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análisis - dificultades para la vicepresidenta

¿Se equivocó Mónica Oltra escogiendo una conselleria de asuntos sociales?

27/05/2017 - 

VALÈNCIA. Este sábado Compromís celebra una fiesta por todo lo alto en el antiguo cauce del río Turia para conmemorar el segundo aniversario de las elecciones autonómicas y locales de 2015 con las que formación valencianista alcanzó por primera vez en su corta historia el poder en la Generalitat -en papel secundario merced a un pacto con el PSPV- y en ayuntamientos en primera persona como el de València.

Sin duda, una de los principales artífices de este éxito electoral es la actual vicepresidenta del Consell y responsable de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, que figuró como candidata a la Generalitat tras una legislatura en Les Corts en la que destacó como referente de la oposición. Tras las elecciones, y tras una negociación que fue breve aunque en cierta medida ruidosa, Compromís accedió a dividir las consellerias al 50% -incluido el segundo escalón a través del mestizaje- aceptando al socialista Ximo Puig como presidente, mientras Oltra ejercería como número dos y portavoz del Ejecutivo. 

Un reparto que en líneas generales se consideró razonable: el PSPV con 23 escaños, había logrado más representantes que Compromís, 19, si bien la formación socialista marcaba el peor registro de su historia y su nuevo socio, el mejor. Por tanto, fifty-fifty y la presidencia para Puig.

A continuación, se llevó a cabo la distribución de las materias. Tras diversas conversaciones, Compromís se quedó la gestión de Educación, Agricultura, Economía, Transparencia y lo que en el pasado se denominó Bienestar Social. Esta última cartera, que pasó a denominarse Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, fue la diseñada y asumida por Oltra, en un deseo de ponerse al frente de unos asuntos cuya gestión por parte del PPCV había sido objeto de sus críticas más duras.

Oltra junto a Sandra Casas, secretaria autonómica que dejó el puesto, en una rueda de prensa

Una decisión que, ya en ese momento para algunos analistas y estrategas políticos, resultó atrevida por parte de la emblemática dirigente de Compromís. Combinar la Vicepresidencia, Portavocía del Consell y además una cartera de estas características es, como es lógico, exigente y complicado. Por un lado, ser la número dos del Ejecutivo implica, aunque no gestión, sí agenda en muchos casos complementaria a la del jefe del Consell e incluso a menudo compartida. 

Por otro lado, ejercer como portavoz del Gobierno valenciano es a menudo un arma de doble filo: muchas veces se ha escrito sobre cuánto 'quema' la silla donde Oltra se sienta cada viernes de la semana para dar cuenta ante los periodistas de lo acontecido en el Pleno del Consell y enfrentarse a las preguntas sobre las distintas cuestiones de la actividad semanal. Es decir, el puesto permite obtener al dirigente una visibilidad notable pero, al mismo tiempo, se convierte en un crematorio cuando las cartas vienen mal dadas.

Bien es cierto que, hasta ahora, la vicepresidenta ha atravesado dos años en el cargo que, aún con algunos altibajos, han transcurrido con cierta comodidad. No obstante, la crisis abierta sobre los centros de menores está evidenciando las dificultades de gestión que tiene una cartera como la suya y lo problemático de ser portavoz cuando se produce un torbellino en el área que ella misma dirige.

El conseller de Transparencia, Manuel Alcaraz, junto a Mónica Oltra y la directora general, Aitana Mas

Así, y aunque fuentes próximas a la vicepresidenta consideran que Oltra saldrá bien parada de esta situación y esgrimen mensajes como el utilizado por la portavoz este mismo viernes: "¿Denuncian a conselleria por proteger a los menores y no al presunto abusador", la situación no es sencilla. Es en este momento cuando algunos de sus compañeros de coalición vuelven a comentar que nunca debió haber elegido una conselleria de asuntos sociales y más de esa envergadura. "Tiene poco lucimiento, demasiadas restricciones presupuestarias y, cuando hay un problema, atañe a cuestiones muy sensibles que calan en la ciudadanía", comentan las citadas fuentes. 

En esta línea, apuntan que Oltra hubiera tenido más ocasión de brillar y menos desgaste si, por ejemplo, hubiera encabezado Transparencia, con mayor margen para reforzar sus rasgos como garante de la lucha contra la corrupción y con menos peso de gestión que le dejaría mayor libertad para explotar su potente perfil mediático.

Una tesis que siempre han rechazado -y rechazan- desde su entorno, señalando que precisamente tras haber sido un azote en la oposición sobre estos asuntos era necesario implicarse en la gestión de este departamento. El tiempo dirá quién llevaba razón.

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