VALÈNCIA. Elcano de Manises ha pasado de ser un lugar abandonado a estar lleno de vida, reconvertido en un gran plató de cine. El motivo es Olvido, la nueva película de Inés París que se rueda durante estas semanas. En ella, se recrea la València inmediatamente posterior a la gran riada de 1957. Con el pánico aún en el cuerpo, aparecen unos cadáveres que parecen no tener que ver con la catástrofe, sino con un asesinato. A partir de entonces, una periodista y un investigador formarán equipo para destapar la verdad.
Cuenta Fermín Palacios, el guionista del film, que desde hace tiempo pensaba que “es incomprensible que la ficción no se ha haya ocupado de un contexto tan potente como el de la riada de València”, y entonces decidió crear una historia a partir de esta, que tenía claro “que debía ser un thriller”. La historia se ideó primero como un cómic, pero acabará siendo una película estrenada en pantalla grande.
“Las historias que hemos podido recoger hablan de una València caótica y miserable, pero también de un pueblo valenciano muy solidario. Todo eso hemos querido reflejar en la película”, comenta el guionista, que confiesa haber escrito la primera versión del guion en 2016, pero haber empezado el trabajo de contexto e investigación varios años atrás: “Esto no es una película sobre la riada, no es una superproducción hollywoodiense con olas que se llevan edificios, pero si quieres contar una historia en ese contexto, no vale con hacer un par de charcos en la acera, hemos querido ser muy fieles con lo que ocurrió”.
Con el día medio lluvioso, los exteriores parecen hacer hasta un favor a la producción, pero nada más lejos de la realidad, la semana pasada tuvieron que cancelar un día de rodaje precisamente por las lluvias. El río Serpis, el centro de València o Sagunto son algunas de las localizaciones para exteriores en las que se rodará. Pero la gran mayoría del metraje se rueda en la antigua fábrica Elcano de Manises. Un complejo en desuso que la producción ha transformado en 19 decorados diferentes para crear una miniciudad.
En la planta baja, se ubica la comisaria de policia, en una sala con bullicio de extras, entre los que se encuentran agentes, militares y ciudadanos, todos impactados por la tragedia de la riada. En el primer piso, los escritorios alineados y la decoración convierten una sala similar en la redacción del periódico ficticio Valencia al día, en la que trabaja Olvido Granell, el personaje principal de la trama. En otro edificio hay una morgue, y en los exteriores, coches, y hasta un tranvía antiguo ayudan a recrear las calles enfagadas de la València destrozada. Hay una sala de revelado, una cárcel, dos casas… El trabajo de decoración ha comprendido una intervención casi total del espacio. Un equipo de ocho personas, bajo la dirección de Rafa Jannone, llevan cinco semanas trabajando para poner incluso ventanas falsas donde no las haya.
María Caballero atiende a los medios desde la redacción de Valencia al día. Es su primer papel protagonista en un largometraje, aunque este año coincidirán varios estrenos con su nombre destacado en plataformas. “El papel de Olvido es el de reafirmar constantemente su búsqueda en la verdad, pase lo que pase y caiga quien caiga”, explica la actriz, que confiesa que ha “conectado mucho con el personaje”: “hay muchas escenas que te ponen al límite, a veces es agotador, pero a la vez es un honor defender este personaje”.
El personaje que interpreta Caballero es el gran pilar del film: “tenía claro que la historia tenía que tener una parte de investigación periodística y otra policial. No estamos tan acostumbrados a ver al periodista detrás del malo. Y mucho menos en 1957, y mucho menos si la periodista es mujer, como es el caso de Olvido Granell”, desgrana Palacios.
Sobre Inés París, Caballero opina de la directora “es una maestra y muy sabia, siento que me acompaña de la mano todo el rato y sabe cómo hacer sentir al equipo bien”. Palacios, por su parte, confiesa que “es un privilegio el trato que estoy recibiendo como guionista” y opina que “esta visión y este thriller de la riada no puede estar en mejores manos”.