ha hecho todavía más complicada con el intento de investigación propuesto por Cebrián, tras ser puesto sobre la mesa por el secretario autonómico de Agricultura, el socialista Francisco Rodríguez Mulero y que fue bien acogido por el subsecretario de Transparencia, Alfons Puncel, miembro de Iniciativa próximo a Oltra y también miembro del consejo de Vaersa. Una investigación a la que solo puso objeciones el 'verde' Julià Álvaro según refleja el acta.

Tras la publicación del texto en la que se reflejaba la aprobación de encargar la citada investigación, tanto Alcaraz como Oltra, pese a su apoyo a Cebrián, optaron por echar tierra sobre el asunto y aclarar que no se produciría tal movimiento con la consiguiente desautorización a los dirigentes que habían sacado adelante la iniciativa en la citada reunión del consejo.

Un escenario que sigue dejando en la conselleria una situación de hostilidad entre Verds-Equo y la consellera, que cuenta con el respaldo de Iniciativa y Bloc pero que también, así lo ven otras fuentes del departamento, se apoya en dirigentes socialistas. Así, continúa corriendo el reloj del artefacto explosivo en el que parece haberse convertido el citado departamento y que, de no resolverse, apunta a causar estragos a lo largo de la legislatura ya no solo en la conselleria, sino también en el juego de equilibrios dentro de Compromís. Todo ello si desde las diferentes partes implicadas no se levanta el pie del acelerador y se opta por alcanzar algún tipo de tregua que permita mayores avances en la gestión, algo que parece complicado por la distancia que existe actualmente entre los bloques protagonistas del conflicto.

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