Los socialistas valencianos, pese a ostentar la Presidencia de la Generalitat, han sacado 2,2 puntos menos que la media estatal y 1,1 menos respecto a las autonómicas, lo que indica la escasa rentabilidad que hasta el momento ha sacado Ximo Puig a la jefatura del Consell
VALENCIA. El 20D no será recordado con demasiado cariño por los socialistas valencianos. El PSPV se defiende, insiste en que ha logrado más votos que en las elecciones autonómicas, pasando de 509.098 sufragios a 530.497, y que se ha mantenido -casi- en los mismos porcentajes tras los complicados primeros meses de incorporación al gobierno frente a fuerzas que trataban de morder a su electorado desde el centro (Ciudadanos) y desde la izquierda (Compromís-Podemos).
Reflexión en buena parte cierta -cada partido tiene la suya- pero que no exime de un análisis más amplio de lo ocurrido con los socialistas valencianos desde el pasado mes de mayo, donde con el peor resultado de su historia -24 escaños y un 20,9% de los votos- consiguió elevar a su candidato, Ximo Puig, a la Presidencia de la Generalitat.
Precisamente esa es una de las claves que algunos dirigentes socialistas apuntan a la hora de considerar "pobre" el resultado del PSOE en la Comunitat. La cifra lograda en los comicios autonómicos fue, en general, dada por buena con el paso de los días puesto que llevó a su líder al Palau: el problema es que no lo era, lo que ha llevado a la cúpula de los socialistas valencianos a vivir en una especie de burbuja no coincidente con la realidad que se vio este domingo en las urnas.
En este sentido, tampoco ha contribuido a la mejoría de los resultados del PSPV la descapitalización de recursos humanos en la sede del partido. Buena parte de los activos que se encontraban antes en Blanquerías han pasado al Palau de la Generalitat para centrarse en las cuestiones de gobierno. Un adelgazamiento del músculo y la materia gris del partido en la sede que ha dejado al partido en estado de hibernación durante demasiados meses.
Todo ello ha contribuido a incrementar los problemas de movilización del partido así como los niveles de implicación de los militantes, según consideran algunos dirigentes de la formación socialista. Un aspecto al que algunos añaden el hándicap -siempre dentro de la subjetividad interna de los partidos sobre esto- de una lista con "poco 'punch'", sin ningún fichaje de relumbrón capaz de arrastrar votos por sí mismo.
Por otro lado, desde el PSPV también admiten que, hasta el momento, el partido y su líder, Ximo Puig, ha sacado escasa rentabilidad a la Presidencia de la Generalitat. Mientras algunos se preguntan si la elección de consellers fue la correcta, la sensación es de que la vicepresidenta del Ejecutivo, Mónica Oltra, de Compromís, está sacando más rédito y repercusión a su cargo del que consigue el jefe del Consell para sí mismo. Y es que los resultados del 20D, con Oltra implicada en la campaña electoral, ahí están.
A estos problemas hay que sumar el rendimiento obtenido por los socialistas en las capitales de provincias y en otros grandes municipios. Bien es cierto que en ciudades como Valencia, uno de los problemas principales problemas del PSPV tras caer hasta el cuarto puesto en las elecciones locales, se ha subido casi dos puntos y 14.500 votos (hasta los 69.961 sufragios) respecto a las autonómicas, si bien los socialistas siguen quedándose muy lejos de los 103.103 votos que cosecharon en 2011.
En general, tal y como explicó este diario, el PSPV tampoco ha conseguido que sus referentes en los ayuntamientos de los grandes municipios mantengan el buen nivel logrado en los comicios locales, pasando a tercera e incluso cuarta fuerza por detrás de PP y Compromís-Podemos en varias ciudades donde había ganado o logrado el segundo puesto.
Una situación que también revela, a juicio de algunos veteranos socialistas, un problema de marca del PSOE, que no consigue arrastrar voto de por sí en unas elecciones generales cuando, en cambio, candidatos locales solventes sí han conseguido buenos resultados en las municipales bajo las mismas siglas.
Todos estos factores han contribuido a un resultado final en el que los socialistas han perdido en el ámbito autonómico casi siete puntos respecto a 2011 que se reparten, en el ámbito provincial, en un descenso de 7,1 puntos en Valencia, 5,9 puntos de caída en Alicante y 8 puntos de decrecimiento en Castellón.
Si se analiza sobre la cita de los comicios autonómicos y locales de mayo, en Castellón el PSPV ha perdido 2,6 puntos en las generales respecto a las autonómicas y 7,2 respecto a las locales. En Valencia, se sube dos décimas respecto a las autonómicas pero se pierde 5,1 puntos respecto a las locales y en Alicante, el PSPV pierde dos puntos respecto a las autonómicas y 4,7 comparando con las locales.
No obstante, los datos son interpretados de otra manera por buena parte de la cúpula del PSPV, que consideran que los socialistas han aguantado el tipo e incluso remontado levemente en número de votos. En este sentido, señalan que la "UTE" formada por Compromís y Podemos ha sido "la única y la que más votos ha perdido" en estas elecciones, puesto que ha conseguido 671.071 sufragios frente a los 739.212 de la suma resultante cuando se presentaron por separado en las autonómicas.
Unas cifras ciertas pero que olvidan dos factores: en las elecciones generales de 2011 Compromís-Q extrajo 125.306 votos y un 4,9%. O lo que es lo mismo, este partido ha pasado de ser casi residual en los comicios estatales a ser la segunda fuerza por delante del PSOE. En cuanto a su aliado, Podemos, ni siquiera existía en 2011.
Por otro lado, cabe recordar que en este tipo de alianzas electorales no suele producirse nunca un desdoblamiento del número de votos, incluso al contrario: ejemplo de ello fue la alianza llevada a cabo por Podemos en Cataluña para las autonómicas de este año, bajo el nombre 'Catalunya sí que es pot', que consiguió 11 escaños cuando solo uno de sus integrantes, Iniciativa per Catalunya Verds, había logrado 13 en la cita electoral de 2012.