Series y televisión

EL CABECICUBO DE DOCUS, SERIES Y TV

La entrevista más vergonzosa de toda la historia de TVE

En diciembre de 1980, a dos meses del golpe de estado del 23F, en 'A fondo' de TVE se entrevistó al nazi convencido y, condecorado en la II Guerra Mundial, Hans Ulrich Rudel

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VALÈNCIA. Navegar por el archivo de TVE no es solo un acto de nostalgia, muchos contenidos son perfectamente válidos hoy. Desde el punto de vista informativo, tienen una calidad igual o superior a cualquier cosa que se emita en la actualidad y enseñan mucho por los diferentes enfoques con los que han sido concebidos, ya sean culturales, políticos o sociales. 

Un caso de aprendizaje, podríamos decir, intenso, es la entrevista que se emitió en A fondo en diciembre de 1980 a Hans-Ulrich Rudel, conocido como “el as de la aviación (nazi)”. La fecha es morbosa, porque dos meses después se produjo el golpe de estado del 23-F que, cualquiera que fuese su origen y motivación, sí que dejó al descubierto conspiraciones militares de carácter criminal que, felizmente, fueron desactivadas una tras otra durante los años ochenta. Es decir, no se puede decir que el recuerdo de los nazis fuese una cosa del pasado, muy lejana, que ya solo tenía interés desde un punto de vista histórico. En España seguía coleando. 

En aquel momento, Rudel estaba de gira presentando su libro Piloto de stuka, un superventas que estaba arrasando en todos los mercados, excepto en uno: el alemán. Parece más un gag cómico que una respuesta, pero cuando el invitado tiene que explicar  por qué hay un país en el que su libro no goza de la misma distribución, dice: "Solamente en Alemania tengo ciertas dificultades, de esas dificultades no quiero hablar". 

Pero antes de eso ya ha saltado la banca. Cuando presentan al personaje, el narrador parece que el speaker del Real Madrid narrando la salida de Cristiano Ronaldo al terreno de juego: "legendario piloto alemán de la II Guerra Mundial", "es el único soldado alemán que recibió la más alta condecoración militar concedida en Alemania, la cruz de caballero de la cruz de hierro con hojas de roble [de oro], espadas y brillantes", "solo considerada con  simples cifras su actuación reviste caracteres de hazaña casi increíble, 2530 vuelos de guerra, un acorazado soviético hundido y más de 50 tanques rusos destruidos, etc, etc"…

Y sin embargo, la comedia involuntaria continúa acto seguido. Al menos, para cualquier mínimo conocedor de la Historia y de cuál fue el destino después de la guerra de muchos de los nazis más significados. Dicen, como si nada: "ha estado viviendo unos años en los países del Cono Sur, estuvo en Argentina, fue asesor en empresas aeronáuticas de aquel país…"

El presentador, Joaquín Soler Serrano, está también entusiasmado. Le pregunta cómo pudo ser un niño tímido y miedoso, “lleno de debilidad”, como asegura en su autobiografía. A lo que Rudel contesta: “Le pasa a muchos héroes cuando eran pequeños”. Luego explica que quería ser piloto comercial, pero que no pudo porque costaba mucho dinero y su padre se gastó los ahorros pagando los estudios de medicina a su hermana. Finalmente, pudo hacerse piloto de cazas cuando en 1936 se crea la Luftwaffe. 

El entrevistador le pregunta cuáles fueron sus sensaciones al cruzar la frontera polaca por primera con su stuka, como si fuese una aventura. Y ocurre lo mismo cuando se desata la Operación Barbarroja. En ese punto, el entrevistado sí que quiere hablar de política y explica que desde su avión pudo ver inmensas fortificaciones, por lo que entendió que pronto les atacarían a ellos desde ahí: "para mí la guerra estaba justificada preventivamente, puede ser que me equivoque, pero es mi opinión".

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De hecho, insiste y reitera: "Menos mal que pegamos nosotros el primer zarpazo. ¿Qué hubiese ocurrido si hubiese sido al revés?... Todo cuanto vemos comprueba que los soviets estaban utilizando esta zona como trampolín para lanzarse sobre una Europa desprevenida". 

Al final, recuerdan embelesados lo mucho que el Führer apreciaba a su aviador. "Hitler creó para él una distinción especial", dice orgulloso el presentador, y añade: "Dijo Hitler al entregárselo: es usted el soldado más valiente que ha tenido el pueblo alemán". Aunque al final, todo hay que decirlo, Soler le dice que ojalá no haya más guerras, a lo que el alemán sonríe y dice “tiene usted razón”. 

No vivió mucho más Rutel. Murió al año siguiente y no sin polémica. A su funeral se presentaron dos mil nazis que levantaron el brazo conforme el féretro descendía a la fosa y cantaron el himno nacional con la primera estrofa prohibida de Deutschland über alles. También hubo un escándalo porque hubo quien aseguró que dos cazas de la RFA hicieron una cruz en el cielo. Extremo que tuvo que desmentir el ministro de Defensa, el democristiano Manfred Woerner, con la excusa de que ahí se hacían muchas prácticas de vuelo. 

