¿Podemos comer en esta ciudad por menos de 25 euros sin pillar la salmonelosis? ¿He de sacar la calculadora para poder pedir una entrada, un primero y un postre y que me entre el presupuesto? ¿Por qué cuando se habla de ticket medio siempre nos referimos al precio sin bebida? ¿Es el precio del café el nuevo índice Dow Jones?
Lo que hace unos años era habitual hoy se ha convertido en casi una odisea. Para ello y tras muchos fracasos intentándolo y tras absolutamente ningún acierto, decidimos conocer la opinión de algunos de los actores más relevantes de la ciudad en materia gastronómica. La mía es clara. Lo siento, no se puede. Se tendrían que alinear Saturno y Júpiter, equivocar en la cuenta, invitarte a media carta, ir en grupo de 25, que más de la mitad sean niños, olvidarte de beber una mísera copa de vino que no sea aguarrás y además deberías reprimirte de pedir lo que realmente quieres. La paella no baja de 20 € hasta en el chino de la esquina, el atún lo comerás como Carpanta, en sueños, el pulpo es para millonarios, de cuchara y buenos fondos que hacen chup chup solo podrás comer en casa de tu madre, etc.
Pero como mi opinión es muy reactiva buscamos otras voces para que nos aporten algo de luz al asunto. Nuestra compañera Lidia Caro tiene claro que uno de los factores que sube la cuenta es el bebercio: “Miley Cyrus, Tom Holland, Anne Hathaway, Brad Pitt, Adele… el orgullo abstemio está de moda. Pros: mejor cutis, mayor calidad de sueño, una alegría para el hígado, poder comer bien en València por menos de 25 euros. Contras: todo lo demás. Si no renuncias al vino y cía. y tampoco pretendes gastarte más de 25 euros no te auguro un gran futuro (algún mirlo blanco hay, no obstante). Puedes comer bien con algunos menús del mediodía, pero la noche tiene otros precios y por 25 euros poco hay que no sea la freidora de la esquina o ese fantasma que recorre Europa: tartar-bravas-curry-ensaladilla-teriyaki”.
Vicky Sevilla, chef de Arrels (1 estrella Michelin), además de poseer una cocina de altura es una de las chefs que más sale a comer en su tiempo de ocio y desde mi punto de vista de las que mejor gusto tienen. Cuando le suelto la bomba me comenta que hace tiempo que no sale por Valencia como tal: “Tampoco suelo gastarme 25 euros, porque suelo pedir vino y eso siempre encarece. Pero entiendo que con muchos matices sí se puede. Especialmente si vas en grupo puedes ir a Le bar de Vins, Saxo, Maipi o Doña Petrona, o incluso picar algo en Vinorte o la Taula de Yoon, Taberna Tora, Mil Grullas, Zen incluso Canalla Bistró o Bar X. Si vas a comer solo, diría que no”.
Por contra hablamos con Edu Espejo, chef de Flama (1 sol Repsol), quien opina que ahora mismo es “complicado” encontrar un sitio para comer bien por menos de 25€ en Valencia, “entendiendo bien como aquellos de una calidad más que aceptable”. “Si ya buscas algo de mucho nivel por 25 euros es bastante más que complicado, vamos, si hay sitios yo no los conozco”, dice. “Si hablamos de Flama o restaurantes de nuestro perfil hay que entender que lo que ofrecemos: buen material, una ubicación céntrica, buena vajilla, cristalería fina, y sobre todo un muy buen producto, siempre ha sido caro y ahora lo es bastante más que antes”, asegura Espejo, que añade que si desde la hostelería se desea defender ese producto, esa propuesta de alta calidad, “solo tenemos una manera de hacerlo y es cobrarlo”. Eso sí, siempre siendo honestos. “Cobrar mal producto a precio de bueno o tener unos márgenes muy grandes no beneficia en nada al resto del sector que ofrecemos propuestas sólidas, honestas, ajustadas y de calidad”, comenta.
