CASTELLÓ. El inicio de la campaña citrícola se acerca y comienzan a aparecer las primeras previsiones de producción. Como no podía ser de otra manera, la sequía que azota Castellón y el resto de la Comunitat Valenciana se deja notar. Tanto es así que la estimación de La Unió Llauradora, la primera cada verano y que no suele distar mucho de los aforos oficiales posteriores, estima una producción de cítricos valencianos de alrededor de 2,88 millones de toneladas.
Esta cifra es aproximadamente un 3% superior a la de la temporada pasada, pero este aumento no es un buen dato. Y es que la vecería (la alternancia productiva de los árboles entre campañas) debería permitir un incremento mayor sobre la campaña anterior, la más corta de este siglo. Pero esto finalmente no se producirá y la próxima temporada será la tercera más baja de las últimas décadas y en relación con la serie histórica de los últimos 25 años representa una reducción del 10%.
Además de la sequía, La Unió señala para el escaso crecimiento productivo a otros factores climatológicos que han afectado a la floración, el cuajado y el engorde de los frutos (no ha llovido y en muchísimas zonas productoras hay restricciones al riego); y también a las plagas, para luchar contra las cuales hay cada vez menos herramientas de control. En este sentido, todavía está por ver la afección del trips Scirtothrips Aurantii, la nueva enfermedad llegada a la Comunitat y que puede tener dañar buena parte de los frutos en algunas zonas, como La Safor y la Ribera Alta.
Además de estos factores, la organización agraria apunta a una razón basal para la baja producción de las últimas campañas: la superficie citrícola valenciana no deja de reducirse fruto del abandono. Así, La Unió señala los últimos datos oficiales de la Conselleria de Agricultura, que cuantifican 153.867 hectáreas en la Comunitat, lo que representa un descenso del 13% respecto a 2010 y del 20% desde finales del siglo XX.
De ahí que el secretario general de La Unió, Carles Peris, se lamente de que en la Comunitat "seguimos sin recuperar capacidad productiva". Eso sí, esta nueva cosecha, marcada por la climatología y los otros factores apuntados, debería permitir "que los productores obtuvieran unos precios ajustados y estables", apunta Peris. No en vano, la entidad considera que esta reducción de la producción debería garantizar un suministro ordenado a los principales mercados y en consecuencia mantener a lo largo de toda la campaña unos precios estables y superiores a los de campañas anteriores, marcadas por grandes diferencias estacionales de cotizaciones (en la última, por ejemplo, con una caída de precios en la segunda parte, algo inédito hasta entonces). Asimismo, la organización destaca la buena calidad de la fruta, con coloraciones y un contenido de zumo adecuados.
Para consolidar esta voluntad de regular el mercado, la organización agraria ha pedido repetidamente (y este mismo jueves lo hizo en redes sociales al president de la Generalitat, Carlos Mazón) el impulso de campañas de promoción del consumo. No en vano, la tendencia a la baja en los hogares se acrecienta en las últimas campañas y en la pasada se produjo un nuevo descenso del 7,5% respecto a la anterior y del 21% sobre la media de las cinco precedentes, señala la entidad, con la única salvedad de las mandarinas.
La Unió también censura el incremento de las importaciones, al alza "año tras año", y se centra en la necesidad de proteger la sanidad vegetal autóctona para tratar de evitar "pagar esos costes de producción tan elevados para combatir las plagas actuales". En este sentido, la entidad agraria pide que otros puertos "sigan el ejemplo de PortCastelló, el único que ha aprobado en su plan de empresa de 2025 la retirada de las bonificaciones" a la importación de cítricos.