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al otro lado de la colina / OPINIÓN

¿Se han vuelto los brasileños fascistas?

Foto: JOÉDSON ALVES/EFE

Algunos dudan de si estamos en una sociedad liquida o incluso gaseosa-etérea, pero desde luego estamos en un cambio de ciclo y lo ocurrido en Brasil es una prueba más de ello

3/11/2018 - 

Este pasado fin de semana hemos visto alzarse con la presidencia de Brasil a Jair Bolsonaro tras una gran victoria, de las mayores que se recuerdan en ese país, y la pregunta que nos asalta, está planteada en el propio título del artículo, después de lo que se ha podido leer acerca del ya presidente electo.  

Porque claro del presidente Bolsonaro se ha dicho de todo, ultraderechista, machista, racista, homófobo, xenófobo, militarista, fascista y todo clase de prejuicios y estigmas de lo políticamente correcto, que llevan a pensar una de las siguientes posibilidades, o que los brasileños se han vuelto locos, porque Bolsonaro ha arrasado en las urnas, o que lo dicho no era del todo cierto y es el ya clásico mantra de los beneficiarios de la Globalización, muchos de ellos instalados cómodamente en consejos de administración de multinacionales (siempre apátridas) o integrando grandes despachos de abogados y consultores internacionales, que utilizan todos ellos curiosamente a la progresía como fuerzas de choque ante cualquier nacional, del país que sea, que tiene algo que objetar sobre las nuevas injusticias, incluso sociales, que genera la mundialización. Ahí tienen a la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, que dejando de lado su deber de ser objetiva y no hacer sectarismo desde su internacional puesto, ha puesto en duda la legitimidad del nuevo presidente electo brasileño, generando criticas allende los mares. 

De todos modos el personaje se las trae, sólo hace falta ver el histórico de algunos vídeos de sus intervenciones públicas, para no sólo generar incertidumbres sino para dar incluso miedito; pero bueno, para nuestra tranquilidad, sobre todo son la primeras participaciones políticas, las más preocupantes, que se enmarcaban en plena Guerra Fría, y en la que Iberoamérica era uno de los principales frentes de lucha con la creciente subversión comunista, y tengamos en cuenta que Bolsonaro era un joven e inexperto políticamente hablando oficial, que iniciaba la transición de como servir a su Patria, cambiando el uniforme de militar al traje chaqueta de político. 

En el nuevo presidente electo brasileño hemos de ver esa nueva generación (o más bien revival) de politicos que ante la crisis de los Estados-Nación por las injusticias del Nuevo Orden (las más de las veces desorden) Mundial se alzan a criticar lo políticamente correcto o Neodespotismo ilustrado, ese nuevo estilo de hacer política de los amantes del frenesí globalizador que legislan “todo para el pueblo pero sin el pueblo”, obteniendo últimamente el consiguiente castigo en las urnas, y teniendo a Donald Trump, si otra vez Trump, como adalid de una personalísima forma de hacer política.

Entonces, que podemos esperar del gobierno de Bolsonaro; la verdad es que hay cierta incertidumbre, pero sus mensaje duros e incluso estridentes, poniendo en duda la ONU o planteándose la salida de algunos organismos internacionales como la Unesco y el Consejo de Derechos Humanos, o del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, como ya hizo Trump por ejemplo, se han ido moderando, parece que no va a ser así. Desde luego que va a ser un gabinete fuerte de hombres duros, que no se amilanan ante presiones, además de militares (el valor se les supone), fíjense que parece que será ministro de Justicia, el Juez Sérgio Moro, aquel que se atrevió a encarcelar al expresidente Lula da Silva, semidiós en la política brasileña. 

Por otra parte hay ciertas líneas claras que tendrá su gobierno, con Paulo Guedes como mano derecha en asuntos económicos, su política tendrá claros tintes liberales en este ámbito (privatizaciones y fomento del comercio); en cuanto a la política internacional, recordemos que Brasil es una potencia o debería serlo, pues tiene una superficie 17 veces la de España con 8,5 millones de kilómetros cuadrados (el quinto pais del mundo), de población tiene unos 210 millones de habitantes (el octavo), en cuanto PIB en Paridad de Poder Adquisitivo está entre el octavo o noveno puesto, con más de tres billones doscientos mil millones de dólares (un poco menos del doble que España), por lo que con Bolsonaro de presidente será un país que habrá que tenerlo en cuenta, dentro de una clara alineación Occidental (los rusos los llaman ya el gendarme de Latinoamérica) y con un gran apoyo a Israel (ha llegado a plantear el traslado de su embajada a Jerusalén). 

En fin, será otro elemento de incertidumbre más, aunque no deben preocuparse mucho más de lo que estén, en el Orden y Sistema Mundial de gobierno, que nos regalará seguro que sorprendentes titulares, y curiosos comentarios como los de aquellos que se asombraban, incluso se mofaban, de que fuese un militar su ministro de Cultura, ignorando (que osada es la estulticia) que el principal escritor de lengua española, don Miguel de Cervantes Saavedra, fue militar en nuestros Tercios y alistado en Valencia por cierto, pero en fin eso es parte de otra Historia, la nuestra, que algunos parece quieren hacer desaparecer.

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