VALÈNCIA (EFE/P. P.). Los ánimos están caldeados en el cuerpo de bomberos del Ayuntamiento de València a cuenta de la gestión de la dana. La tensión va en aumento en lo que apunta a convertirse en una crisis interna incluso de legitimidad por parte de la cúpula, tal como reflejaron los representantes del Sindicato Profesional de Policías Locales y Bomberos (SPPLB), que aglutina a dos tercios de la plantilla de bomberos. Llegaron a advertir de posibles insubordinaciones en futuras emergencias.
"Si pasa otra, no vamos a esperar órdenes porque la responsabilidad cuando la gente está en peligro es acudir a ayudarles", aseguró uno de los delegados sindicales y bombero de la Unidad Canina, Virgilio Torrecilla. Su relato, y el de los otros dos delegados sindicales, el cabo Faustino Yanguas y el cabo del grupo de buceo Luis García, denunció lo que consideraron unas "inadecuadas y poco profesionales decisiones" adoptadas por la jefatura de bomberos "en los servicios de mayor relevancia" como la dana o el incendio de Campanar.
El cuestionamiento a la cúpula es notorio. "En el Ayuntamiento sí tenemos buenos oficiales e inspectores", apuntaron, pero "este tipo de oficiales son tan pocos que, en una mano, sobra algún dedo para contarlos". Una "escasez de referentes operativos y comprometidos" que según admitieron en el sindicato "refleja una de las grandes debilidades en la estructura actual del cuerpo".
Los representantes se pronunciaron así después de que la pasada semana el SPPLB congregara a 150 bomberos en una asamblea que reclamó el cese de la jefatura del cuerpo tras expresar el "malestar latente" por su gestión tanto en la dana como en otras emergencias. El inspector jefe de intervención de Bomberos, David Roca Sevilla, admitió que fueron "conservadores" en la actuación porque la ciudad de València seguía funcionando con normalidad y había que poder atender cualquier emergencia adicional, por lo que defendió la actuación y consideró "injustas" las críticas que a su juicio atentaban "al honor del departamento".
"¿De verdad se puede justificar ser conservador en la mayor catástrofe del último siglo?", cuestionó Yanguas en la rueda de prensa convocada por el sindicato, donde calificó de "inaceptable e incomprensible" el reconocimiento del jefe de intervención, quien explicó que aquella noche estuvieron trabajando en la emergencia 63 bomberos fuera de servicio, de los cuales, subrayó, el 70% acudieron "sin haber recibido una llamada oficial" y "de manera autónoma y voluntaria".
"Había más de 100 bomberos preparados y disponibles, pero fueron capaces de dejarlos inoperativos, en el banquillo, mientras la emergencia seguía desbordando los recursos disponibles en el terreno", apuntó: "Es como si llegáramos a la final de la Champions League y dejáramos a Messi en el banquillo".
Una de las críticas se centra en la no movilización oficial del Grupo de Rescate Acuático hasta cinco días después, según el sindicato, pese a que uno de los integrantes del grupo advirtió hasta en tres ocasiones de la "conveniencia de movilizar al grupo especial por si fuera necesario intervenir" ante "lo que claramente se perfilaba como una emergencia crítica". Por la mañana, se les dijo que "a pesar de encontrarnos en alerta roja, no era necesario", y por la tarde, a las 19:15, se arguyó que la movilización dependía del centro de emergencias autonómico, el Cecopi.
Pese a todo, los buceadores de los Bomberos de València estuvieron trabajando en rescates como voluntarios, tal como dijeron: "La primera barca que accedió a La Torre y comenzó a realizar rescates de personas iba manejada por dos bomberos buceadores que se presentaron allí por propia iniciativa, gracias a los cuales la embarcación pudo actuar, porque que en ese momento no había nadie capacitado para llevarla".
Otro de los aspectos que tampoco dicen entender en el sindicato mayoritario es la falta de coordinación con otros cuerpos. Así, recordaron que existe un procedimiento de actuación conjunta con el Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia, que contempla la colaboración en zonas limítrofes entre municipios y pedanías asignadas a ambos servicios. "Zonas como Picanya o Paiporta, por ejemplo, son áreas que requieren de una actuación coordinada entre ambos cuerpos de bomberos. De hecho, es habitual que coincidamos en diversos servicios de emergencia. Aun así, no se movilizó oficialmente al GRA hasta cinco días después del inicio de la emergencia", lamentaron.
También explicaron que más tarde se hallaría una persona fallecida en Sedaví a apenas varios centenares de metros del término municipal de València, por lo que señalaron que "parece incoherente que se limitara el radio de trabajo al término municipal", en la misma línea para criticar la falta de coordinación en una situación de emergencia como esta.
Algo similar al grupo acuático sucedió con la unidad canina, que fue activada a los tres días, siempre según el sindicato: "Si la Unidad Canina se hubiera movilizado en el tiempo adecuado se habría podido localizar a personas que, a pesar de haber sido arrastradas por las aguas, podrían haber sido expulsadas hacia una zona cercana y quedar inconscientes, como se pudo comprobar al día siguiente en otras áreas afectadas por la catástrofe".
Asimismo, lamentaron que la jefatura del cuerpo "rechazó el ofrecimiento de una unidad alemana con perros de rastreo de personas fallecidas, a pesar que ya estaban de camino". "Esta unidad fue finalmente requerida por el Consorcio Provincial de Bomberos y 10 días más tarde realizaron labores de búsqueda con el GRA de Bomberos del Ayuntamiento". Y denunciaron también la falta de botas, motosierras o bombas de achique. "Durante toda la emergencia se trabajó con material que no era adecuado para este tipo de intervenciones", aseguraron.
Los representantes insistieron en aclarar que sus críticas no tienen "ningún tinte político ni buscan señalar a ningún partido en concreto" y admitieron que "esta situación habría generado las mismas repercusiones a cualquier formación política si esta Jefatura hubiera estado al mando". Por ello, quisieron restringir el debate a la "gestión técnica deficiente" de la emergencia. Así, señalaron que es la tercera vez que se exige el cese de la jefatura: primero, hace tres años por la gestión ordinaria; después, tras el incendio de Campanar; y ahora, tras la dana.
En ese sentido, reconocieron "el gran esfuerzo que está realizando el actual concejal de Bomberos -Juan Carlos Caballero- para mejorar las condiciones del servicio" pero dijeron no entender "el respaldo incondicional" hacia la jefatura pese a "las numerosas críticas recibidas por parte de quiene están en primera línea, arriesgando sus vidas por los demás". A su juicio es un apoyo "desconcertante y genera sensación de desprotección en el colectivo".