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LAS SERIES Y LA VIDA  

Son tiempos de sátira política, en las series y en la realidad

13/04/2019 - 

VALÈNCIA. Elecciones. Muchas. Con sus correspondientes campañas electorales. ¡Socorro! Políticos por todas partes lanzando consignas y diciendo de todo, barbaridades incluidas. Familias numerosas con concebidos no neonatos. “Los neandertales también usaban el aborto, esperaban a que naciera y le cortaban la cabeza”. Mitines en holograma. Voy a bajar el SMI. No, no lo voy a bajar, nunca lo dije. Bueno, sí lo dije pero no era así. "Estoy harto de que nuestros hijos no puedan estudiar ni una sola hora en castellano en muchos colegios de la Comunitat Valenciana". Derecho a llevar armas. Toros. Caza. 

La realidad supera a la ficción. En la mesa redonda del LABdeseries sobre “¿Se pueden reír de todo las series?”, el cineasta y escritor David Trueba comentó que muchos políticos son imbatibles y que no se puede competir con sus frases y diálogos en los guiones de las series. Tiene toda la razón. Y eso que hemos visto cosas increíbles en las series políticas. 

Maticemos. Lo hemos visto en las series inglesas y made in USA. En España no, que aquí las (escasas) ficciones sobre política no se mueven en ese terreno, el de la sátira. Lo hicieron hace mucho aquellos inolvidables Guiñoles del Canal +. Sí lo han hecho o lo hacen, y magníficamente bien, programas como Vaya semanita y Polònia. Y en ello están algunos programas como El intermedio o Late Motiv. Unos y otros ayudan mucho a sobrellevar la situación, mil gracias. 

Sin embargo, algo está cambiando porque ahora ha llegado Vota Juan, con mucha ironía, mucha mala leche, humor incómodo y sátira de verdad. La serie de Juan Cavestany y Diego San José es una rara avis, por el tono y por la estructura, con sus capítulos de 30 minutos y temporadas de ocho episodios. Y esperemos que cree escuela. Nada de risas enlatadas, kilos de ironía, magníficos intérpretes encabezados por un Javier Cámara fantástico en la piel de un personaje odioso, y una mirada que se nos antoja muy libre y desprejuiciada. 

'The thick of it'

Claro que para ponerse a tono tenemos dónde elegir. Por ejemplo, The thick of it (2005-2012), la serie de la BBC, una cadena pública que ya quisiéramos por estos lares. Esta serie es una de las pioneras en esto de la sátira contundente. Obra de Armando Iannucci es ya un clásico y un referente. Cámara al hombro, ritmo infernal, personajes a cuál más patético o despreciable para contar las intrigas de un gobierno inglés sometido a escrutinio feroz por parte del asesor del Primer Ministro, el inolvidable y ruin Malcom Tucker, maravillosamente interpretado por Peter Capaldi. La mirada sobre la política es implacable. No se salva nadie. Estos días se ha hablado de ella en València porque tenemos de visita a uno de sus guionistas, Roger Drew, que ha impartido una masterclass y ha disertado sobre cómo es esto de hacer sátira política en las series. 

También Iannucci es el autor de otra de las grandes referentes, Veep, cuya última temporada esta emitiéndose ahora mismo. Y también Roger Drew ha participado en ella como guionista. Ganadora de un montón de Emmys, la vida de Selina Meyer, la vicepresidenta interpretada por Julia Louis-Dreyfus, sigue divirtiendo y destripando las miserias de la más alta política y los más bajos comportamientos. 

'Veep'

Aunque antes de The thick of it estuvo Sí, ministro (Yes, minister, BBC, 1980-1984) y su continuación Sí, primer ministro (Yes, Primer Minister, BBC, 1986-1988). Políticos idiotas, altos funcionarios verdaderamente maquiavélicos, corrupción, batalla brutal por el poder, irresponsabilidad absoluta. Y muchas risas. La terrible visión de la política y de los gobernantes resultaba demoledora y desoladora. Y que la realidad acabe confirmando tanta idiotez y ruindad no consuela nada. En esto, hay que reconocerlo, los británicos nos ganan por goleada. Son capaces de reírse de todo: de su reina, de sus signos de identidad, de sus más inveteradas costumbres, de sus glorias y de sus miserias. 

Nos dejábamos Braindead, la loquísima serie de Michelle y Robert King que solo tuvo, desgraciadamente, una temporada. Eso sí, descacharrante. Una sátira política de ciencia ficción en la que una especie alienígena había invadido y comido los cerebros de varios congresistas estadounidenses. Comienzan a hacer locuras y a aprobar leyes absurdas, pero nadie nota la diferencia y nadie cree a quién lo descubre. Vamos, como en la vida misma. 

'Braindead'

La política, aunque tiene enormes consecuencias en nuestras vidas, es objeto de risa. Y menos mal, porque si no esto sería insoportable. Muchos de los políticos y políticas que aupamos al poder y elegimos (no olvidemos que esto es responsabilidad colectiva), merecen ser objeto de burla. Por su estupidez, por su cinismo, por su ego, por su incompetencia y por mil cosas más. Entre ellas por no respetarnos, por tomarnos por tontos. Reírnos nos libera y lo necesitamos como el que necesita respirar. Que vengan más sátiras, por favor. Aunque tal vez ejercer el voto de forma meditada y responsable, o presionar y exigir que se amplie nuestra participación en las decisiones políticas tampoco nos vendría mal. Para evitar el fascismo, por ejemplo. 

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