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Sodoma en el Raval, capital de América Latina. Las 15 vidas literarias de Barcelona

Es la ciudad que saca todos los libros a la calle cada 23 de abril en un lugar que sigue sumando significados, La Rambla. Aquella descripción de García Lorca se materializa hoy con floristas y manteros, carteristas, turistas y Mossos d’esquadra. El lugar adonde ya no van los catalanes, dicen los que se precian de auténticos. El lugar adonde vamos todos cada vez que pisamos Barcelona

28/08/2017 - 

VALÈNCIA. Es el lugar donde nacieron Zipi y Zape, la versión autóctona del Doctor Jekyll y de Mister Hyde, es decir, una chapuza. Si el racionalismo inglés dividía el mundo entre el bien y el mal, la Escuela Burguera acumulaba personajes que se creían buenos siendo malos. O al revés. O que daban risa pasando pena. O al revés también. Es el lugar por donde paseaba el hambre viva de Carpanta. El lugar donde la TIA instaló sus oficinas para que un miope transformista llamado Mortadelo y un jefecillo estirado llamado Filemón resolvieran casos extraños como robos de bacalao o desapariciones de niños, o hicieran frente a terroristas yihadistas montados en camello que tiran bombas en una esquina cualquiera. La vida misma, aunque sin pensar que iba a ser tan cutre. Es el lugar desde el que dibujaron José Escobar y Francisco Ibáñez, Miguel Bernet Toledano (Jorge), Víctor Mora y Manuel Vázquez Gallego. El lugar de las hermanas Gilda, el abuelo Cebolleta, Anacleto, Pulgarcito, Doña Urraca, el Capitán Trueno. Es decir, todo un universo de héroes y ridículos, lo que somos y lo que queremos ser. O al revés.  

Ya lo dijo Eduardo Mendoza, es la ciudad de los prodigios. La ciudad que entre Exposición Universal y Exposición Universal se entregó a los obreros, a los anarquistas, a los pistoleros, a los del POUM, a los de la CNT, a los republicanos, a los franquistas, a los antifranquistas, a los de la Nova Cançó, a los de l’alliberament sexual de 1977, a Freddie Mercury muriendo de SIDA y a Montserrat Caballé antes de ser condenada por fraude fiscal. 1888-1992. Es la ciudad donde aterrizan los marcianos a comer churros. Ay, ¡las Ramblas!

                       Manuel Vázquez Montalbán, al fondo.              

Es el escenario negro de Manuel Vázquez Montalbán yendo a comer al Raval, a Casa Leopoldo o a Can Solé, firmando crónicas que hablan de marxismo y escribiendo novelas en las que Carvallo prende la chimenea con libros de Engels mientras trata de resolver quién mató al último comunista. “¿Ustedes los comunistas siempre son comunistas? Ahora, por ejemplo, en plena digestión de una cena, supongo que agradable, ¿es usted comunista?”. Es el lugar donde conversaron Vázquez Montalbán y Xavier Vinader. Es el escenario macabro que humeaba tras la bomba al semanario El Papus, ahora en septiembre hará 40 años, y que se llevó la vida de Joan Peñalver, el conserje del edificio. Es nuestro Charlie Hebdó pero teniendo de protagonistas a los hijos de puta de la extrema derecha.

Es el edificio cerrado y mohoso de la Nada de Carmen Laforet. De ese verso de Jaime Gil de Biedma que no se nos olvida: “Que la vida iba en serio / uno lo empieza a comprender más tarde”. De Joan Marsé y la muchacha de las bragas de oro. De los Premios Nadal que se entregan el día de Reyes y que sirvieron, de manos de la editorial Destino, para intentar sobrellevar un franquismo que tanto habría de durar. Es donde nació Ana María Matute, y quizás por esa razón sabía que el mundo de una maestra era tan grande. Donde nació Rosa Regàs, Ana Maria Moix, Maria Aurèlia Capmany, Mercè Rodoreda, Maruja Torres, Milena Busquets, Jenn Díaz y otras tantas geografías que parten de Barcelona y regresan a ella.

 Najat El Hachmi.

Es el lugar natural de Carme Riera, junto a su Mallorca natal, y de Najat El Hachmi, aunque su biografía diga que nació en Nador, Marruecos. Y quizás por la convergencia de dos mundos irrenunciables escribió esta última Jo també sóc catalana, La filla estrangera o L’últim patriarca, un alegato libérrimo sobre la sexualidad, la identidad, la familia, el ser mujer, ser catalana, ser marroquí y otros etcéteras estupendos.