Otro de los chefs a los que hemos consultado, Germán Carrizo, propietario junto a Carito Lourenço de Fierro (1 estrella Michelin), La Central de Postres, Doña Petrona y Maipi, además de asesorar negocios gastronómicos con Tándem Gastronómico, nos cuenta que sí es posible. “En un local como Petrona o Maipi, podrías hacerlo. No te hablo de un homenaje, ahí hablaríamos de mínimo 45-50 € a lo que deberías sumar el vino, pero por ejemplo si vienes en pareja a Maipi puedes tomar dos tostas de anchoa o sardina, un par de croquetas, unas huevas de sepia, una de ensaladilla, dos copas de vino y un postre y saldrías por unos 25€”, indica. “Aunque diría que el ticket medio ya sería 30€ en casi cualquier lugar. Hay que tener en cuenta el IPC de estos dos últimos años que ha subido un 7% más el incremento de los costes y servicios y evidentemente la ubicación. Si buscas comer bien por menos de 25€ en el centro debes olvidarlo”, dice Carrizo.
Hay un hombre en España que lo hace todo, hay un hombre que lo hace todo en España, el que sale a cenar cada noche sin parar, el que encuentra los garitos a menos de veinticinco… sí, amigos, ese es El Tipo Que Nunca Cena en Casa, al que como verdadero experto en el tema en cuestión le sugiero que me suelte un parrafito contestando a mi pregunta. Me alerta de que una banda de albanokosovares a los que una de sus recomendaciones no les entró en presupuesto lo persigue por el medio Levante español, así que para proteger su identidad e integridad física decido transcribir tras eliminar cuidadosamente de mi caché cualquier mácula de nuestra interacción: “Pero claro que es posible comer bien por 25€ en Valencia, pero necesitas dos cosas: una es conocerte bien la ciudad. Evidentemente si tu fondo de armario de restaurantes se reduce a diez o menos, la cosa se te complica, necesitas tablas, un poquito de background, para salir airoso. La otra es ser consciente de la realidad. Si vas a comer tú solo o en pareja al Goya, te pides una botella de vino cara, ostras, dos postres, dos cafés, y dejas propina, pues nano, no puedes pretender salir a menos. A mí me funcionan los grupos de entre 3 y 5 personas, y compartir postres, porque por suerte, no soy mucho de dulce. Si quieres sitios en los que todavía se puede cenar por ese precio pues... La Taula de Yoon, Mil grullas, Kukla, la Casa Viva, el Punk-o, CuaRte, la Latería del Carmen… Si sitios hay. No es que el profe te haya suspendido, es que no has estudiado”.
También le pregunto a otro de los prescriptores gastronómicos de la ciudad. Aunque su perfil está más orientado hacia la alta gastronomía, visita todo tipo de restaurantes. De perfil alto, medio y alguno que otro decepcionante. Encuinarte es conocedor de la alta cocina y plenamente consciente que el único camino para ser alguien relevante en ella y tener una opinión formada pasa por probar muchos restaurantes y gastar muchísimo dinero. Así que si buscamos un prescriptor con criterio le preguntaré a él, no a la típica influencer con 5 millones de seguidores que no diferencia entre una hamburguesa chusquera y el milhojas de anguila ahumada, manzana y foie de Martín Berasategui. Al respecto me comenta: “Por supuesto, aunque eso sí, cumpliendo una serie de requisitos. No hablamos de pizzerías, ni hamburgueserías y/o similares por buenas que sean, que las hay, mucho menos de cualquier tipo de ‘delivery’ o bar de almuerzos. Hablamos de restaurantes en los que puedas probar ciertos platos, beberte algún vino y sobre todo, salir bien comido sin estar pendiente de la calculadora. Si vas en compañía, la odisea parece ser algo más sencilla ya que sitios como El Aprendiz, Fets, o Kukla se prestan no sólo a compartir diferentes platillos a buen precio, sino para probar cosas diferentes en un ambiente muy agradable. El problema viene cuando la aventura la emprendemos de noche, en fin de semana, o en solitario donde la única salida parece ser optar por el tan necesario menú del día o, un único principal i mo n’amen. Los hay muy buenos, pero que no tienen cabida, y otros muchos cuyas opciones se ve a leguas que son muy de batalla. Por suerte, Tonyina (o Anyora), Ardacho u Oganyo son sitios en los que si pagas de más es porque has sido en la hora equivocada, con la gente que no toca o porque cometiste el error de preguntar por la carta de vinos. Bueno, eso o que caíste en la trampa de esos ‘suplementos’ de +3€, +5€... que jamás entenderé”.
En definitiva, comer bien en valencia por menos de 25€ parece complejo y siempre habrá que seguir varias premisas: ir en grupo, no tomar vino, buscar propuestas muy desenfadadas, olvidarte de homenajes, pedir al centro y rezar para que ese café solo con hielo que pides con el postre no cueste 4€.