VALÈNCIA. Fundación Bancaja ha presentado la exposición Sorolla y Benlliure. Pinceladas de una amistad, que muestra al público la relación de amistad entre Joaquín Sorolla y José Benlliure. La exposición presenta una selección de ocho obras de los pintores valencianos del periodo de entre siglos junto a la reproducción de correspondencia mantenida entre ambos, procedente del Museo Sorolla y la Casa Museo Benlliure.
La exposición muestra al público, por primera vez en València, la serie pictórica de José Benlliure Las cuatro estaciones (1930-1933), un conjunto de cuatro lienzos pertenecientes a la colección de la Fundación Bancaja. En esta serie, Benlliure acerca al espectador a la frondosa naturaleza mitológica. En las composiciones, ocho amorcillos juegan mientras recogen flores en primavera; abundantes frutos, en verano; leña, en invierno; y vendimian en otoño. La serie, de potente cromatismo y pincelada suelta, parece no solo un homenaje a asuntos renacentistas y barrocos italianos, sino también a la pintura valenciana de finales del siglo XIX: en la celebración otoñal, uno de los putti ha perdido las alas para convertirse en un niño que toca la flauta, una figura que recuerda a los bacos y faunos jóvenes de Ignacio Pinazo y Joaquín Agrasot.
Los lienzos han sido restaurados con motivo de esta exposición. El proceso de restauración ha permitido recuperar la luz, color y pigmentos originales, alterados y oscurecidos por el paso del tiempo. En primer lugar, se ha consolidado el estrato pictórico, asentando zonas que mostraban alteraciones. Luego, y previo a levantar la suciedad de las pinturas, se han realizado catas o pruebas de limpieza para diagnosticar grado y tipo de dureza que presentaba la suciedad de la obra. Finalmente, se ha efectuado la separación total de la contaminación, regenerando y recuperando la tonalidad primigenia. Las obras se exponen junto a los bocetos preparatorios conservados por la Casa Museo Benlliure.
Junto a esta serie de Benlliure, se exponen cuatro obras de Joaquín Sorolla: Retrato de una dama (1883. Colección Fundación Bancaja), es una obra de juventud de Sorolla, cuando intentaba abrirse camino en el mundo del arte. Se puede contemplar también Cabeza de niña con flores (1890. Colección Fundación Bancaja), una obra realizada poco después de que Sorolla se instalara en Madrid y que coincide con el año en el que el pintor recibe por primera vez un galardón importante en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Sorolla realizó este retrato de reducidas dimensiones y modelo anónimo cuando todavía estaba formando su personalidad pictórica. El rostro de la pequeña se aproxima a la tradición retratística española, concretamente a Velázquez, para mantener un diálogo con el modernismo cuyo lenguaje se aprecia en el adorno floral.
Otra de las obras expuestas es Otoño. La Granja (1907. Colección Fundación Bancaja), pintada por Sorolla cuando ya era un pintor consolidado y con una factura plenamente reconocible. Dos años después llegaría su gran triunfo en Estados Unidos: la exposición de 1909 en las salas de la Hispanic Society de Nueva York. La presencia de obra de Sorolla se completa con Yo soy el pan de la vida (1896-1897), perteneciente a la colección pictórica de la familia Lladró y que fue un encargo realizado por un político y hacendado chileno para su casa-palacio en Valparaíso.