El recién galardonado con su primer Sol Guía Repsol se instaló, por una mañana, en el Puente del Mar de València para que, quien quisiera, pudiera sentarse en su mesa y conocer de primera mano algunas de las propuestas más rompedoras de su nueva carta.
La travesía que Sergio Giraldo inició hace poco más de un año en el centro de València, continúa con novedades. Tras la celebración del primer aniversario de Señuelo, el pasado mes de diciembre y la consagración a finales del pasado mes de febrero con su primer Sol Guía Repsol; ahora presenta su nueva carta con dos entornos diferenciados: barra y restaurante. Lo hace manteniendo algunos de sus platos más icónicos y proponiendo otros rompedores, que se traducen en un viaje al mar, pero también a la huerta o a la montaña.
Con el Puente del Mar como protagonista principal de la puesta en escena, durante una mañana, Señuelo se trasladó a esta emblemática localización valenciana para presentar su nueva carta.
“Señuelo es un restaurante que vive por y para el barrio. Ha sido una experiencia de lo más gratificante sacar, aunque sea durante una mañana, la esencia del proyecto a las calles de la ciudad, sobre todo en una localización tan icónica y representativa como lo es el Puente del Mar en València. La mesa representa todo lo que queremos transmitir con Señuelo: cercanía, buen hacer, pasión por la gastronomía y un vínculo con el mar que se saborea en la mayoría de nuestros platos de esta nueva carta. Estamos impacientes de todo lo que está por llegar en esta travesía, que no ha hecho más que empezar”, señala Sergio Giraldo.
Lo nuevo de Señuelo
Sin olvidarse de los clásicos de siempre, la carta de Señuelo presenta nuevas propuestas tanto en la zona de barra como de restaurante.
En la primera, con cocina de producto, se pueden encontrar opciones como el salpicón de Señuelo elaborado con bogavante, berberechos, quisquillas y mejillón acompañado de una emulsión de gamba roja y encurtido de cebolla; la tarrina de oreja crujiente, navaja de buceo, jugo de cigalas, lascas de ibérico y brotes de mandarina; el foie gras asado a la sal, caviar Osetra, trufa, láminas de pato de l’Albufera y flor pentax; el tartar de gamba blanca aliñada con lima, emulsión de ajo blanco de naranja y oxalis; la pochas guisadas con hierbabuena, navajas y algas; o la milhojas caramelizadas con crema de vainilla Tahití y helado de pera.
En la zona de barra, -la parte más canalla-, algunas de sus nuevas propuestas son la gilda doble de anchoa, piparra y gordal rellena de yemas de erizos; el brioche de txangurro, bogavante a la brasa y cebolla china; la tortilla vaga de gambitas, ajetes y piparras; o la empanadilla al vapor de gamba ‘amb bleda’ y emulsión de cebollino. El broche final lo ponen el pastel de queso líquido, helado de manzana asada y crema fina de romero; o la ‘crème brûlée’ de azafrán, helado de canela, y migas de chocolate