MADRID. En lo que va de año, la Reserva Federal de EE UU ha subido los tipos en seis reuniones consecutivas en un total de 375 puntos básicos. Si en diciembre la Reserva Federal sigue adelante con una subida prevista de 50 puntos básicos, ésta será la mayor subida acumulada en un año natural desde 1980. Estas subidas, por su velocidad y magnitud, están afectando a la economía estadounidense a fin de reducir la inflación. En este contexto, más del 75% de los gestores de fondos creen que es probable que se produzca una recesión en los próximos 12 meses, un nivel similar al pico de pesimismo alcanzado durante la crisis financiera global de 2009 y la pandemia de la covid-19 en 2020.
Si bien la recesión es una posibilidad muy real, la resistencia de la economía mundial puede sorprender a los inversores, incluso con un endurecimiento tan acusado de las condiciones financieras. Sin duda, el mercado laboral se enfriará, pero los balances saneados de los hogares deberían seguir apoyando el gasto en el sector servicios. Además, algunos de los principales lastres de la economía mundial procedentes de Europa y China están a punto de mejorar -en vez de empeorar- de aquí a finales del primer trimestre de 2023.
No cabe duda de que evitar una recesión sería una buena noticia, pero no supondría una señal de tranquilidad para los activos de riesgo. Una economía más resistente también puede suponer que los bancos centrales tengan que actuar más, y no menos, para que la inflación vuelva a situarse de forma estable en el nivel objetivo. Y esto aumenta los riesgos de un aterrizaje más duro en el futuro. Pero, en nuestra opinión, es demasiado pronto para prever resultados económicos tan negativos. Un entorno de final de ciclo puede prolongarse durante algún tiempo, y los inversores tendrán que ser flexibles y selectivos en 2023 dada esta posible evolución.
Para comprender mejor la dinámica económica de Estados Unidos es necesario analizar el mercado laboral norteamericano en función de los ingresos más bajos y más altos. Los trabajadores con salarios más bajos, contratados en su mayoría en el sector servicios, están experimentando un fuerte crecimiento salarial.
Esto se debe en gran parte a que los trabajadores con ingresos más altos siguen teniendo un gran exceso de ahorro, que están dispuestos a gastar en el sector servicios. Aunque las personas con mayores salarios tienen una menor tendencia al consumo marginal -gastan un porcentaje menor de sus ingresos en comparación con los salarios más bajos-, también representan la mayor parte del consumo total.
A la Fed le corresponde enfriar esta coyuntura y asegurarse de que no se convierta en una espiral de precios y salarios. El endurecimiento de las condiciones financieras por parte de este organismo ha implicado algunos avances en la ralentización de los ingresos laborales agregados, el enfriamiento del mercado de la vivienda y el descenso del consumo de bienes. Pero la dinámica del gasto en el sector servicios antes mencionada forma parte de este ciclo impulsado por la covid-19 y podría ser más difícil de revertir. Creemos que esto significa que la economía estadounidense -y los beneficios probablemente no caigan tan bruscamente como muchos están previendo, aunque también la FED tendrá que mantener los tipos más altos durante más tiempo.
Mientras tanto, China está mostrando signos de flexibilización de las medidas 'cero covid', incluso ante el elevado número de casos. En nuestra opinión, esto supone un compromiso con este cambio de política, que debería permitir un impulso del consumo. Es improbable que el camino siga una línea recta, pero nos parece que la dirección está bastante clara. Nuestra confianza en que China ha tocado fondo se ve reforzada por el hecho de que estos ajustes de la política de la covid-19 se están produciendo al mismo tiempo que el apoyo más completo al sector inmobiliario hasta la fecha. La recuperación de China puede dar el impulso necesario a la desaceleración de las economías desarrolladas, pero también es probable que provoque una subida de los precios de las materias primas. Esto también puede dificultar que la Reserva Federal y otros bancos centrales den marcha atrás con demasiada rapidez.
Jaime Raga es senior CRM de UBS AM Iberia
El bajo crecimiento de la productividad en la Eurozona conduce a una mayor presión inflacionaria que en Estados Unidos, según explica el analista
Se trata de una decisión crítica para los planes de inversión a largo plazo, que afecta tanto a la renta variable como a la renta fija