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crónicas por los otros / OPINIÓN

Ser mamá y no morir en el intento

Yo soy una de esas mamás cuestionada. Una de esas mamás que muchas mujeres detestarían. Soy una mamá entregada a la causa

13/05/2017 - 

Yo he elegido ese tipo de crianza tan cuestionada por un sector de la población que asegura que la crianza con apego es retroceder a la Edad Media. Un sector de la población que no entiende que una mujer tan independiente haya renunciado a su libertad por una hija; que haya dejado a un lado su vida profesional, social, sus inquietudes intelectuales… en definitiva, su vida de antes… yo soy de esas mujeres.

Yo soy una de esas mujeres cuestionada. Soy una de esas mujeres que siente que le miran con lástima, con complacencia y con disimulo a la vez. Yo soy de esas mujeres que, piensan los demás, que ha sacrificado su vida, que su bebé ha coartado su libertad, que su bebé controla su vida, que su vida ha dejado de ser lo que era.

Lo que no saben es que soy de esas mujeres privilegiadas que ha decidido criar a su bebé sin tener que entrar en las dinámicas de un sistema desnaturalizado que sigue patrones masculinos.

Un sistema que obliga a las mujeres a adoptar comportamientos masculinos con respecto a la crianza de los hijos si no quieren sacrificar su carrera profesional. Medidas impuestas por sus trabajos sin tener en cuenta que hasta los dos años de edad los bebés necesitan el cuidado de la madre principalmente y del padre también.

Un sistema donde todo está orquestado para volver rápidamente a la vida de antes de ser mamá. Un sistema que en España te ofrece las insultantes 16 semanas para poder tener dedicación exclusiva hacia tu bebé, un sistema que premia a las mamás que vuelven cuanto antes a sus trabajos. Un sistema que mira más hacia los números y las consecuencias económicas de la maternidad que a la parte natural, humana y emocional del proceso.

En definitiva un sistema que castiga con la no cotización a la seguridad social y la retirada de ayudas de cualquier tipo a las mujeres que deciden pedirse un tiempo determinado en sus trabajos para dedicarse al cuidado de sus bebés y deciden retrasar su vuelta al trabajo.

Un sistema que no entiende que muchas mamás decidimos tener bebés para NO volver a la vida de antes, decidimos tener bebés y estamos encantadas con cambiar nuestras vidas aunque hayamos tenido una vida estupenda e intensa. Porque mi vida siempre ha sido una vida rica alejada de las rutinas y de vidas convencionales; una vida llena de vida en todos los sentidos… pero es que desde que fui madre lo es más aún. Siempre digo que soy una chica con suerte, y más aún cuando tengo el privilegio de poder elegir.

No me siento una mamá sacrificada, soy una mamá privilegiada porque he elegido la crianza que quiero. 

Soy yo quien ha decidido dedicarme por y para mi bebe al 100%. Soy yo quien ha elegido la crianza con apego, la lactancia a demanda, el colecho, estar pegada a mi hija desde hace 15 meses y no haberme separado ni un día de ella… Soy yo quien ha elegido esta vida para mí y para ella.

Lo que no saben quienes opinan sin querer opinar, porque no está bien meterse en la vida de los otros y menos cuando hablamos de crianza, es que todo ha sido espontáneo.

Debo ser de las pocas madres que nunca se informó, que nunca leyó nada del embarazo o de la maternidad, que se sigue moviendo por instinto; debo ser de las pocas madres que no decidió antes del nacimiento de su bebé cómo iba a criarlo; debo ser de las pocas madres que hace lo que me pide el cuerpo y el alma, lo que me da la gana.

Esto no quiere decir que sea agotador, que hayan días que no puedo con mi alma, que me canso de estar las 24 horas del día con mi hija, que necesito ayuda, que a veces me desanimo, me canso y me agoto… Todo esto y mucho más, me pasa. Pero nunca me arrepiento, como dije la semana pasada “ Yo no soy una madre arrepentida”. Soy una mamá tardía, pero no arrepentida.

Mamá tardía

Las mujeres que somos madres por primera vez en torno a la barrera de los 40 somos mamás tardías, aunque cada vez seamos más y cada vez haya más métodos para conseguirlo.

Aunque nos digan los contrario, aunque nos sintamos estupendas y divinas, y aunque interese que tengamos hijos siendo mayores porque se haya convertido en un negocio para la industria médico-farmacológica, no es natural biológicamente hablando. No olvidemos que la naturaleza nos prepara para tener hijos más jóvenes y que en torno a los 25 años es la mejor edad aunque el sistema en que vivimos no vaya acorde a este ritmo. Tener hijos en torno a los 40 años es una elección y una circunstancia que se da por el tipo de vida que elegimos vivir, pero no es biológicamente natural.

Yo he sido mamá tardía. A los 38 años tuve a mi hija Leo-Khadija sin ningún tratamiento. Parece que es una excepción hoy en día pues estoy rodeada de mujeres de mi misma edad que necesitan ayuda para conseguir ser mamás. Posibilidad que nunca descarté pero que finalmente no necesité. Mi maternidad no ha sido nada parecida a lo que había planeado. Y eso me encanta.

Siempre pensé que tener hijos iba a paralizar la vida que estaba eligiendo, sentía que tener hijos suponía acabar con la vida que quería. Un miedo muy frecuente entre algunas mujeres.

La sorpresa ha sido que tras el nacimiento de mi hija he seguido viviendo la vida que quiero pero con una niña a cuestas. Una niña que he incorporado a mi vida, a la vida que he elegido vivir. Una niña que ha cambiado mis prioridades pero no mi vida.

Una niña que me da la vida, que me hace morir de amor, que me llena de energía y me agota en la misma proporción. Porque tener un bebe agota. Y suerte tengo que mi niña es una niña fácil y que mi maternidad está siendo un paseo en barca, pero a estas edades y sin las comodidades que suele ofrecer un país desarrollado, la maternidad cuesta más, es más cansada, más dura, más complicada pero igual de bonita… porque en mi caso la maternidad está siendo dura pero maravillosa.

La maternidad es un tema del que nadie se atreve a hablar en público pero del que todos opinamos. La maternidad tiene varias líneas de actuación y de hacer. Si simplificamos mucho, están las seguidoras del Método Estivill y las de Carlos González. No importa la rama en la que nos sintamos más identificadas. En mi opinión, lo importante es no sentar cátedra y elegir la crianza que más encaje con nuestra manera de ser y de ver la vida. Una maravilla de la naturaleza siempre que se viva como una quiera.

La semana que viene… ¡más!

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