VALÈNCIA. Hasta 64 oficinas bancarias repartidas en algún punto de la Comunitat Valenciana echaron el cierre a lo largo del primer trimestre del presente ejercicio. Así lo recoge el último informe trimestral, que ayer colgó en su web el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), que deja bien a las claras que todavía sigue en curso -y lo que queda- el proceso de desapalancamiento bancario.
Dicho número representa un 2,35% frente al 1,43% del ratio a nivel nacional donde entre enero y marzo de 2018 bajaron la persiana 391 sucursales. Y es que, tal y como publicó en mayo pasado este diario, los cierres de oficinas en Alicante, València y Castellón siguen superando -lógicamente en términos porcentuales- a los del resto del conjunto del país. Una circunstancia que se viene repitiendo de un tiempo a esta parte ante el 'empacho' de la banca en la Comunitat Valenciana durante la bonanza económica, que ahora se ha traducido en un contínuo goteo de cierres y, por ende, despidos.
Ni que decir tiene que el proceso de desapalancamiento bancario sigue su curso y más en un momento donde las entidades están apostando fuerte por la digitalización, lo que es cuestión de tiempo -o de una generación- que las oficinas bancarias pasen a mejor vida tal y como se han conocido históricamente. Sin ir más lejos ayer Derek White, director de Customer Solutions de BBVA -entidad a la vanguardia digital-, manifestaba durante la segunda jornada del South Summit 2018 que "en unos años pasará de haber 200.000 bancos en el mundo a solo docenas". Casi nada.
El informe trimestral del brazo financiero de la Generalitat Valenciana recoge recoge que el desapalancamiento está siendo mayor este año en Alicante, dado que ha visto perdido un 3,32% de su red comercial -32 oficinas menos- al pasar de las 963 sucursales que tenía el último día de 2017 a las 931 del 31 de marzo pasado. A continuación se situó Castellón (-2,43%) y 8 menos -de 329 a 321-; mientras que en València el 'tijeretazo' fue de un 1,68%, dado que las 1.432 de 2017 se han reducido ya en 1.408 tras perder otras 24.
Tomando los números de 2008, inicio de la crisis, la liquidación de oficinas bancarias en la Comunitat Valenciana ha sido -de lejos- muy superior al conjunto nacional. Algo lógico, por otra parte, por la fortísima red comercial que tenía la banca por estas tierras donde bastaba darse una vuelta por cualquier calle para ver entidades cuyo territorio nacional estaba a cientos de kilómetros de aquí. Y es que bastaba apenas conseguir un par de buenas promociones inmobiliarias para abrir una sucursal con dos o tres personas, que rápidamente era amortizada. Pero llegó la crisis y con ella los cierres y despidos de personal.
Así, desde 2008 hasta el pasado 31 de marzo se han cerrado en la Comunitat Valenciana 2.401 sucursales bancarias -casi el mismo número de las que quedan hoy en día en pie-, lo que representa un 47,44% por encima del 41,03% del conjunto nacional -en España se han liquidado desde entonces 18.733-, dado que en aquella fecha eran 5.061 las sucursales abiertas -récord histórico según la serie histórica del IVF- frente a las 2.660 del primer trimestre de 2018.
La provincia de esta comunidad más afectada durante la crisis ha sido Alicante donde han desaparecido 1.105 oficinas, un 63,65% de su red comercial, pasando de las 1.736 de hace diez años a las 931 de marzo pasado; mientras que Castellón ha visto esfumarse al 52,72% de las que tenía hace una década, con un total de 358 oficinas menos, al desplomarse desde las 679 hasta las 321. Y es que, tal y como avanzó este diario en diciembre pasado, nunca antes la Comunitat Valenciana había tenido menos oficinas desde que el IVF emite estos informes, es decir, desde 1991.