Ya antes, el teniente general Walter Krupinksi se lo había llevado a un acto militar. Preguntado por ello, contestó que en el parlamento también había muchos comunistas y que todos tenían derecho a rectificar. Fue enviado a la reserva inmediatamente. 

Tanta afición a Rudel se debía a que nunca se bajó de la burra, aunque no le apeteciera hablar del tema en TVE y no le hicieran una sola pregunta. El famoso piloto se unió a las Juventudes Hitlerianas en 1933 y, hasta el último momento en la guerra, estuvo al lado de Hitler, que le encomendó el mando de la fuerza aérea que debía contraatacar cuando en Alemania ya estaban las líneas de los soviéticos y los estadounidenses a punto de tocarse, orden que rehusó cumplir. 

Fue hecho prisionero por los estadounidenses, que se negaron a entregárselo a los soviéticos, que lo reclamaron. Liberado en 1946, salió rápidamente de Europa dos años después y llegó a Argentina a través de las ratlines, las rutas de escape hacia Sudamérica de criminales fascistas comprometidos. 

Allí, escribió varios libros. Por citar uno, en Es geht um das Reich (Se trata del Reich) de 1952, la solapa dice: “Una de las últimas voces que escuchamos en la radio alemana en los primeros días de mayo de 1945, antes de que la oleada de la odiosa propaganda de los vencedores lo arrasara todo, fue la de Hans Ulrich Rudel (…) nos dijo entonces lo que en nuestros corazones ya sabíamos: que nuestra lucha contra el bolchevismo nunca podría terminar (…) Hans Ulrich Rudel, que en Argentina no solo no se ha dejado reeducar sino que se ha negado incluso a ser silenciado, nos habla nuevamente. Durante seis años, ha expuesto en ensayos la evolución política de los últimos años en la revista alemana Der Weg. Su juicio es el juicio de un hombre de acción, que ve más lejos que la masa y sabe lo que hay que hacer”. 

Así lo define David T. Zabecki en su enciclopedia sobre las fuerzas armadas alemanas: “Un nazi impenitente, escribió varios libros apoyando al régimen y condenando al Estado Mayor alemán por haberle fallado a Hitler. A principios de la década de 1960, regresó a Alemania, pero sus opiniones de extrema derecha lo hicieron persona no grata en las fuerzas armadas y en la industria de la aviación de la República Federal. En varias ocasiones, se postuló sin éxito para cargos políticos como ultraconservador y, finalmente, se convirtió en instructor de esquí, a pesar de su pierna artificial”.

En otra obra, The Real Odessa, se cuenta también que fue el protector del doctor Mengele en Sudamérica. Su grupo se llamaba Kameradenwerk, financiaba la defensa de nazis enjuiciados y llegaba a enviarle periódicamente paquetes con alimentos a los presos Rudolf Hess y Karl Dönitz. Editaron la citada revista Der Weg, que llegó a tirar 20.000 ejemplares y sirvió para que algún obispo austriaco se llevara una reprimenda del Vaticano por colaborar en ella, ya que era abiertamente antisemita y pronazi.

En Argentina, tenían estrecho contacto con Ante Pavelic, líder de los ustacha croatas, el hijo de Mussolini y otros altos cargos protegidos todos ellos por Perón. A Rudel, por ejemplo, le había entregado un Mercedes-Benz con Willen Sassen de chófer, holandés que había sido voluntario de las Waffen-SS. Su contacto en Chile era Walter Rauff, inventor de la cámara de gas móvil, responsable directo de la muerte de medio millón de personas. 

En los 70, Rudel también tuvo amistad con Alfredo Stroessner y Augusto Pinochet, posiblemente por la actividad que desarrolló en el tráfico de armas. Según Sassen, le vendieron armas a “los generales de la cocaína” bolivianos y a Leopoldo Galtieri, general que ordenó la invasión de las Malvinas. 

En fin, que había bastantes temas muy interesantes para preguntarle además de los picados que hacía con su stuka. Ignoro si Soler y sus redactores eran naives o tenían cierta complicidad con alguien que para ellos podría ser un héroe. Lo cierto es que esta entrevista desentonaba en un programa en el que lo que solían aparecer eran escritores y filósofos. Rudel acababa de publicar un libro, era un hecho, y cabe la posibilidad de que en esa redacción no supieran siquiera de su activismo neonazi ni de los otros libros que había publicado antes haciendo apología del nazismo, que solo aparecieron en alemán. Sin embargo, ahora, con todo el contexto a mano, sin lugar a dudas nos encontramos ante la entrevista más vergonzosa de la historia de TVE. 

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