Es la ciudad que asedió durante trece meses el Duque de Berwick, de nombre James Fitz-James Stuart y Churchill, nacido en Francia como hijo ilegítimo de un rey, y al que Albert Sánchez Piñol retrata como un marica histérico, sanguinario y poderoso en sus novelas Victus y Vae Victus. Es la ciudad protagonista de una saga divertidísima y documentadísima sobre la Guerra de Sucesión, firmada por un antropólogo independentista y escrita en español, que narra a la vez la beatería de la Generalitat Catalana, la furia de la represión tras la victoria de Felipe V y la esencia misma de la estirpe de los Borbones: ni aprenden ni olvidan. Sánchez Piñol es del Guinardó, pero escribe de maravilla sobre el Congo y sobre la isla donde habita Aneris en La pell freda. Solo un lugar así puede homenajear tantas derrotas, como la de 1714, y hacer día nacional el día fatídico en que perdieron sus fueros y sus instituciones. Solo un lugar así puede tener un himno como Els segadors, que podría competir en la categoría de marcha fúnebre.

Es el laboratorio donde se perpetró el boom latinoamericano. Gracias a Carmen Balcells se convirtieron en gigantes al mismo tiempo Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Alfredo Bryce Echenique, Miguel Ángel Asturias e incluso antes Pablo Neruda. Llevó la cartera de seis Premios Nobel, contando a Camilo José Cela y Vicente Aleixandre.

Jorge Herralde, Coral Majó y Anna Bohigas. Foto: COLITA

Es la fábrica donde se hacen los buenos libros. De la mano de editoras y escritoras históricas como Esther Tusquets o como Jorge Herralde. Y adonde llegan (o llegaron) como a una segunda patria los latinoamericanos Jordi Soler, Rodrigo Fresán, Roberto Bolaño, Juan Pablo Villalobos, Octavio Paz, Guillermo Cabrera Infante, Jorge Edwards o Juan Villoro.

Es Colita fotografiando a toda la gauche divine.

Es la Troya de los que esperan durmiendo a sus puertas, fascinados por su grandiosidad y esperando penetrar en ella quién sabe si para destruirla. Es la que excluye a los barrios, la que genera periferias y una forma de vida de yonki y de pasodoble, de charnego y de lucha obrera. Es la Sant Adrià de Besòs de Javier Pérez Andújar, y la Cornellà de los Estopa. Radio Teletaxi de Justo Molinero. La estridencia de Tijeritas cantando “Del sur a Cataluña”. Es decir, un imán que atrae y que repele según por el lado que vayas. Deseo y decepción. Esplendor y miseria. El lugar de la turismofobia y que al mismo tiempo ha puesto en venta el Barri Gòtic, Gràcia y el Born a precios exorbitados, y donde los paseos en moto por la Barceloneta los hacen los guiris sin camiseta, molestando a los abuelos que se sientan con la silla de ruedas en los portales. Esa Barceloneta donde dibujaba sus versos Joan Salvat-Papasseit, y ahora sobrevive a base de pensiones no contributivas, prestación por desempleo y servicios sociales porque se resiste a morir antes de tiempo a manos de Airbnb y el capitalismo buenrollista.

Terenci Moix. Foto: COLITA                                        

Es la Sodoma del Raval. Terenci Moix imaginando la muerte de Cleopatra con un áspid. El genealogista Armand de Fluvià iniciando el Movimiento Español de Liberación Homosexual y el Front d'Alliberament Gai de Catalunya. Es Ramona Coronado García, Mónica, explicando cuándo perdió la virginidad en su pueblo natal y calculando los hombres a los que se ha tirado. Es Miguel Brau poniendose labios y tetas para convertirse en Carmen de Mairena, creyendo que la televisión le iba a granjear éxito y dinero, sobreviviendo a la vejez y a la pobreza y renunciando a pedir disculpas o a colorear el relato de su vida en la biografía de Carlota Juncosa.

Es Félix de Azúa dando vergüenza ajena por mandar a la alcaldesa Ada Colau al Mercat de la Boqueria. O algo así.

Es Enrique Vila-Matas denostando el realismo español, hablando del futuro constantemente, imaginando y escribiendo viajes que luego cumplirá como por arte de magia. Es el más vanguardista, escritor ocasional en francés, compañero de Paul Auster, desinteresado del vulgar día a día, relatándole a Gemma Nierga cómo es incapaz de comerse un pescado que tenga ojos y de dónde le viene tanta aversión a los peces.

Es la ciudad que saca todos los libros a la calle cada 23 de abril en un lugar que sigue sumando significados, La Rambla. Aquella descripción de García Lorca se materializa hoy con floristas y manteros, carteristas, turistas y mossos d’esquadra. El lugar adonde ya no van los catalanes, dicen los que se precian de auténticos. El lugar adonde vamos todos cada vez que pisamos Barcelona, esa ciudad maravillosa que fue nombrada por la UNESCO hace apenas dos años Ciudad de la Literatura.

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